domingo, 19 de diciembre de 2010

Semanario Nº 186º

Casimiro, el posadero
Tata Dios había querido que su hijo naciera como la gente, porque a Él
le gusta que nazcan y vivan como la gente. A veces somos nosotros
quienes no dejamos a Dios, ni a la gente, nacer y vivir como la gente.
Imagínense a La Pampa cuando era campo. Imagínense las ruedas de las
carretas que hacían viajes. María y José tuvieron que emprender un
camino, una huella.
Llegaron a la tardecita a Belén. Estaba todo arreglado para que Jesús
naciera en la piecita de la posada que había en Belén. Lo único que
faltaba era que el posadero dijera que sí. Pero dijo que no. Eso no
hizo que se parara el nacimiento de Cristo, el que quedó fuera de la
historia era Casimiro, el posadero. Porque Jesús nació lo mismo, al
lado de un pesebre. Pongámosle que con el tiempo se murió Casimiro, y
ahora, en estos tiempos, viendo cómo los chicos hacen el pesebre, él
debe estar pensando: si hubiera dicho que sí, todos estarían haciendo
mi casita. Yo sería san Casimiro. Y por haber dicho que no, en mi
lugar hay un buey.
Qué triste debe ser la Navidad de aquél que por haber dicho que no se
quedó afuera. Ahora digo, ¿vos y yo entraremos al pesebre? (Menapace),

Mensaje del Niño Dios

Nací pobre, para que tú puedas considerarme tu única riqueza. Nací
pequeño, para que tú no busques dominar a los otros. Nací en un
pesebre, para que tú aprendas a dignificar cualquier ambiente. Nací
débil, para que tú no tengas miedo de mí.
Nací por amor, para que tú no dudes nunca de mi amor. Nací de noche,
para que tú creas que yo puedo iluminar cualquier realidad. Nací como
hijo de María, para que también en ella tengas una madre. Nací en la
sencillez, para que tú dejes de ser complicado.
Nací humildemente, para que tú puedas evitar todo orgullo. Nací en el
anonimato, para que tú puedas evitar todo exhibicionismo. Nací como un
niño, para que tú aprendas a ser sencillo como los niños. Nací sin ser
recibido por la humanidad, para que tú sepas que yo te recibo siempre
con mi gracia y mi perdón.

Esperando Navidad
Jesús, te estoy esperando. Ya se acerca la Navidad y estoy preparando
en mi vida un espacio para que vengas a llenarlo con tu presencia. Yo
sé que siempre estás conmigo, pero sé también que cuando toda la
Iglesia te espera y te invoca, te haces presente de una manera nueva y
más intensa. Por eso, Señor, en este adviento quiero prepararte un
lugar, quiero hacer brotar un nuevo deseo de ti, quiero alimentar mi
necesidad de ti, quiero dejar nacer ansias y sed de ti. Ven, Señor, a
mi vida. Ven a destruir esos ídolos que se han apoderado de mí y me
han dejado más triste y más vacío. Ven a devolverme la esperanza, la
libertad, la frescura y el entusiasmo. Ven con esa vida nueva que todo
lo cambia. Ven, Jesús, para que contigo renazca mi alegría. Amén. (V.
Fernández).

Maté a un mosquito
—Padre – dice un niño al confesor – me acuso de haber matado un mosquito.
—Pero, hijo. Eso no es ningún pecado.
—Es que lo he matado con un martillo.
—Sigue sin ser ningún pecado.
—Es que estaba en la cabeza de mi hermano...

Pensamientos
- Cuando hay entrega generosa y perseverante, aunque los talentos sean
limitados, se hará un buen camino. Santiago Alberione.
- Si te quejas diciendo que falta tiempo, te diré que el tiempo es
cuestión de preferencias; y las preferencias dependen de las
prioridades. Se tiene tiempo para lo que se quiere. Ignacio Larrañaga.
- Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado.
Un esfuerzo total es una victoria completa. Mahatma Gandhi.
- La valentía menos común y más necesaria es la que nos hace soportar
todos los días, sin testigos ni elogios, las peripecias de esta vida.
Bernardino de san Pedro
- El que tiene la verdad en el corazón no debe temer jamás que a su
lengua le falte fuerza de persuasión. John Ruskin
- Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se
quedan como amos. Confucio.

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