domingo, 31 de marzo de 2013

Semanario  Nº 305º
El pequeño clavo
Se construyó una nueva Iglesia y de todas partes acudía gente para
admirarla. Pasaban horas admirando su belleza. Arriba, en lo alto, en
las maderas del tejado, había un pequeño clavo testigo de todo lo que
ocurría. Oía cómo alababan cada detalle de tan encantadora estructura.
Pero nadie lo mencionaba a él. Ni siquiera sabían que estaba allí, y
se sintió irritado y lleno de envidia. ¡Si soy tan insignificante,
nadie echará de menos mi falta!
Entonces el clavo decidió dejar de hacer presión sobre la madera y se
fue deslizando hasta caer al suelo. Aquella noche llovió mucho. Donde
faltaba el clavo, el tejado comenzó a ceder, separándose las tejas. El
agua corrió por las paredes y los bonitos murales. El yeso comenzó a
caerse, la alfombra se manchó y el Misal quedó arruinado por el agua.
Todo esto porque un pequeño clavo desistió de su trabajo. ¿Y el clavo?
Al asegurar las maderas del tejado, pasaba desapercibido, pero era
útil. Ahora, enterrado en el barro, olvidado e inútil, acabó carcomido
por el óxido.

Decálogo de la calidad

1. Trate de hacer todo bien, desde el principio hasta el final,
cuidando los detalles.
2. Planee con tiempo cada uno de los procesos y actividades. Así se
evitarán las improvisaciones que tanto daño hacen a la calidad.
3. Ponga los cinco sentidos en lo que hace -atención y concentración-:
requiere esfuerzo pero vale la pena por la calidad obtenida.
4. No se acelere, declárele la guerra a las urgencias. Serenidad,
calma, pero sin pausa.
5. Revise las cosas dos veces. Tenga una actitud permanente de
evaluación de sí mismo y de todo lo que hace. No se conforme con la
calidad obtenida.
6. Cuidando las cosas pequeñas, la calidad se convierte en excelencia:
cada vez un poco mejor.
7. Tenga ojos para ver lo que otros no ven: detalles que pueden ser
mejorados. Detecte los problemas cuando son pequeños y soluciónelos en
ese momento.
8. De nada sirve cuidar la calidad de vez en cuando, o en algunos
procesos. La calidad es en todo y siempre.
9. Armonía en los detalles. Buen gusto. La calidad es bella y lo
pequeño es hermoso.
10. Calidad en nuestro ser. Calidad en nuestras actividades. Calidad
en las cosas.

Quiero adorarte, Señor

Quiero adorarte, Señor, quiero reconocer una vez más tu inmensa
grandeza. Porque está en cada cosa pero lo superas todo, maravilloso y
sublime. Muchas veces me siento grande o me deslumbro ante los
poderosos de este mundo. Así olvido que todo el universo es un granito
de arena al lado de tu infinita gloria. Tú eres Dios, sólo tú eres
Dios más allá de todo y por encima de todo. Recibe la adoración de
esta pequeña criatura que se postra ante ti. Me someto ante tu sagrada
presencia y mi gloria es adorarte. Porque sólo cuando te adoro soy
verdaderamente grande. Tu poder me levanta y me exalta, tu amor me
libera y me promueve, tu presencia me fortalece y me ilumina. Te adoro
a ti, mi Dios, y a nadie más adoro. Nada más merece en el universo que
me postre. Sólo ante ti me someto, porque eres el único Dios. Amén. P.
V. M. Fernández.

1000 años como un día...

Un economista soñó que Dios lo visitó. Se puso nervioso al no saber
qué decirle a Dios, sin embargo, se acordó que cuando era niño alguien
le dijo que para Dios 1000 años eran como un minuto. Le preguntó a
Dios si esto era cierto y Dios le contestó que sí. El economista le
dijo:
—Entonces, en verdad un millón de dólares viene a ser como un centavo
para ti. Dios le contestó que sí. El economista le dijo:
—¿Qué tal, Dios, si me das un centavo de esos? Dios le dijo:
—Sí, no hay ningún problema, solo que tienes que esperar un minuto.

