domingo, 26 de junio de 2011

Semanario Nº 213º

Te amo tal como eres
Mi mujer y un grupo de amigas habían iniciado un programa de
autosuperación. Me pidió que le escribiera una lista de seis cosas
que me gustaría que cambiara para ser mejor esposa. Lógicamente, se me
ocurrían muchas cosas que decir (y seguro que ella también tendría
cosas qué decir), pero en lugar de ponerme a escribir, le dije:
“Déjame pensarlo y mañana te daré una respuesta”.
Al día siguiente me levanté temprano y llamé a la florería. Encargué seis rosas rojas para mi mujer y una nota que decía: "No se me ocurren seis cosas que me gustaría que cambiaras. Te quiero tal como eres".
Cuando volví a casa esa tarde, mi mujer me recibió en la puerta;
estaba al borde de las lágrimas. No necesito decir que me alegré de no
haberla criticado como me había pedido. El domingo siguiente en la
iglesia, después de que ella hubo informado del resultado de su tarea,
varias mujeres del grupo se me acercaron y me dijeron: “Fue lo más
bonito que he escuchado”.

Te llamé a vivir
Te hice hermoso con mis propias manos. Te comuniqué mi vida. Deposité
en ti mi propio amor con abundancia. Te hice ver el paisaje y el
color. Te di el oído, para que escucharas el canto de los pájaros y la
voz de los hombres. Te di la palabra para decir "padre", "madre",
"amigo", "hermano", "te amo", "eres importante para mí". Te di mi amor
más profundo. No sólo te di vida, te estoy sosteniendo en ella.
Tú eres mi hijo amado; te conozco cuando respiras y te cuido cuando
duermes. No lo dudes. Mis ojos están puestos en tus ojos. Mi mano la
tengo colocada sobre tu cabeza. Te amo, aunque me olvides o me
rechaces. Te amo, aunque no me ames. Tú bien lo sabes; Podrás ir donde
puedas y donde quieras; hasta allá te seguirá mi amor y te sostendrá
mi mano.
¿O es que crees que yo, como Padre, puedo olvidar a mi hijo? ¡Ni lo
pienses! Desde que te hice, ya no te puedo dejar solo. Camino y sonrío
contigo, ¡vivo en ti! Te lo escribo de mil maneras y te digo al oído y
en silencio. ¡Eres mi hijo! ¡Te amo! Tu Padre Dios.

Señor, dejo en tus manos mis cosas
“Señor, reconozco que a veces el orgullo me hace doler el alma cuando
los que no me quieren me critican o me ignoran. Pero quiero vencer ese
orgullo y conocer la libertad de un corazón simple y humilde. Hoy
levanto la cabeza, Señor, y decido caminar erguido, seguro, con
dignidad, como hijo tuyo amado, como tú quieres que camine, porque tú
me amas. Tú sabes cómo el corazón se me llena de temor, de tristeza y
de dolor cuando creo que me tienen envidia o que desean hacerme daño.
Pero yo confío en ti, mi Dios, que eres infinitamente más poderoso que
cualquier ser humano. Quiero que estén en tus manos todas mis cosas,
mis trabajos, mi vida, mis seres queridos. Todo te lo confío, mi Dios.
Y toca mi corazón con tu gracia para que conozca tu paz, para que de
verdad confíe en ti con toda mi alma y no me debilite con temores y
sospechas. Amén.” P. Víctor Fernández.

Perrito perdido
- Manolo, he perdido a mi perro.
- Pues, pon un aviso en el diario.
- No seas tonto, no sabe leer.

Lavandería
- ¿Hola?
- ¿Aquí lavan ropa?
- No.
- ¡Uy, qué sucios!


