Semanario Nº 274º
Miedo de abrir la puerta
En una tierra en guerra, había un rey que causaba espanto. Siempre que
hacía prisioneros, no los mataba, los llevaba a una sala donde había
un grupo de arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del
otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas
de sangre.
En esta sala el rey les hacía formar un círculo y les decía
entonces... "Ustedes pueden elegir entre morir atravesados por las
flechas de mis arqueros o pasar por esa puerta misteriosa". Todos
elegían ser muertos por los arqueros. Al terminar la guerra, un
soldado que por mucho tiempo sirvió al rey se dirigió al soberano y le
dijo: —"Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?" Y le responde el rey:
—"Dime soldado". —"¿Qué había detrás de la horrorosa puerta?". —"Ve y
mira tú mismo", respondió el rey.
El soldado entonces, abrió temerosamente la puerta y, a medida que lo
hacía, rayos de sol entraron y aclararon el ambiente... y, finalmente,
descubrió sorprendido que la puerta se abrió sobre un camino que
conducía a la libertad. El soldado admirado sólo miro a su rey que le
decía: —"Yo daba a ellos la elección, pero preferían morir que
arriesgarse a abrir esta puerta".
La gran cosecha
De la vehemencia y el entusiasmo deben surgir la paz y la serenidad.
De la ilusión debe brotar la lucidez. Del optimismo, la esperanza. De
la risa fácil y de la alegría ruidosa, el apacible y agudo sentido del
humor. De la capacidad de asimilación ha de nacer la riqueza interior.
Del interés abierto a todo, tiene que llegarse a la experiencia
abierta a todo. El ímpetu y el vigor deben producir la paciencia y la
dulzura. La búsqueda inquieta de la felicidad ha de concluir en el
aprecio y la armonía con todo lo que nos rodea. De la fe en los demás
hemos de llegar a la indulgencia y la comprensión de todos. De la
alegría de vivir hay que sacar el gozo de haber vivido. De la
necesidad de amar y ser amado tiene que surgir la derrota de todos los
egoísmos y un amor, al fin, plenamente desprendido. José Luis Martín
Descalzo.
El don de alabar a Dios
Gloria a ti, mi Dios infinito y bello. Señor deslumbrante, vestido de
inmensa luz. Esta pequeña criatura quiere adorarte y reconocer tu
grandeza. Me postro ante ti, Señor, y te pido que toques mi corazón,
que abras mis labios y me regales el don de saber adorarte. No
permitas, Dios mío, que me encierre en mis preocupaciones y penas, no
dejes que mi boca se llene sólo de lamentos. Ayúdame a salir de mí
mismo para alabarte a ti, que eres digno de toda alabanza, mi Dios y
mi Señor amado. Santo eres, bendito seas, alabado y glorificado seas
por tu hermosura, por tu fuerza, por tu bondad, por tu inmensa paz. ¡A
ti sea la gloria por siempre! Amén. (V. M. Fernández).
Condena máxima
Están juzgando a un hombre por asesinato múltiple:
Habla el fiscal:
—Vean, señores del jurado, a este hombre frío y cruel que asesinó a su
esposa, a sus hermanos y a sus padres. Pido para él la pena máxima.
A continuación habla el abogado defensor:
—Señoras y señores del jurado, ¡les pido que tengan un poco de
clemencia para este pobre huérfano!
Pensamientos
- Si una persona es perseverante, aunque sea dura de entendimiento, se
hará inteligente; y aunque sea débil se transformará en fuerte.
Leonardo da Vinci.
- La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos, la cosa más
fácil, hablar mal de los demás. Epitecto.
- La cortesía es el más exquisito perfume de la vida, y tiene tal
nobleza y generosidad que todos la podemos dar. Amado Nervo.
- La cortesía nada cuesta y con ella se compra todo. Bacon.
- Si te vienen a decir que alguno ha hablado mal de ti: no te
preocupes en negar lo que ha dicho; responde solamente que ignora
todos los otros defectos que tienes y que, si los conociera, hubiera
tenido material para hablar mucho más de ti. Epitecto
- Cuando se siente herida, la ostra hace una perla. Emerson.
- Es maravilloso el número de cosas imposibles que la gente decidida
logra realizar. Nosotros deberíamos formar parte de ese equipo. Raúl
Plus.
- Cuando debemos hacer una elección y no la hacemos, esto ya es una
elección. W. James.
- Un asno puede rebuznar cuanto quiera, pero no podrá hacer temblar a
las estrellas. G. Eliot.