Pensamientos

- La filosofía de mi vida siempre ha sido que las dificultades se
esfuman cuando se les hace frente con valentía. Isaac Asimov
- Entretenerse en buscar los defectos del prójimo, es señal de que no
nos ocupamos de los nuestros. San Francisco de Sales.
- La humildad es el freno que modera los deseos desordenados de
grandeza. Santo Tomás.
- El que tiene sus ojos fijos en una estrella no se da vuelta atrás.
Leonardo Da Vinci.
- La juventud no se te ha regalado para el placer, sino para el
heroísmo. Paul Claudel
- Graba las palabras de Jesús en tu mente y medítalas una y otra vez
con diligencia, porque tendrás gran necesidad de ellas en el momento
de la tentación. Tomás Kempis.
- En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que
el conocimiento. Albert Einstein.
- Algunos libros son probados, otros devorados, poquísimos masticados
y digeridos. Francis Bacon.

domingo, 24 de marzo de 2013

Semanario  Nº 304º
Carrera de sapos
Érase una vez una carrera de sapos en el país de los sapos. El
objetivo consistía en llegar a lo alto de una gran torre que se
encontraba en aquel lugar. Todo estaba preparado y una gran multitud
se reunió para vibrar y gritar por todos los participantes.
En su momento se dio la salida y todos los sapos comenzaron a saltar.
Pero como la multitud no creía que nadie llegara a la cima de aquella
torre pues ciertamente, era muy alta, todo lo que se escuchaba era:
“no lo van a conseguir”, “qué lástima, está muy alto, es muy difícil,
no lo van a conseguir”. Así la mayoría de los sapitos empezaron a
desistir.
Pero había uno que persistía, pese a todo, y continuaba subiendo en
busca de la cima. La multitud continuaba gritando: “es muy difícil, no
lo van a conseguir”, y todos los sapitos se estaban dando por
vencidos, excepto uno que seguía y seguía tranquilo cada vez con más
fuerza. Finalmente fue el único que llegó a la cima con todo su
esfuerzo.
Cuando fue proclamado vencedor muchos fueron a hablar con él y a
preguntarle como había conseguido llegar al final y alcanzar semejante
proeza. Cual sería le sorpresa de todos los presentes al darse cuenta
que este sapito era sordo.
Sé siempre sordo cuando alguien duda de tus sueños.

Decálogo del respeto
1 Respetar a una persona es tratarla como se merece, de acuerdo a su
dignidad de ser humano (todos somos iguales en este sentido), y a la
posición que ocupa en una colectividad.
2. Vivir los buenos modales, y las normas de educación son señales
claras de respeto a los demás.
3. El respeto implica no apropiarse de ideas ajenas, lo cual sería un
robo; también reconocer los méritos de los demás, sin apropiarse del
éxito ajeno, lo cual es otra injusticia.
4. El respeto implica valorar a cada persona, su fama, su tiempo y sus
pertenencias.
5. Cuando no se puede hablar bien de una persona es mejor callar.
Evite juzgarla, si no tiene obligación de ello.
6. La murmuración destruye el ambiente de trabajo, pues daña las
relaciones interpersonales. No inicie ni propague chismes bajo ninguna
excusa.
7. El respeto es también tolerancia. Es decir no atropellar a otras
personas y valorar las diferencias. Pero hable claro de sus ideas.
8. La cortesía, la amabilidad, el agradecimiento, la puntualidad, las
caras amables... son formas de mostrar respeto.
9. Separar los hechos de las personas está en la raíz del auténtico
respeto: la conducta inapropiada se debe corregir; en cambio a las
personas se les comprende.
10. Valentía para expresar y defender las ideas propias. Respeto y
consideración por las ideas ajenas. El equilibrio entre estas dos
posturas es señal de madurez.