Pensamientos
- Cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría, es tiempo de
hacer una pausa y reflexionar. Mark Twain
- Cuando los elefantes luchan, la hierba es la que sufre. Proverbio africano.
- Vida sin fiestas es como un largo camino sin posadas. Demócrito de Abdera.
- Seguirás siendo joven, mientras sigas siendo receptivo de todo lo
hermoso, de todo lo bueno, de todo lo grande. Mac Arthur .
- Cuatro características corresponden al juez: escuchar cortésmente,
responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente.
Sócrates.
- El error de la juventud es creer que la inteligencia suple a la
experiencia; y el error de la edad madura es pensar que la experiencia
sustituye a la inteligencia. Mahatma Ghandi.
- La juventud no se te ha regalado para el placer, sino para el
heroísmo. Paul Claudel
- Si no plantamos el árbol de la sabiduría cuando somos jóvenes, no
podrá prestarnos su sombra en la edad madura. Lord Chesterfield.

domingo, 19 de junio de 2011

Semanario Nº 212

Un pastor filósofo
Un individuo iba paseando por el campo y se encontró un pastor. Por
empezar una conversación con él, lo saludó y le preguntó:
—¿Qué tiempo cree usted que tendremos hoy, buen hombre? Y el pastor
le contestó: —El tiempo que yo quiero. El otro, lógicamente, se quedó
extrañado de la respuesta y le dijo: —¿Y cómo está tan seguro que hará
el tiempo que usted quiere? Y aquí el pastor le explicó su teoría: —Mire; cuando me di cuenta que no siempre puedo tener lo que quiero,
aprendí una cosa que siempre me ha sido muy útil: querer siempre lo
que tengo. Por esto estoy tan seguro que hará el tiempo que yo quiero.

Decálogo de la paz
1. Mira a todos con respeto y benevolencia.
2. No hables mal de nadie, no condenes a ninguna persona, a ningún
rupo, a ninguna institución, a ningún pueblo.
3. Perdona las injurias presentes y pasadas, líbrate de las garras del
odio, guarda la libertad de tu corazón para amar; para convivir; para
comenzar una vida nueva cada día.
4. Desea sinceramente la paz con todos, la colaboración, la
convivencia, el gozo de la fraternidad y del servicio.
5.Trata de simplificar los problemas en vez de agrandarlos; no
acumules las sombras, en todo busca los resquicios de luz y los
caminos de la esperanza.
6.Ten el valor de negarte a colaborar con cualquier proyecto violento,
apártate de los que enseñan y practican el odio, la venganza, el
chantaje y la violencia.
7. Crea en torno a ti sentimientos y actitudes de paz, de concordia,
de convivencia, de misericordia y de consuelo.
8.Apoya a los que trabajan sinceramente por la paz, en la verdad, en
la libertad y en la justicia.
9.Dedica algún tiempo a trabajar tú también por la paz, con serenidad,
con esperanza y generosidad.
10. Pide a Dios que te dé el espíritu de sabiduría y de bondad, de
fortaleza y generosidad para ser instrumento de su bondad y de su amor
en un mundo renovado donde todos podamos vivir en la verdad, el amor,
la libertad y la fraternidad.

Para encontrar la felicidad
“Señor, a veces pretendo un paraíso para ser feliz. Me lamento porque
la vida de cada día está llena de límites, de imprevistos, de
cansancios y preocupaciones. Sin embargo, igualmente me invitas a ser
feliz. Ayúdame a encontrar la felicidad en medio de las dificultades,
sabiendo que estás conmigo. Recuerdo que tu cruz siempre trae
bendiciones, y cuando te ofrezco mis dificultades allí siempre nace
una bendición. Te doy gracias, Señor, por las cosas buenas que aprendo
gracias a las dificultades, porque así me enseñas a convivir, a
entregarme y a hacer el bien. Gracias porque me haces madurar y
crecer, y porque estás conmigo en cada momento. Amén.”

La mamá a su hijo travieso
- En castigo, ya mismo te encerrás en tu cuarto. ¡Y me traés la llave!

Como el año pasado
- Tengo unas ganas de irme de vacaciones como el año pasado...
- ¿El año pasado te fuiste de vacaciones?
- No, pero tenía unas ganas...

Un pequeño error
.- Doctor, ¿por qué está vestido de blanco y hay tanta luz aquí?
- Hijo mío, no soy el doctor. Soy san Pedro.

