domingo, 22 de febrero de 2015



22 febrero 2015 – Cuaresma 1º B – Combate espiritual – Resonancias
Marcos 1, 12-15


Las moscas en la miel
Hay tres frentes que asechan a la rectitud moral del hombre: tener más cosas (codicia), disponer de más poder (orgullo), disfrutar más satisfacciones de los sentidos (sensualidad). Por ejemplo: comer es necesario, pero comer en exceso es gula. El elemento común de las tres tentaciones es el egoísmo, el amor desordenado por uno mismo, que nos lleva al orgullo, a la codicia y a la sensualidad, y nos impide amar de verdad. Una fábula para aclarar.

De un panal se derramó su deliciosa miel, y las moscas acudieron ansiosas a devorarla. Y era tan dulce que no podían dejarla. Pero sus patas se fueron prendiendo en la miel y no pudieron alzar el vuelo de nuevo. Ya a punto de ahogarse en su tesoro, exclamaron: -- ¡Nos morimos, desgraciadas nosotras, por quererlo tomar todo en un instante de placer! (Esopo).

A tu alrededor y dentro de ti mismo hay seducciones que pueden arrastrarte fuera del recto camino. Jesús te recomienda estar atento, pensar bien lo que haces, tener control sobre tus apetencias; y además recurrir a la oración para fortalecer tu decisión de llevar una vida en la presencia de Dios que sea agradable a sus ojos. Este es el combate del cristiano. P. Natalio.

“Para mejorar tus confesiones”
Hace unos años Editorial San Pablo editó un librito escrito por el P. Víctor Manuel Fernández (hoy obispo) para ayudar a recuperar la calidad del sacramento de la reconciliación. Me parece oportuno, al acercarte a Pascua, que trates de leer esta información actualizada y práctica sobre un sacramento que quizá has dejado al margen de tu vida cristiana. He aquí un párrafo:

“La confesión puede ser una experiencia profundamente liberadora, que te ayude a crecer y vivir mejor. Además, si este sacramento es un regalo de Jesús a su Iglesia, deberías agradecerlo de corazón. Sin embargo, nuestras confesiones no siempre son un momento profundamente vivido. A veces las vivimos como una molestia necesaria, o como un ejercicio rutinario y mecánico, y quedamos con gusto a poco. Por eso a lo largo de este libro podrás hacer un camino para encontrarle más sentido a tus confesiones y para prepararlas más adecuadamente”.

Así comienza la presentación de estas páginas iluminadoras. Dios quiera que sientas la necesidad de valorar más este sacramento, y hacer de él un camino de crecimiento espiritual.  Que llegues a Pascua con el gozo de un corazón purificado. P. Natalio.

Antes de aterrizar
Más o menos con frecuencia surgen en tu vida los imprevistos. Situaciones inesperadas, que te exigen una reacción rápida. Necesitas sangre fría y aplomo. Aquí juega mucho la experiencia: haber vivido o bien escuchado o leído casos semejantes, y tener un esquema de buenos reflejos. Por eso se ensaya cómo evacuar un edificio en caso de incendio o movimiento sísmico.

En un avión de pasajeros ocurrió un desperfecto. El capitán anunció a los pasajeros:
Señoras y señores, les informo que uno de nuestros motores se detuvo, tendremos que permanecer 15 minutos más volando para aterrizar. A los 15 minutos el piloto volvió a anunciar:
Señoras y señores, hemos perdido otro de nuestros motores, tendremos que permanecer 15 minutos más en el aire para pedir ayuda. La tercera vez el piloto informó:
Hemos perdido el tercer motor. Entonces un pasajero muy preocupado exclamó:
¡Dios mío, si la cosa sigue como va, permaneceremos aquí todo el día!

En la vida moral también pueden ocurrirte situaciones de peligro que se llaman “tentaciones”. Jesús nos aclara que para vencerlas necesitamos estar atentos y orar pidiendo fortaleza para no caer en las seducciones del mal. Está claro también que no debes buscarte las ocasiones de fallar porque “el que busca el peligro en él perecerá”. Que Dios te proteja y bendiga. P. Natalio.
Vivir la Palabra
En la Palabra de Dios encuentras alimento cotidiano y orientación en tu camino, consuelo y fortaleza en tus penas, semillas de vida nueva, promesas de alegría sin fin, normas de vida inocente y pura, maravillosos ejemplos de fe. La Reina de la Paz te pide que pongas el Libro Sagrado en un lugar visible de tu casa y vivas con amor sus mensajes.

