25 mayo 2014 – Dgo. 6º de Pascua A – Amas, si cumples… –
Resonancias de la Palabra
Jueguen
este número
Iba Don Bosco caminando
por el centro de Turín, cuando tres conocidos suyos le salieron al paso y le
pidieron ansiosamente que les dijera qué número deberían jugar cada uno para
salir premiados en una lotería. Sin inmutarse el santo les respondió de inmediato:
Jueguen estos tres números: el diez, el cinco y el catorce. ¡La suerte es
segura! Cuando, satisfechos por la indicación de quien sabían tenía el don de clarividencia,
ya se iban a despedir, Don Bosco añadió: Voy a explicarles mi adivinación: el
número diez son los mandamientos de la ley de Dios, el cinco, los preceptos de la Iglesia, y el catorce, las
obras de misericordia. Jueguen siempre estos números y serán afortunados en
esta vida y en la otra.
Frente a la vida eterna que nos espera, es de tremenda importancia no
perder el camino que conduce a la dicha sin fin con Dios. Jesús dijo
claramente: “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero ––¡la lotería!–– si pierde su vida (eternamente)?”
Es una verdad simple de nuestra fe, pero hay vivirla en día a día. Que esta luz
oriente tus tareas de esta semana.
La
alegría de ser bueno
Jenofonte, siglos antes de Cristo, cuenta en sus Memorias esta leyenda sobre Hércules: Un día, cuando
Hércules era jovencito, se le presentaron dos mujeres. Una de ellas le dijo: Sígueme y te llevaré por un camino
agradable y, mientras vivas, no tendrás sino placeres. Yo conozco el camino del
placer sin el dolor. Al preguntarle
cuál era su nombre, ella respondió: Mis amigos me llaman felicidad; mis
enemigos, vicio.
La segunda mujer le dijo: No le creas, no existe la felicidad
sin trabajo y sin esfuerzo. Si me sigues, tendrás dolores, trabajos y
sacrificios, pero serás feliz. Pero el
vicio respondió: Ya ves lo que ella te ofrece, yo en cambio te llevaré
fácilmente a la felicidad sin tanto sacrificio.
Mentira, dijo la virtud, ¿qué
felicidad puedes dar tú? Comes antes de tener hambre y bebes antes de tener
sed. Empujas a tus seguidores al amor antes de la edad determinada por la
naturaleza. Les acostumbras a divertirse por la noche y a dormir durante el
día... Los dioses te arrojan de su compañía y los hombres de bien te
desprecian... Por eso, los que me siguen, sólo comen cuando tienen hambre y
beben solamente cuando tienen sed. Así el pan y el vino tienen un gusto
agradable. El sueño les es más dulce, porque no sacrifican ninguno de sus
deberes y, cuando les llega el último momento, no caen en el olvido, sino que
su recuerdo les sobrevive.
Elige bien tu camino
Recuerda lo que le pasó a Leonardo da Vinci,
el famoso pintor italiano. Un día quiso encontrar un modelo para el Cristo de
su Última Cena y fue recorriendo las calles de la ciudad. Por
fin, encontró a un joven hermoso, cantando en el coro de una iglesia y lo llevó
a su estudio para que representara a Cristo. El joven se llamaba Pietro
Bandinelli.
Dos años más tarde, queriendo encontrar un
modelo para Judas, se fue por las calles de mala fama de Milán y, al fin,
encontró un joven cuyos rasgos revelaban maldad y corrupción. Cuando el artista
lo llevó a su estudio, el joven se echó a llorar amargamente. Entonces,
Leonardo se dio cuenta de que era el mismo Pietro Bandinelli, que había sido su
modelo para el Cristo de su Última Cena. ¿A quién sigues
tú? ¿Al vicio o a la virtud?
“El camino del mal me arruinó”
Alejandro Serenelli. A los 20 años, mató de
catorce puñaladas a María Goretti, porque no quiso ceder a sus deseos
insaciables de impureza. Él estuvo muchos años en prisión, pero su vida se
transformó a raíz de un sueño, en el que vio a María Goretti en un bellísimo
jardín con hermosísimas flores, animándolo a ser bueno. A partir de ese día,
fue un hombre nuevo y pasó los últimos
años de su vida, haciendo penitencia y trabajando de hortelano en un convento
de padres capuchinos. Y él, por propia experiencia, les dice a los jóvenes:
Soy viejo, con casi 80 años. Dando
una mirada al pasado, reconozco que en mi juventud me fui por un camino
equivocado. El camino del mal me condujo a la ruina. A través de revistas,
periódicos y espectáculos, veía que los jóvenes iban en pos del placer, y yo
seguí ese camino. Tenía a mi lado personas creyentes, que me daban buen
ejemplo, pero estaba como ciego por la fuerza de la pasión, que me llevaba por
malos caminos. A mis veinte años cometí el delito del que hoy me horrorizo sólo
de pensarlo. Maté a María Goretti, llevado de la pasión carnal, porque ella no
aceptó mis propuestas. María Goretti ahora es una santa de la pureza y ha sido
un ángel bueno que la
Providencia de Dios ha puesto en mi camino. Rezó por mí y me
perdonó.