Pensamientos
- Planea con tiempo cada uno de los procesos y actividades. Así se
evitarán las improvisaciones que tanto daño hacen a la calidad.
Decálogo de la calidad.
- Cuando existe comprensión es más fácil disculpar, ser compasivo,
amable y vivir la tolerancia. Decálogo de la comprensión.
- Ten por seguro y por cierto que perdonar y amar, es siempre más
importante que tener razón. Decálogo de la convivencia.
- Sólo por hoy seré feliz con la certeza de que he sido creado para la
felicidad. Decálogo de la serenidad.
- Busca tiempo para meditar. Es un ejercicio necesario para llegar a
la profundidad de tu corazón. Decálogo para aprovechar el tiempo.
- Trata de simplificar los problemas en vez de agrandarlos; no
acumules las sombras, en todo busca los resquicios de luz y los
caminos de la esperanza. Decálogo de la paz social.
- Para ofrecer un buen servicio no es suficiente dominar unas técnicas
de relaciones humanas. Se requiere disciplina, sentido del deber,
compromiso con los principios y querer a la gente. Decálogo del buen
servicio.

domingo, 12 de junio de 2011

Semanario Nº 211º

La cúspide y el valle
Cuando llegó el sauce a la comarca buscando fortuna, la cúspide y el
valle se apresuraron a hacerle sus ofrecimientos. La primera,
codiciando tan admirable adorno para su calva cabeza, lo buscó por la
vanidad. Le ponderó la gloria que sería para él dominar desde lo alto
de tan imperial cima todas las tierras encerradas en el horizonte, con todas sus plantas, grandes y pequeñas, y sus habitantes, desde el insecto imperceptible hasta el hombre orgulloso.

Se dejó tentar el sauce y quiso subir hasta la cúspide. Pero cuanto
más subía, más iba sufriendo de la sed y de la violencia del viento;
se marchitaban sus hojas; sus mejores ramas se quebraban; y cuando vio
lo que todavía tenía que arrostrar para llegar, le gritó a la cúspide
que no lo esperase, pues encontraba por demás áspera la senda de la
gloria. Bajó hasta el valle. Allí lo saludó discretamente el arroyuelo
cantor, ofreciéndole sin reserva las aguas de su curso. El viento,
atajado por las montañas vecinas, apenas era un céfiro acariciador que
le refrescaba suavemente la melena, y los pájaros, alegres, venían por
bandadas a reñir y a gorjear entre su follaje.

El valle le ofreció la hospitalidad: modesta y retirada, sin gloria y
sin honores; era la vida que en él se hacía, pero vida tranquila, de
paz profunda. El sauce allí se quedó.
En las alturas sólo resiste el árbol inquebrantable o la planta
rastrera. G. Daireaux.

Billetes falsos
El Gobierno de los Estados Unidos no le enseña a los agentes del
Ministerio de Hacienda a detectar billetes falsos mediante el estudio
cuidadoso de un sinnúmero de billetes falsificados. Al contrario, les
muestra una y otra vez los billetes genuinos hasta que retengan en su
memoria el diseño en sus menores detalles. Entonces, cuando un billete
falsificado es colocado delante de ellos, lo reconocen al instante
porque no está de acuerdo con el diseño que sus ojos buscan.
Hermano/a, ¿conoces la voz del Señor? La única manera que puedes saber
si la palabra que lees o escuchas es la de Dios, es leerla o
escucharla con tanta frecuencia que, cuando leas o escuches una
palabra extraña, la puedas reconocer de inmediato. Es mil veces más
sabio dedicar tiempo para aprender la única palabra verdadera que
tratar de aprender a detectar una multitud de palabras o voces falsas.