Para sanar ansiedades

Dios mío, mira mis nerviosismos, mi inquietud interior y pacifícame,
Señor, calma mi corazón perturbado, derrama en él tu paz divina. No
dejes que me llene de ansiedades y obsesiones, porque nada de este
mundo vale tanto, nada es divino. Jesús, cura mi ansiedad con tu
mirada paciente. Ayúdame a luchar con paz y gozo, caminando firme,
sereno sin prisas. Quiero trabajar bajo tu luz, sabiendo que
comprendes mis errores y que siempre puedo empezar de nuevo. Porque tú
tienes confianza en mí, me esperas, y deseas que viva sanamente.
Contigo todo será para bien, aunque yo no pueda verlo. Aplaca mi
interior inquieto, seréname y pacifícame. Amén.
Víctor Fernández.

La taza de te

Una señora estaba de cama con gripe. Su hijita quería ser su
enfermera. Le acomodó las almo-hadas y le trajo una revista para que
leyera. Y hasta apareció con una taza de té.
—Eres buenísima.  Le dijo la madre, mientras se tomaba la confortante bebida.
—Ni siquiera sabía que supieras preparar té. —Ah, sí. Le dijo la
niñita. —Aprendí viéndote. Puse las hojas en la tetera, luego le eché
el agua y lo hice hervir, después lo colé en la taza. Pero como no
encontré el colador usé el matamoscas. —¿Qué? Exclamó la madre. Y la
niña agregó:
—Mamá, no te preocupes; no usé el matamoscas nuevo. Usé el viejo.

Pensamientos

- La vida desperdiciada, la vida frustrada, la vida llena de
descontento, y muy a menudo la vida trágica es la vida carente de
decisión. Una vida sin rumbo fijo, nunca puede ser una vida feliz.
William Barclay.
- Una mala inclinación empieza por ser un transeúnte, luego, un
huésped y finalmente el amo. Talmud.
- Sin la humildad que nace del propio conocimiento, no puede haber
ninguna virtud. Porque la humildad es la base de la caridad y de todas
las demás virtudes. Santa Catalina de Siena.
- Los ideales se parecen a las estrellas, porque nunca los alcanzamos;
pero, como los navegantes en alta mar, dirigimos por ellos el curso de
nuestras vidas. Albert Schweitzer.
- Nuestra imaginación nos agranda tanto el tiempo presente, que
hacemos de la eternidad una nada, y de la nada una eternidad. Blas
Pascal.
- Tienes derecho a aferrarte de un extremo del ensueño para seguir
adelante, pero jamás para alejarte de la realidad. Michel Quoist.

domingo, 17 de marzo de 2013

Semanario  Nº 303º
Los ciegos y el elefante
Un príncipe oriental, para dar una lección a sus súbditos sobre la
búsqueda de Dios, hizo reunir un día a muchos ciegos. Después ordenó
que se les mostrase el más grande de sus elefantes sin decirles qué
animal tenían delante.
Cada ciego se acercó al elefante y le tocó en diversas partes de su
cuerpo. Al final el príncipe preguntó qué había palpado cada uno. El
que había tocado las piernas dijo que un tronco arrugado de un árbol.
El que había tocado la trompa, una gruesa rama nudosa. El que había
tocado la cola, una serpiente desconocida. Un muro, dijo el que había
tocado el vientre. Una pequeña colina, el que había tocado el lomo.
Como no se ponían de acuerdo entre ellos, comenzaron a discutir. El
príncipe interrumpió la discusión: —Esta pequeña muestra os hacer ver
que de las grandes cosas conocemos muy poco, y de Dios casi nada.

Signos de madurez

Me sorprende cómo celebran  nuestros jóvenes la llegada de sus 18
años: emborrachándose, fumando, con grandes fiestas, frecuentando
lugares del todo impropios. Se presentan como adultos en la sociedad,
rompiendo sus leyes.
Por el contrario, cuando un joven aborigen de la tribu Maui de las
islas del Pacífico llega a la mayoría de edad, las cosas son
diferentes. Se le somete a una prueba, para comprobar si es realmente
maduro, adulto, y capaz de llevar una vida responsable, y de formar
una  familia. El joven tiene que construir una piragua con sus propias
manos y navegar, totalmente solo, por más de 500 kilómetros de mar
abierto, hasta una lejana isla, de la cual debe traer una flor exótica
de vuelta a casa. Debe sortear todo tipo de peligros.
Si los jóvenes en la sociedad occidental están tan lejos de ser
adultos, ¿no será porque con frecuencia, los adultos les dificultamos
madurar?