Estuve 29 años en prisión. Acepté la
sentencia resignado, espié mi culpa. Durante esos años, María fue mi luz y mi
protectora, y con su ayuda me convertí y he tratado de vivir honestamente. Los
religiosos capuchinos me recibieron como hortelano en su convento desde el año
1936 y con ellos vivo. Ahora espero sereno el momento de llegar al paraíso, de
abrazar a mis seres queridos y de estar cerca de mi ángel protector María
Goretti.
Ojalá que aquellos que
lean esta carta aprendan a huir del mal y de seguir el bien siempre, desde
niños. Piensen en la religión, vivan según sus mandamientos, que es el camino
seguro, incluso en los momentos más dolorosos de la vida
Con
Jesús saldremos victoriosos
El padre Roberto DeGrandis cuenta la siguiente historia: Había una
muchacha de 18 años, que fue a un retiro. Oramos por ella. No usamos ninguna
oración de exorcismo, ni agua bendita ni óleo santo, sino mucha alabanza y amor
a la Virgen María
para que intercediera ante Jesucristo, nuestro liberador.
Después de media hora de oración, la
habitación se iluminó con la presencia del Espíritu Santo. Todos sentimos la
fuerte presencia de Jesús y, el espíritu maligno, que no la dejaba ser feliz,
la dejó libre. Ella se levantó con una sonrisa y pudo unirse a nuestra
alabanza, por primera vez, quizás en su vida. El aspecto de su cara era
distinto, estaba libre, libre en el Señor.
Para ella, ese día fue un gran regalo del
Señor y para nosotros un día de agradecimiento y gozo, porque el Señor nos
enseñó que la oración de liberación no tiene que ser tan desagradable, aunque
siempre es difícil. Él quiso mostrarnos que nadie tiene que vivir bajo la
tiranía de Satanás, porque su victoria sobre la muerte es nuestra victoria.
¿Cuál es el sentido de tu vida?
El famoso escritor y médico inglés A.J. Cronin estaba en una oportunidad visitando la ciudad de Roma. Un día se
fue a dar un paseo por las afueras de la ciudad y se perdió. Buscaba quién le
diera alguna información para volver al hotel, donde le esperaban sus amigos,
cuando vio una capilla y entró en ella. Era la capilla que recuerda cómo
Jesucristo le salió al paso a san Pedro durante la persecución de Nerón y Pedro
le dijo: Quo vadis, Domine? (¿A dónde vas, Señor?). Este suceso está
relatado en la famosa novela Quo vadis del novelista polaco Sienkievicz,
premio nóbel de literatura de 1905. También se hizo famosa la película que
hicieron sobre esta novela y que también se llama Quo vadis.
Pues bien, estando en aquella capilla, Cronin sintió que Jesús le decía:
¿A dónde vas? Como si le preguntara: ¿Cuál es el sentido de tu vida? Cronin
se hizo católico y desde aquel día, en que oyó la voz de Jesús en su corazón,
procuró vivir como un verdadero discípulo de Jesús hasta las últimas
consecuencias.
Se encontró con Jesús
Narciso Yepes, el gran guitarrista español, se encontró un día con
Jesús. Tenía 24 años y estaba en París. Dice: Era por la mañana. Exactamente
el 18 de mayo de 1951... Y me hizo una pregunta interior. Fue una pregunta en
apariencia muy simple: ¿Qué estás haciendo? En ese instante, todo cambió para
mí. Mi respuesta fue inmediata. Entré en la iglesia más próxima. Se
convirtió y era tal su amor por Dios que todos sus conciertos se los ofrecía a
Él. Dice: A Él le encanta mi música. Pero más que mi música lo que le gusta
es que yo le dedique mi atención, mi sensibilidad, mi esfuerzo, mi arte, mi
trabajo. Ser consciente de la presencia de Dios, es una forma maravillosa de
rezar, de orar. Lo tengo bien experimentado. Él se enamoró de Jesús por
haber sentido su voz. ¿Y tú? ¿Serás capaz de seguirle a tiempo completo y para
siempre?
NB. Casi
todas las notas referidas las puedes leer en “¿Eres realmente libre?” del P.
Ángel Peña