El don de alabar a Dios
“Gloria a ti, mi Dios infinito y bello. Señor deslumbrante, vestido de
inmensa luz. Esta pequeña criatura quiere adorarte y reconocer tu
grandeza. Me postro ante ti, Señor, y te pido que toques mi corazón,
que abras mis labios y me regales el don de saber adorarte. No
permitas, Dios mío, que me encierre en mis preocupaciones y penas, no
dejes que mi boca se llene sólo de lamentos. Ayúdame a salir de mí
mismo para alabarte a ti, que eres digno de toda alabanza, mi Dios y
mi Señor amado. Santo eres, bendito seas, alabado y glorificado seas
por tu hermosura, por tu fuerza, por tu bondad, por tu inmensa paz. ¡A
ti sea la gloria por siempre! Amén.” V. Fernández.

Ahora mismo
El gran músico Rossini estaba invitado a cenar en casa de una señora
muy distinguida en París, la cual tenía fama de ser muy avara. Y, en
verdad, como la fama, así fue la cena. Rosssini, bendecido por el
cielo con un buen apetito, se levantó de la mesa con hambre. Habiendo
llegado la hora de la despedida, la condesa agradeció al ilustre
artista su visita y expresó el deseo de verlo pronto como huésped en
otra cena en su casa.
—Con mucho gusto, —replicó el músico—, si me permite ahora mismo.

Pensamientos
- Haz el trabajo con entusiasmo, de buena gana, con empeño, aunque
estés cansado y te suponga esfuerzo. Decálogo de la laboriosidad.
- Ser honesto es ser transparente; Es necesario desprenderse de las
máscaras que el ser humano se pone para defenderse, para ocultar sus
inseguridades o miedos. El recelo, la agresividad, las apariencias son
algunas de estas máscaras. Decálogo de la honestidad.
- Que predomine en ti el sentido de equipo, sus intereses están por
encima del lucimiento personal. Decálogo del deportista.
- Todo proceso es susceptible de ser mejorado. Cualquier problema
puede tener una mejor solución. Este convencimiento es la raíz de la
creatividad y la innovación. Decálogo de la creatividad.
- Tengan la necesaria valentía para cortar a tiempo la relación si
consideran que su convivencia será difícil. Decálogo de los novios.
- Por lo menos una vez al día, trata de decir algo cariñoso, o un
cumplido agradable a tu cónyuge. Que sea sincero. Decálogo del
matrimonio feliz.
- Valora los méritos sean de quien sean. Aplaude las buenas acciones
aunque sean del rival deportivo. Decálogo del espectador de deportes.

domingo, 5 de junio de 2011

Semanario Nº 210º

El ombú
Erguido en la planicie, orgullosamente asentado en sus enormes raíces,
el ombú extendía en la soledad sus opulentas ramas. En busca de un
paraje en donde edificar su choza, llegó allí un colono con su
familia. —¡Qué árbol hermoso! -exclamó uno de los hijos-; quedémonos
aquí, padre mío.
Seducido por el aspecto del árbol gigante, consintió el padre. De una raíz iba a atar con soga larga, para que comiera, el caballo del carrito en el cual venía la familia, cuando vio que allí no crecía el
pasto y tuvo que retirar el animal algo lejos del árbol. Mientras
tanto, el hijo mayor, a pedido de la madre, cortaba unas ramas para
prender el fuego y preparar el almuerzo. Pero pronto vieron que con
esa leña, sólo se podía hacer humo.
Uno de los muchachos, entonces, para calmar el hambre, se trepó en las
ramas altas y quiso comer la fruta del árbol. Se dio cuenta de que
aquello no era fruta, ni cosa parecida.
—¡Hermoso árbol! -dijo entonces el padre- para los pintores y poetas.
Pero no produce fruta, su leña no sirve, y su sombra no dejaría
florecer nuestro humilde jardín. Orgulloso, inútil y egoísta; más bien
dejarlo solo. Vámonos a otra parte. G. Daireaux.

