domingo, 3 de marzo de 2013

Semanario  Nº 301
El gigante y el pigmeo
Cuentan de un gigante que se disponía a atravesar un río profundo y se
encontró en la orilla con un pigmeo que no sabía nadar y no podía
atravesar el río por su profundidad. El gigante lo cargó sobre sus
hombros y se metió en el agua.
Hacia la mitad de la travesía, el pigmeo, que sobresalía por encima de
la cabeza del gigante, alcanzó a ver escondidos entre la vegetación de
la otra orilla, a unos indios que los esperaban con sus arcos
preparados. El pigmeo avisó al gigante. Este se detuvo y comenzó a
alejarse hacia atrás. En aquel momento, una flecha se hundió en el
agua cerca del gigante, y así luego otras más, mientras gigante y
pigmeo ganaban la orilla, sanos y salvos.
El gigante dio las gracias al pigmeo, pero éste le replicó: "Si no me
hubiese apoyado en ti, no habría podido ver más lejos que tú”.

Decálogo del espíritu positivo

1. El espíritu positivo es una mezcla de serenidad interior,
optimismo, caras amables y buen humor. Cultive estas cuatro plantas.
2. Tenga ojos para lo positivo, no se detenga en lo negativo
únicamente. Elimine el pesimismo y el derrotismo, considerando los
aspectos positivos de la realidad.
3. No permita que la conducta sea resultado de su estado de ánimo.
Cuando no se sienta bien, sonría; cuando las cosas salgan mal, ríase.
4. Estar siempre alegre es el mejor regalo que puede hacerle a los
demás: sonría y mire con cariño.
5. El lenguaje anima o desanima. Por eso no hable cosas negativas
—críticas, quejas, lamentos-, ni siquiera con el fin de motivar a
otros.
6. Haga de la confianza una clave de su vida. El Espíritu Positivo es
el resultado de confiar en uno mismo, en los demás y en Dios.
7. Vea las realidades presentes con “ojos de futuro”; así tendrá
serenidad. Ahora se ríe de las “tragedias de niño”; después se reirá
de las ‘tragedias de ahora”.
8. No se tome demasiado en serio a sí mismo. No considere los defectos
de los demás como ofensas personales. No haga tragedias de cosas sin
importancia. Así vivirá alegre.
9. Prefiera entre sus amistades a personas alegres y serenas.
Destierre a los “aguafiestas”.
10. Tenga los pies en la tierra y el corazón en un sueño. El
entusiasmo es el estado de ánimo resultante de poseer una visión
esperanzada de la vida. Por eso impóngase retos.

Tu presencia me envuelve, Señor

Señor, tú eres vida, tú eres necesario para mí como el aire que
respiro. Te doy gracias por el don de la vida, porque es maravilloso
existir. Te adoro, Señor, porque así como el aire me rodea y penetra
en mí, así también estoy rodeado por ti, me envuelves con tu
presencia, lleno de vida y de alegría, me penetras con tu gracia y me
transformas con tu presencia. Y junto con el aire que sale de mis
pulmones, llévate todo lo que no me hace feliz, arroja fuera de mí
toda impureza espiritual, expulsa todas mis angustias y tristezas,
todos mis rencores y malos recuerdos, todo egoísmo y toda mala
intención. Llévate todo, Dios mío, y déjame sólo tu gracia, tu vida.
Quédate tú invadiendo todo mi ser y reinando en mí con tu gozo en
medio de mis tareas. Amén.

Toma la vida con humor

Un anciano de 90 años va al peluquero el día anterior a su cumpleaños.
– Ojalá – le dice el peluquero – pueda arreglarlo también el día
anterior a sus 100 años.
– Tiene usted buen aspecto – le replica el anciano – Cuídese bien y
pienso que podrá hacerlo...

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"Estanciero de 38 años desearía contraer matrimonio con joven de 30
años que posea tractor. Mande foto del tractor"...

Pensamientos

- Con palabras agradables y un poco de amabilidad se puede arrastrar a
un elefante de un cabello. Proverbio persa.
- La excusa es la escalera oculta por donde huye el orgullo herido
para no escuchar reproches.
- El fin de la educación es enseñar al hombre a educarse a sí mismo
cuando los demás hayan terminado de educarlo. Guizot.
- La razón de que no nos atrevemos a hacer las cosas no está en que
éstas son difíciles; las cosas son difíciles porque no nos atrevemos a
hacerlas. Séneca.
- Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse
con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno,
con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no
resulta tan sencillo. Aristóteles.
- El día en que todos los hombres decidieran ser tiranos consigo
mismos, de allí en adelante no habría más revoluciones ni leyes, y
todos serían perfectamente libres. Jacinto Benavente.
- Un asno puede rebuznar cuanto quiera, pero no podrá hacer temblar a
las estrellas. George Eliot.

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