“¡Queridos hijos! También hoy los invito a ser portadores del Evangelio en sus familias. Hijitos, no olviden leer la Sagrada Escritura. Pónganla en un lugar visible y testimonien con su vida que creen y viven la Palabra de Dios. Yo estoy cerca de ustedes con mi amor, e intercedo ante mi Hijo por cada uno de ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”

Antes de leer la Palabra puedes orar así: “Concédeme, Señor, escucharte cada día con humildad, en un ambiente de silencio interior. Ayúdame a liberarme de las palabras inútiles que distraen mi espíritu. Haz que, meditando tu Palabra como María en mi corazón, pueda hacerla fructificar en mi vida. Gracias, Jesús, porque tus palabras son espíritu y vida”.  P. Natalio.

“Te conozco y te amo”

El cristianismo es la “gran noticia” que sigue necesitando la humanidad. Jesucristo es la única respuesta a las más íntimas aspiraciones humanas. El es el Camino, la Verdad y la Vida. La ciencia y la tecnología hacen más confortable nuestro cotidiano vivir, pero no nos engañemos: no se puede vivir sin fe, sin Dios.

“Te conozco enteramente, sé todo acerca de ti. He contado hasta los cabellos de tu cabeza. Todo en tu vida tiene importancia para mí. Te he seguido a través de los años y te he amado hasta en tus extravíos. Conozco tus problemas, tus necesidades y preocupaciones. Y sí, conozco tus pecados. Pero te digo de nuevo que te amo, no por lo que tienes o lo que has hecho, te amo por ti, por la belleza y dignidad que mi Padre te dio al crearte a su  imagen. Dignidad y belleza que has empañado por el pecado. Pero te amo como eres, y he derramado mi sangre para rescatarte. Basta que pidas con fe y yo te daré la fuerza para librarte del pecado y de su poder destructor. Jesús.”

Sólo a través de Cristo puedes vislumbrar el rostro de Dios. Su vida y su palabra aclararan la verdad de Dios y la verdad del hombre. Guiado por él, puedes encontrar el sentido de tu vida en este mundo y valorar la vida que te espera conquistada por su entrañable amor en la cruz, para nosotros. P. Natalio.

La Virgen de la Paz
La Virgen de la Paz comenzó a aparecerse a seis jóvenes en Medjugorje, pueblito de Bosnia-Herzegovina, en 1981, y aún hoy los 25 de cada mes sigue apareciéndose a uno de ellos. En estos mensajes, seleccionados entre muchos hay dos constantes: María nos invita a orar y nos asegura que el enemigo de Dios trabaja como nunca.

Hijitos, oren y no permitan que Satanás actúe en sus vidas con malentendidos, incomprensiones y faltas de aceptación entre unos y otros.  25.01.90
Deseo que cada uno de ustedes consagre más tiempo a Dios. Satanás es fuerte y quiere destruirlos y engañarlos de mil maneras. 25.08.90
Les he dicho con frecuencia que “oren, oren”, porque solo mediante la oración ahuyentarán a Satanás y a todo lo maligno que lleva consigo. 18.03.91
Queridos hijos, hoy nuevamente los invito a la oración como nunca antes, ahora que mis planes han comenzado a realizarse. Satanás es fuerte y quiere destruir mis planes de paz y alegría. 25.08.91

La Virgen María, trabaja activamente en la nueva evangelización con sus mensajes tiernos e incisivos. Quiere despertarnos del letargo espiritual que se ha posesionado de nosotros. Nos da el secreto para salir victoriosos en las batallas de este tiempo: orar, orar y orar.  María te da su bendición especial y maternal.  P. Natalio.

Las notas de este domingo han sido seleccionadas de los “Buenos días” del P. Natalio. Ya han comenzado su octavo año de publicación. Si deseas recibirlos cada día, da tu dirección electrónica al Sr. Hugo Torres.

domingo, 1 de febrero de 2015



25 enero 2015 – Domingo 3º B  – ¡Conviértanse!   – Resonancias
 Marcos 1, 14-20

En el Sahara atendía enfermos
Charles De Foucauld (1858-1916) fue educado de niño en la fe católica, pero después de su primera comunión, perdió la fe por causa de los malos amigos. Y dice: “Yo era un impío, un egoísta. De fe en el alma no me quedaba ni huella.” Una mañana de octubre de 1886, estando en París, fue a la iglesia de san Agustín y le pidió al Padre Huvelin que le ayudara a encontrar la paz. El Padre Huvelin le dijo que se arrodillara y se confesara. Después de una larga conversación, aceptó confesarse y así comenzó para él una nueva vida, buscando a Dios con desesperación.