Los niños
Vienen en pesos, medidas y colores surtidos, se los encuentra en todos
los sitios: encima de... debajo de... al lado de... dentro de...
corriendo por... o saltando sobre...
Las mamás los adoran, los adultos los ignoran... y el cielo los protege.
Un muchachito es la verdad con cara sucia, la sabiduría con los
cabellos despeinados y la esperanza con el porvenir, con una rana en
el bolsillo.
Un muchachito tiene el apetito de un caballo, el estómago de un
tragaespadas, la energía de una carreta cargada de piedras, la
curiosidad de un gato, los pulmones de un dictador, la fantasía de un
Julio Verne, la timidez de una violeta y cuando se pone a fabricar
algo, tiene cinco martillos por mano.
Les gustan los helados, los cortaplumas, las limas, la navidad, el
amiguito que vive en frente, los bosques, el agua, (en su ambiente
natural), los animales grandes, el papá, los trenes, el domingo por la
mañana, y los carros de bomberos.
No ve con buenos ojos las visitas, la escuela, los libros sin
ilustraciones, las lecciones de piano, las corbatas, los peluqueros,
las muchachitas, las personas mayores, ni el momento de acostarse.
Nadie como él se levanta tan rápido, ni llega tan tarde a la cena.
Ningún otro se arriesga a meter en un bolsillo un clavo roñoso, una
manzana, un metro de piolín, un paquete de tabaco vacío, dos
caramelos, una moneda y un suplemento del pato Donald doblado en
cuatro.
Un niñito es una criatura mágica: se lo podrá echar de la habitación
donde uno está leyendo, pero no del corazón, ni del pensamiento.
Un pequeñín vale tanto que es nuestro carcelero, nuestro superior,
nuestro manda más: un terremoto en miniatura con la cara manchada de
chocolate y barro. Pero cuando por la tarde vuelven padre y madre,
cansados, disgustados y llenos de preocupaciones, él es el único capaz
de renovar las esperanzas y de colmar de alegrías; con sus mágicas
palabras: "hola papá"; "un besito, mamá". (Alan Beck)

Súplica al Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo, y envía desde el cielo un rayo de tu luz. Ven,
Padre de los pobres, ven a darnos tus dones, ven a darnos tu luz.
Consolador, lleno de bondad, dulce huésped del alma, suave alivio de
los hombres. Tú eres descanso en el trabajo, templanza de las
pasiones, alegría en nuestro llanto. Penetra con tu santa luz en lo
más íntimo del corazón de tus fieles.
Sin tu ayuda divina no hay nada en el hombre, nada que sea inocente.
Lava nuestras manchas, riega nuestra aridez, cura nuestras heridas.
Suaviza nuestra dureza, elimina con tu calor nuestra frialdad, corrige
nuestros desvíos
Concede a tus fieles, que confían en ti, tus siete sagrados dones.
Premia nuestra virtud, salva nuestras almas, danos la eterna alegría.
Amén, aleluya.

Zoología al día
Al concluir el tema de zoología, la maestra recapitulando pregunta a
los alumnos:
- ¿Cómo se llama el animal que cambia de color?
- Semáforo, señorita.

La culpa no es mía
- Juancito, hijo mío, tus notas son muy bajas… ¡esto merece una paliza!
- Es verdad papá. Yo sé donde vive la maestra.

Tampoco la culpa es mía
Desde la mesa la maestra ordena;
- Jaimito, despierta a tu compañero.
- No... Usted lo ha dormido, usted lo despierta.

Pensamientos
- El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra. Es dos
veces bendito: bendice al que lo da y al que lo recibe. William
Shakespeare.
- El que no ha sufrido no sabe nada; no conoce ni el bien ni el mal;
ni conoce a los hombres ni se conoce a sí mismo. Fenelón.
- Pensar es el trabajo más difícil que existe. Quizá esa sea la razón
por la que hay tan pocas personas que lo practican. Henry Ford.
- La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un
diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados. Mark
Groucho, humorista.
- En un mundo donde las novedades tecnológicas provocan un desarrollo
jamás antes conocido, es importante no ignorar las realidades
fundamentales de la vida interior: la compasión, la simplicidad del
corazón y de la vida, la humilde confianza en Dios, el gozo sereno.
Hno. Roger, de Taizé.
- Procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que vemos en
los otros y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados. Tengamos
a todos por mejores que nosotros. Santa Teresa de Ávila.
Gracias por tu visita!!!