domingo, 19 de agosto de 2012

Semanario  Nº 273

El globo negro

Un niño negro contemplaba extasiado al vendedor de globos en la feria
del pueblo. El pueblo era pequeño y el vendedor había llegado pocos
días atrás, por lo tanto no era una persona conocida. En pocos días la
gente se dio cuenta de que era un excelente vendedor ya que usaba una
técnica muy singular que lograba captar la atención de niños y
grandes.
En un momento soltó un globo rojo y toda la gente, especialmente los
potenciales, pequeños clientes, miraron como el globo remontaba vuelo
hacia el cielo. Luego soltó un globo azul, después uno verde, después
uno amarillo, uno blanco... Todos ellos remontaron vuelo al igual que
el globo rojo... El niño negro, sin embargo, miraba fijamente sin
desviar su atención, un globo negro que aún sostenía el vendedor en su
mano.
Finalmente decidió acercarse y le preguntó al vendedor: Señor, si
soltara usted el globo negro. ¿Subiría tan alto como los demás? El
vendedor sonrió comprensivamente al niño, soltó el cordel con que
tenía sujeto el globo negro y, mientras éste se elevaba hacia lo alto,
dijo: No es el color lo que hace subir, hijo. Es lo que hay adentro.

La esperanza

“Si no existiera la esperanza, el corazón estallaría”, escuchamos  por
ahí. Necesitamos cultivar diariamente la flor de la esperanza porque
ella nos alienta y nos ayuda a superar las penurias más agudas. Un
sabio consejo árabe recomienda: “No desesperes en medio de las más
sombrías aflicciones de tu vida, pues de las nubes más negras cae un
agua limpia y fecundante”.

Pero la esperanza no es siempre fácil: “La esperanza es un riesgo
insoslayable. Podría decirse que es el mayor de los riesgos. La
esperanza no es satisfacción propia, sino la más grande y más difícil
victoria que el hombre puede obtener sobre el alma”, (George
Bernanos).
La esperanza busca lo bueno en la gente, en lugar de subrayar lo malo.
La esperanza descubre lo que se puede hacer, en lugar de protestar por
lo que no se puede. La esperanza obtiene su poder de una profunda
confianza en Dios y en la bondad innata de la humanidad. La esperanza
enciende una vela, en lugar de maldecir la oscuridad. La esperanza
considera los problemas, grandes y pequeños, como oportunidades.

La esperanza no abriga ilusiones ni cede ante el cinismo. La esperanza
fija grandes metas, y no se frustra por dificultades o reveses
repetidos. La esperanza empuja hacia delante cuando sería fácil
abandonar. La esperanza se conforma con modestos logros, pues se da
cuenta que “el viaje más largo comienza con un paso”. La esperanza
acepta los malos entendidos como el precio de hacer un bien mayor a
otros. La esperanza es una buena perdedora porque tiene la seguridad
divina de la victoria final: “Van a tener que sufrir mucho en este
mundo, pero sean valientes, yo he vencido al mundo”, (Jn 16, 13).

Un corazón humilde y libre

Señor, enséñame a gozar de las cosas buenas sin necesidad de poseerlas
o de aferrarme a ellas. Te reconozco a ti como el único Salvador y rey
de mi vida. No permitas que pierda la serenidad cuando algo se acabe,
no dejes que me llene de angustias por temor a perder algo. Sólo
abandonándorne ante ti podré sanar mis angustias, sabiendo que nada es
absoluto. Sólo tú. Señor mío, dame un corazón humilde y libre, que no
esté atado a las vanidades, reconocimientos, aplausos. Dame ese
desprendimiento, Señor, libérame del orgullo, para que pueda trabajar
intensamente, pero con la santa paz y la inmensa felicidad de un
corazón disponible. Te entrego todos mis deseos, todos mis sueños,
todas mis necesidades. Colma mi interior insatisfecho como tú quieras
y cuando quieras. Yo no quiero empecinarme en encontrar la felicidad a
mi modo y prefiero confiar en tu amor, que me dará lo que necesito y
me conviene. Gracias, Señor. Amén. (Víctor M. Fernández).

Entre artistas

Bernini, famoso escultor, y Borromini, notable arquitecto, eran dos
personas que no se llevaban bien, por decirlo suavemente. Una vez, se
le encargó a Bernini que hiciera una fuente en cierta plaza de Roma,
al frente de la residencia de ambos. En la fuente diseñó, entre otras
esculturas, la estatua de un hombre que se tapaba el rostro… Cuando le
preguntaron a Bernini qué significaba esa actitud, respondió
maliciosamente: “No quiere ver la casa proyectada por Borromini”.

Pensamientos

- El humilde conocimiento de ti mismo es un camino más seguro hacia
Dios que el camino de la ciencia. Tomás Kempis
- Si añades un poco a lo poco y lo haces así con frecuencia, pronto
llegará a ser mucho. Hesíodo.
- La constancia es el complemento indispensable de todas las demás
virtudes humanas. Giuseppe Manzini.
- El aburrimiento ha entrado en el mundo por la puerta de la pereza. La Bruyère.
- Ten buena conciencia y tendrás siempre alegría. Si alguna alegría
hay en el mundo, la tiene seguramente el hombre de corazón puro. Tomás
Kempis.
- El amigo verdadero demuestra su autenticidad en las horas adversas. Cicerón.
- Nada que un hombre haga lo envilece más que el permitirse caer tan
bajo como para odiar a alguien. Martin Luther King.
- La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador
tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas. Sigmund Freud.
- No hay talento más valioso que el de no usar dos palabras cuando
basta una. Thomas Jefferson.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita!!!