Quiso entrar de trapense en la abadía de Nuestra Señora des Neiges y después en la trapa de Akbes en Siria. Pero se dirigió a Palestina, donde estuvo un tiempo viviendo en Nazaret y Jerusalén. Después volvió a Francia para prepararse al sacerdocio, que recibió el 9 de junio de 1901, a los 42 años. Decía: “En cuanto creí que existía Dios, comprendí que no podía hacer otra cosa que vivir para Él.”

Ordenado sacerdote, se fue a vivir entre las tropas francesas del Sahara, primero en Beni-Abbes. Allí rescató esclavos y atendió a los enfermos, ayudando todo lo posible a los naturales, además de ser capellán de los soldados. Lo llamaban el hermano universal, porque era sacerdote y hermano para todos. Después se fue a vivir entre los tuáregs de Tamanrasset, tratando de acercarlos a Dios, respetando sus costumbres.

A ellos también les ayudaba con sus conocimientos médicos, curando enfermos. Y el tiempo libre lo dedicaba a estar a solas en oración ante Jesús Eucaristía. Decía: ¡Qué delicia tan grande, Señor, poder pasar quince horas sin nada más que hacer que mirarte y decirte: Te amo! Allí lo asesinaron el 1 de diciembre de 1916. Cuando lo encontraron muerto, la custodia, con la hostia consagrada, estaba tirada en la arena a su lado.

Frío como un  sepulcro
Giovanni Papini (1881-1956) era ateo declarado y público. En 1911, a los 31 años, editó un libro Las memorias de Dios, en el que ponía irónicamente en boca de Dios estas palabras blasfemas: “Hombres: haceos todos ateos, y pronto, Dios mismo, vuestro Dios, os lo pide con toda su alma.” En 1912, había publicado Un hombre acabado, en el que ya daba muestras de que su alma estaba desesperada y buscaba una luz. Dice: “Todo está acabado, todo perdido, todo cerrado. No hay nada que hacer. ¿Consolarse? No. ¿Llorar? Para llorar hace falta un poco de esperanza. Y yo no soy nada, no cuento nada y no quiero nada. Soy una cosa, no un hombre. Tocadme, estoy frío, frío como un sepulcro. Aquí está enterrado un hombre, que no puede llegar a ser Dios.”

Y Cristo, que lo estaba esperando, le salió al encuentro. No se sabe cuándo, pero debió ocurrir entre 1919 y 1921. Su amigo Domenico Giuliotti, buen católico, le ayudó en este caminar a Cristo. En 1921, ya era un ferviente católico, enamorado de Cristo. Y su amor lo manifestó en su gran obra Historia de Cristo, que quiere ser un acto de reparación por todos sus escritos anticristianos anteriores, en los que había insultado a Cristo con los términos más vulgares. Una vez convertido, le pidió a su hija Viola que buscara todas las copias de sus obras, especialmente, de Las Memorias de Dios para quemarlas.

Materialista científico y ateo
Henri Bergson (1859-1941) ha sido el mejor filósofo francés. Su camino hacia la Iglesia lo hizo desde el materialismo científico y ateo hasta encontrar a Cristo como plenitud de la fe judía en la Iglesia. Sus libros La evolución creadora y Las dos fuentes de la moral y de la religión, marcaron su descubrimiento de la existencia del alma y de lo espiritual. No llegó a ser bautizado públicamente por no querer traicionar a sus hermanos judíos en tiempos de persecución, pero era totalmente católico de corazón. En su testamento, escrito el 8 de febrero de 1937, dice así:

 ¡Mis reflexiones me han llevado cada vez más cerca del catolicismo, donde yo veo el cumplimiento total del judaísmo. Me habría convertido, si no hubiera visto que se prepara una formidable ola de antisemitismo. Yo he querido quedarme entre los que serán perseguidos. Pero yo espero que un sacerdote católico querrá, si el cardenal arzobispo de París lo autoriza, venir a orar ante mis restos. En caso de que no sea posible esta autorización, habría que dirigirse a un rabino sin ocultarle y sin ocultar a nadie mi adhesión moral al catolicismo así como el deseo manifestado por mí de tener en primer lugar las oraciones de un sacerdote católico.”

El sacerdote católico vino y él, como diría el Padre Sertillanges, recibió un bautismo de deseo, siendo así católico de corazón.
Hijo de un banquero judío

Teodoro de Ratisbona nació en 1802. Era hijo de un banquero judío de Estrasburgo y consideraba al cristianismo como una especie de idolatría. Escribe: “¡Cuántos combates tuve que sostener contra mis prejuicios y mis repugnancias anticristianas! ¡Más que dificultades de orden intelectual eran las torturas de una conciencia judaica las que había de superar! ¡Yo creía en Jesucristo, pero no podía invocarlo ni pronunciar su Nombre! ¡Tan profunda e inveterada es la aversión que sienten los judíos hacia Él!

