domingo, 4 de marzo de 2012

Semanario Nº 249º

El pequeño clavo
Se construyó una nueva Iglesia y de todas partes acudía gente para
admirarla. Pasaban horas admirando su belleza. Arriba, en lo alto, en
las maderas del tejado, había un pequeño clavo testigo de todo lo que
ocurría. Oía cómo alababan cada detalle de tan encantadora estructura.
Pero nadie lo mencionaba a él. Ni siquiera sabían que estaba allí, y
se sintió irritado y lleno de envidia. ¡Si soy tan insignificante,
nadie echará de menos mi falta!
Entonces el clavo decidió dejar de hacer presión sobre la madera y se
fue deslizando hasta caer al suelo. Aquella noche llovió mucho. Donde
faltaba el clavo, el tejado comenzó a ceder, separándose las tejas. El
agua corrió por las paredes y los bonitos murales. El yeso comenzó a
caerse, la alfombra se manchó y el Misal quedó arruinado por el agua.
Todo esto porque un pequeño clavo desistió de su trabajo. ¿Y el clavo?
Al asegurar las maderas del tejado, pasaba desapercibido, pero era
útil. Ahora, enterrado en el barro, olvidado e inútil, acabó carcomido
por el óxido.

Cómo ayudar con acierto
Al triste, no le preguntes la historia de su desgracia, sino dile que
en ti tiene un amigo.
Al que llora, no indagues el origen de su llanto, sino dile que tú
tienes un hombro, un pañuelo, una sonrisa.
Al que anda tambaleante por la vida no analices con él por qué no ha
llegado nunca a ninguna parte, mejor dile que tú tienes una luz, un
consejo y un apoyo por si llegara a necesitarlos.
Al que anda sin templo y sin oración no le preguntes por qué es un
descreído, llévalo a Dios y mételo en el secreto de tu plegaria.
A esos que hacen un caos de su vida no les preguntes qué causa su
confusión, mejor muéstrales el rostro sosegado de tu fe y el fluir
constante de tu serenidad.
Al que anda dolido y agotado con su cruz, no le preguntes por qué le
pesa tanto, mejor ayúdalo a que Dios se irradie sobre él… Y poco a
poco irá llegando la luz.
Al que se resiste a seguir, y se siente vencido, no le andes por las
normas, las deducciones y los raciocinios, mejor dale la mano, y dile:
“¡Voy contigo!”
No le preguntes a cada uno su necesidad, mejor demuéstrales que
siempre hay un sueño más asombroso que su mala suerte. Hay un Dios.
Hay una oración. ¡Y hay un milagro!

Ante la naturaleza
Padre, tú has creado este universo para que me ayude a conocerte mejor
y a amarte mejor. Cada rayo de luz, cada flor, cada nuevo paisaje a la
vuelta del camino es un mensajero oportuno que me invita, por senderos
fáciles, a subir hasta ti.
El rocío de la noche y el gallo que canta por la mañana, el viento que
murmura al pasar y el pan sobre la mesa, todo me habla de tu bondad.
Pero me falta la atención del corazón para encontrarte en todas las
cosas. Consérvame un alma vibrante, entusiasta, un alma joven, que no
se canse de leer el poema de la Naturaleza. Ayúdame a encontrar bajo
los colores y los sonidos tu pensamiento divino, como el lector
encuentra, bajo las letras del libro, el pensamiento del autor.
¡Que la Naturaleza sea para mí un templo grandioso, donde cada detalle
me revele tu gloria, tu poder y tu bondad!

En el tribunal judicial
- ¿Qué hacía usted la noche del crimen?
- Estuve durmiendo, señor juez.
- ¿Podría probarlo?
- Claro, tráinganme una cama

Pensamientos
- Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente
existe, eso es todo. Oscar Wilde.
- Una vez terminado el juego el rey y el peón vuelven a la misma caja.
Proverbio italiano
- La vida no es un problema para ser resuelto, es un misterio para ser vivido.
Anónimo
- Mis viajes más bellos, los más dulces, los he hecho al calor del
hogar, con los pies en la ceniza caliente y los codos reposando en los
brazos desgastados del sillón de mi abuela [...]. ¿Por qué viajar si
no se está obligado a ello? [...]. Es que no se trata tanto de viajar
como de partir; ¿quién de nosotros no tiene algún dolor que distraer o
algún yugo que sacudir? George Sand.
- La ciencia se puede aprender de memoria, pero la sabiduría no.
Laurence Sterne.
- Toda vida hermosa es una vida entregada. Levaliet-Montal
- El don de sí es la condición de una vida. Ernesto Hello.

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