Contigo, Señor, nada me falta

Señor, si te tengo a ti no me falta nada. Pero a veces te olvido y mi
corazón quiere ser independiente. Me confundo creyendo que tu amor no
es suficiente. Yo quiero otros afectos, y quiero elegir a quiénes amar
y por quiénes dejarme amar. Ignoro o desprecio a los que no me sirven
para sentirme bien. Sana esa independencia enfermiza, Señor, para que
pueda dejarme tomar por tu amor. Así no despreciaré a nadie, porque
los miraré con tus ojos, y cualquier ser humano será un signo de tu
ternura y de tu cercanía. Sana todo temor a la soledad, Dios mío, y
dame una fe profunda para creer que tú eres real, que tu amor es
verdadero, y que puedes saciar y sobrepasar toda mi sed de amor. Amén.


Cuidado con el perro

Al llegar a la casa del cura, un feligrés notó un anuncio en la puerta
que decía "¡Peligro, cuidado con el perro!" Adentro, vio un indefenso
perro viejo dormido en la entrada de la casa y le preguntó al Padre:
—¿Es este el perro del que la gente debe de tener cuidado?
—Sí, contestó el párroco, ese es. El hombre no pudo aguantar los
deseos de reír y dijo:
—Este ciertamente no parece un perro muy peligroso por lo que veo.
¿Por qué decidió usted poner ese anuncio? Contestó el dueño:
—Porque antes de que pusiera el anuncio, los visitantes siempre
tropezaban con él.

Pensamientos

- Es maravilloso el número de cosas imposibles que la gente decidida
logra realizar. Nosotros deberíamos formar parte de ese equipo. Raúl
Plus.
- No importa cuánto se viva sino cómo se vive. Si se vive bien y se
muere joven, se puede haber contribuido más que una persona hasta los
ochenta años preocupada sólo de sí misma. Martin L. King.
- Concédeme, Señor, buen humor para que sepa gozar de un poco de
felicidad en esta vida y para ayudar a otros a gozar de ella. Santo
Tomás Moro.
- Quien cree que su vida y la de sus semejantes está privada de
significado, no sólo es infeliz sino apenas capaz de vivir. Albert
Einstein.
- Ten tus ojos bien abiertos antes del matrimonio; y medio cerrados
después de él. Benjamín Franklin.
- Es más fácil superar una mala costumbre hoy que mañana. Confucio.
- La humildad por grande que sea, no inquieta, no turba, no agita el
alma; está acompañada más bien de paz, de alegría y de descanso. Santa
Teresa de Ávila.

domingo, 10 de marzo de 2013


Semanario  Nº 302º

En un museo
Un anciano que tenía un grave problema de miopía era un experto en
evaluación de arte. Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le
olvidaron los anteojos en su casa y no podía ver los cuadros con
claridad, pero eso no le frenó en manifestar sus duras opiniones.
Tan pronto entraron en la galería, comenzó a criticar la pintura. Al
detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó
a criticarlo. Con aire de superioridad dijo: "El marco es
completamente inadecuado para el cuadro. El hombre está vestido de una
forma muy ordinaria y andrajosa. En realidad, el artista cometió un
error imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su
retrato. Es una falta de respeto".
El anciano siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró
llegar hasta él entre la gente y lo apartó discretamente para decirle
en voz baja: "¡Querido, estás mirando un espejo!".