Miedo de abrir la puerta
En una tierra en guerra, había un rey que causaba espanto. Siempre que
hacía prisioneros, no los mataba, los llevaba a una sala donde había
un grupo de arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del
otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas
de sangre.
En esta sala el rey les hacía formar un círculo y les decía
entonces... "Ustedes pueden elegir entre morir atravesados por las
flechas de mis arqueros o pasar por esa puerta misteriosa". Todos
elegían ser muertos por los arqueros. Al terminar la guerra, un
soldado que por mucho tiempo sirvió al rey se dirigió al soberano y le
dijo: —"Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?" Y le responde el rey:
—"Dime soldado". —"¿Qué había detrás de la horrorosa puerta?". —"Ve y
mira tú mismo", respondió el rey.
El soldado entonces, abrió temerosamente la puerta y, a medida que lo
hacía, rayos de sol entraron y aclararon el ambiente... y, finalmente,
descubrió sorprendido que la puerta se abrió sobre un camino que
conducía a la libertad. El soldado admirado sólo miro a su rey que le
decía: —"Yo daba a ellos la elección, pero preferían morir que
arriesgarse a abrir esta puerta".
La gran cosecha
De la vehemencia y el entusiasmo deben surgir la paz y la serenidad.
De la ilusión debe brotar la lucidez. Del optimismo, la esperanza. De
la risa fácil y de la alegría ruidosa, el apacible y agudo sentido del
humor. De la capacidad de asimilación ha de nacer la riqueza interior.
Del interés abierto a todo, tiene que llegarse a la experiencia
abierta a todo. El ímpetu y el vigor deben producir la paciencia y la
dulzura. La búsqueda inquieta de la felicidad ha de concluir en el
aprecio y la armonía con todo lo que nos rodea. De la fe en los demás
hemos de llegar a la indulgencia y la comprensión de todos. De la
alegría de vivir hay que sacar el gozo de haber vivido. De la
necesidad de amar y ser amado tiene que surgir la derrota de todos los
egoísmos y un amor, al fin, plenamente desprendido. José Luis Martín
Descalzo.
El don de alabar a Dios
Gloria a ti, mi Dios infinito y bello. Señor deslumbrante, vestido de
inmensa luz. Esta pequeña criatura quiere adorarte y reconocer tu
grandeza. Me postro ante ti, Señor, y te pido que toques mi corazón,
que abras mis labios y me regales el don de saber adorarte. No
permitas, Dios mío, que me encierre en mis preocupaciones y penas, no
dejes que mi boca se llene sólo de lamentos. Ayúdame a salir de mí
mismo para alabarte a ti, que eres digno de toda alabanza, mi Dios y
mi Señor amado. Santo eres, bendito seas, alabado y glorificado seas
por tu hermosura, por tu fuerza, por tu bondad, por tu inmensa paz. ¡A
ti sea la gloria por siempre! Amén. (V. M. Fernández).
Condena máxima
Están juzgando a un hombre por asesinato múltiple:
Habla el fiscal:
—Vean, señores del jurado, a este hombre frío y cruel que asesinó a su
esposa, a sus hermanos y a sus padres. Pido para él la pena máxima.
A continuación habla el abogado defensor:
—Señoras y señores del jurado, ¡les pido que tengan un poco de
clemencia para este pobre huérfano!
Pensamientos
- Si una persona es perseverante, aunque sea dura de entendimiento, se
hará inteligente; y aunque sea débil se transformará en fuerte.
Leonardo da Vinci.
- La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos, la cosa más
fácil, hablar mal de los demás. Epitecto.
- La cortesía es el más exquisito perfume de la vida, y tiene tal
nobleza y generosidad que todos la podemos dar. Amado Nervo.
- La cortesía nada cuesta y con ella se compra todo. Bacon.
- Si te vienen a decir que alguno ha hablado mal de ti: no te
preocupes en negar lo que ha dicho; responde solamente que ignora
todos los otros defectos que tienes y que, si los conociera, hubiera
tenido material para hablar mucho más de ti. Epitecto
- Cuando se siente herida, la ostra hace una perla. Emerson.
- Es maravilloso el número de cosas imposibles que la gente decidida
logra realizar. Nosotros deberíamos formar parte de ese equipo. Raúl
Plus.
- Cuando debemos hacer una elección y no la hacemos, esto ya es una
elección. W. James.
- Un asno puede rebuznar cuanto quiera, pero no podrá hacer temblar a
las estrellas. G. Eliot.