Estando enfermo, no me atrevía a invocar al Dios de la fe cristiana por temor de ofender al Dios de Abraham. La oscuridad era terrible, pero triunfó la gracia. El nombre de Jesús brotó de mi boca como un grito de angustia. Esto era en la tarde, a la mañana siguiente, mi fiebre había desaparecido y estaba totalmente restablecido. Desde entonces, me fue dulce invocar el Nombre de Jesús. También me atreví a invocar a la Virgen santa y llamarla mi Madre.

Oh, ¡cómo suspiraba por ser cristiano! ¡Cómo temblaba de gozo al asistir a una solemnidad católica! ¡No puedo olvidar la impresión primera que recibí en la celebración de una misa, cuando oí los cánticos sagrados, cuyos acordes resonaban en mi alma, colmándola de paz y recogimiento!”

Teodoro de Ratisbona se convirtió y se ordenó sacerdote, trabajando incansablemente en la conversión de muchos otros judíos, por medio de la Congregación de Nuestra Señora de Sión, que él mismo fundó.

“Sentí que allí estaba Dios”

Sor Mary of Carmel me contaba su conversión en una carta personal. Me escribía así:
Yo nací en Londres, en una familia judía. A los 11 años, mis padres me enviaron a estudiar a una escuela, dirigida por unas religiosas católicas. Un día, una amiga católica me invitó a visitar la capilla del colegio y, al entrar, instantáneamente, sin pensarlo, sentí, con una fuerte claridad, que allí en el sagrario, que yo llamaba Box (caja), allí estaba Dios. No sabría explicarlo, pero esto mismo me pasó en las dos siguientes iglesias católicas que visité. Entonces, me di cuenta de que la Iglesia católica tenía la presencia de Dios y que yo debía hacerme católica y ser religiosa como las hermanas de mi colegio.

Me bauticé a los 14 años. Al día siguiente, hice mi primera comunión. Mis padres se bautizaron y se casaron por la Iglesia cuatro años más tarde. Yo, por mi parte, decidí ser religiosa carmelita descalza, después de leer la Autobiografía de santa Teresita.”

Sor Mary of Carmel me sigue escribiendo desde Up Holland, Inglaterra, donde vive en su convento. Ya tiene 80 años, pero es feliz en su vida religiosa, amando a Jesús, que siempre la sigue esperando en la Eucaristía. (P. Ángel Peña).

Enfermedad pasajera

André Frossard (1915-1995) ha sido uno de los más grandes escritores de Francia del siglo XX. En su libro “Dios existe, yo lo encontré” nos cuenta su conversión. “Fue un momento de estupor que dura todavía. Habiendo entrado a las cinco y diez de la tarde (8-julio-1935) en una capilla del barrio latino (de París) en busca de un amigo, salí a las cinco y cuarto en compañía de una amistad (Jesucristo), que no era de la tierra. Habiendo entrado allí escéptico y ateo de extrema izquierda, volví a salir algunos minutos más tarde, católico, apostólico y romano; llevado, alzado, recogido y arrollado por la ola de una alegría inagotable. Al entrar tenía veinte años. Al salir, era un niño listo para el bautismo.

Fue un acontecimiento que iba a operar en mí una revolución extraordinaria, cambiando en un instante mi manera de ser, de ver, de sentir, transformando tan radicalmente mi carácter y haciéndome hablar un lenguaje tan insólito que mi familia se alarmó. Y creyó oportuno, suponiéndome hechizado, hacerme examinar por un médico amigo, ateo, buen socialista. Después de conversar conmigo, le comunicó a mi padre que la enfermedad no era grave. Esas crisis de misticismo, a la edad en que había sido atacado, duraban generalmente dos años y no dejaban ni lesión ni huellas. No había más que tener paciencia”.

André Frossard, un gran enamorado de Cristo, murió en l995, lleno de Dios. El, como tantos otros, como S. Pablo; como García Morente, el gran filósofo español, que después se hizo sacerdote; como el gran premio Nóbel de Medicina, Alexis Carrel, tuvieron una experiencia extraordinaria de Dios, que les hizo creer en El para siempre. Ojalá que podamos decir como André Frossard en la última página de su libro: “Oh Dios mío, ni toda la eternidad será suficiente para decirte cuánto te quiero”.

NB. Todos los artículos de esta hoja se han seleccionado del libro del P. Ángel Peña “Ateos y Judíos convertidos a la fe católica”. Te recomiendo leerlo en: www.autorescatolicos.org
Gracias por tu visita!!!