Cuando alguien te ama

Cuando alguien te ama, es lento para perder la paciencia contigo.
Cuando alguien te ama, toma las circunstancias de tu vida y las usa de
una forma constructiva para tu crecimiento. Cuando alguien te ama,
está de parte tuya; quiere verte madurar y desarrollarte en el amor.
Cuando alguien te ama, no derrama su ira contigo por todos los
"errorcitos" que cometes, aunque sean muchos. Cuando alguien te ama,
le duele profundamente cuando pierdes el camino, pero te orienta a
seguir la senda correcta.
Cuando alguien te ama, sigue confiando en ti cuando a veces tú ni
siquiera confías en ti mismo. Cuando alguien te ama, nunca te dice que
eres un caso perdido; mas bien trabaja pacientemente contigo porque te
ama y corrige de tal manera que cuesta entender la profundidad del
cuidado que tiene por ti. Cuando alguien te ama, nunca te abandona
aunque muchos de tus amigos lo hagan.
Cuando alguien te ama, se queda a tu lado cuando llegas al fondo de la
desesperación, cuando ve lo que realmente eres y no te juzga sino que
te ve con total justicia, hermosura y amor. Cuando alguien te ama...
es el mayor de todos los dones que demuestran el amor perfecto de
Dios.

Sanación interior

 Señor, vengo a pedirte que entres en lo más íntimo de mi ser y te
hagas presente con tu poder sanador y con tu fuerza liberadora. A
veces sufro inútilmente por cosas que no comprendo; brotan en mí
tristezas, angustias y sentimientos negativos que no sé de dónde
vienen.
Podría disfrutar muchas cosas de la vida y hacer mucho bien, pero esos
estados de ánimo me perjudican. Yo no tengo poder para sanar ese mundo
escondido dentro de mí, pero tú tienes ese poder. Tú que me creaste de
la nada y me regalaste la vida, también puedes curarme. Sólo tú puedes
llegar allí donde nadie puede entrar. Por eso quiero permitirte que
penetres en esas profundidades, que penetres con tu fuerza de vida,
paz y salud, y que sanes toda enfermedad espiritual, toda raíz de
tristeza, de angustia, de soledad, de temor.
Toca, Señor, transforma, cicatriza, acaricia, libera. Realiza esa obra
que sólo tú puedes realizar. Confío en ti, Señor, y espero en ti.
Amén. P. Víctor Fernández.

El camellito pregunta

Mamá, ¿por qué tenemos estas patas tan grandes? —Pues para no
hundirnos en la arena del desierto. —¡Ahhh!, y ¿por qué tenemos estas
pestañas tan largas? —Para proteger nuestros ojos del fuerte sol y de
la arena del desierto. —¿Y por qué tenemos esta jorobota? —Porque en
la joroba guardamos grasa y líquidos para soportar muchos días en el
desierto sin agua ni comida, así podemos tener largas jornadas de
trabajo forzado. —Oye, mamá, ¿y entonces, qué hacemos tú y yo en un
zoológico?


Pensamientos

- En la vida hay algo peor que el fracaso: el no haber intentado nada.
Franklin Rooselvet
- Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la
enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro. Groucho Marx.
- Un fracasado es un hombre que ha cometido un error, pero es incapaz
de convertirlo en experiencia. Elbert Hubbard.
- Hay algo que da esplendor a cuanto existe, y es la ilusión de
encontrar algo a la vuelta de la esquina. Gilbert Chesterton.
- Si la muerte no fuera el preludio de otra vida, la vida presente
sería una burla cruel. Mahama Gandhi.
- Puede ser un héroe lo mismo el que triunfa que el que sucumbe, pero
jamás el que abandona el combate. Tomás Carlyle.
- Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por
estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente,
hermano complaciente. Confucio.

domingo, 3 de marzo de 2013

Semanario  Nº 301
El gigante y el pigmeo
Cuentan de un gigante que se disponía a atravesar un río profundo y se
encontró en la orilla con un pigmeo que no sabía nadar y no podía
atravesar el río por su profundidad. El gigante lo cargó sobre sus
hombros y se metió en el agua.
Hacia la mitad de la travesía, el pigmeo, que sobresalía por encima de
la cabeza del gigante, alcanzó a ver escondidos entre la vegetación de
la otra orilla, a unos indios que los esperaban con sus arcos
preparados. El pigmeo avisó al gigante. Este se detuvo y comenzó a
alejarse hacia atrás. En aquel momento, una flecha se hundió en el
agua cerca del gigante, y así luego otras más, mientras gigante y
pigmeo ganaban la orilla, sanos y salvos.
El gigante dio las gracias al pigmeo, pero éste le replicó: "Si no me
hubiese apoyado en ti, no habría podido ver más lejos que tú”.

Decálogo del espíritu positivo

1. El espíritu positivo es una mezcla de serenidad interior,
optimismo, caras amables y buen humor. Cultive estas cuatro plantas.
2. Tenga ojos para lo positivo, no se detenga en lo negativo
únicamente. Elimine el pesimismo y el derrotismo, considerando los
aspectos positivos de la realidad.
3. No permita que la conducta sea resultado de su estado de ánimo.
Cuando no se sienta bien, sonría; cuando las cosas salgan mal, ríase.
4. Estar siempre alegre es el mejor regalo que puede hacerle a los
demás: sonría y mire con cariño.
5. El lenguaje anima o desanima. Por eso no hable cosas negativas
—críticas, quejas, lamentos-, ni siquiera con el fin de motivar a
otros.
6. Haga de la confianza una clave de su vida. El Espíritu Positivo es
el resultado de confiar en uno mismo, en los demás y en Dios.
7. Vea las realidades presentes con “ojos de futuro”; así tendrá
serenidad. Ahora se ríe de las “tragedias de niño”; después se reirá
de las ‘tragedias de ahora”.
8. No se tome demasiado en serio a sí mismo. No considere los defectos
de los demás como ofensas personales. No haga tragedias de cosas sin
importancia. Así vivirá alegre.
9. Prefiera entre sus amistades a personas alegres y serenas.
Destierre a los “aguafiestas”.
10. Tenga los pies en la tierra y el corazón en un sueño. El
entusiasmo es el estado de ánimo resultante de poseer una visión
esperanzada de la vida. Por eso impóngase retos.

Tu presencia me envuelve, Señor

Señor, tú eres vida, tú eres necesario para mí como el aire que
respiro. Te doy gracias por el don de la vida, porque es maravilloso
existir. Te adoro, Señor, porque así como el aire me rodea y penetra
en mí, así también estoy rodeado por ti, me envuelves con tu
presencia, lleno de vida y de alegría, me penetras con tu gracia y me
transformas con tu presencia. Y junto con el aire que sale de mis
pulmones, llévate todo lo que no me hace feliz, arroja fuera de mí
toda impureza espiritual, expulsa todas mis angustias y tristezas,
todos mis rencores y malos recuerdos, todo egoísmo y toda mala
intención. Llévate todo, Dios mío, y déjame sólo tu gracia, tu vida.
Quédate tú invadiendo todo mi ser y reinando en mí con tu gozo en
medio de mis tareas. Amén.

Toma la vida con humor

Un anciano de 90 años va al peluquero el día anterior a su cumpleaños.
– Ojalá – le dice el peluquero – pueda arreglarlo también el día
anterior a sus 100 años.
– Tiene usted buen aspecto – le replica el anciano – Cuídese bien y
pienso que podrá hacerlo...

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años que posea tractor. Mande foto del tractor"...

Pensamientos

- Con palabras agradables y un poco de amabilidad se puede arrastrar a
un elefante de un cabello. Proverbio persa.
- La excusa es la escalera oculta por donde huye el orgullo herido
para no escuchar reproches.
- El fin de la educación es enseñar al hombre a educarse a sí mismo
cuando los demás hayan terminado de educarlo. Guizot.
- La razón de que no nos atrevemos a hacer las cosas no está en que
éstas son difíciles; las cosas son difíciles porque no nos atrevemos a
hacerlas. Séneca.
- Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse
con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno,
con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no
resulta tan sencillo. Aristóteles.
- El día en que todos los hombres decidieran ser tiranos consigo
mismos, de allí en adelante no habría más revoluciones ni leyes, y
todos serían perfectamente libres. Jacinto Benavente.
- Un asno puede rebuznar cuanto quiera, pero no podrá hacer temblar a
las estrellas. George Eliot.
Gracias por tu visita!!!