miércoles, 7 de julio de 2010

Semanario Nº 162º – 4 de julio 2010

Tesoro bajo tierra

Un labrador oyó un ruido bajo la rueda del rastrillo de su arado. Miró con curiosidad, y descubrió desenterrado un cofre lleno de monedas de oro. ¡Qué suerte! - dijo -. Lo tomó, y lo enterró profundamente en su jardín. "¿Qué hacer con eso?" - se preguntó-. Se imaginó todo lo que podría comprar, y finalmente se decidió. Este cofre lleno de monedas de oro sería su seguridad en caso de una dura temporada. Y tal seguridad cambió su carácter: de precavido pasó a ser relajado, de gruñón pasó a ser agradable, y eliminó su vida intolerante. De hecho, vislumbró una vida hermosa y feliz, sabiendo que aunque llegaran tiempos duros, podría hacerles frente.

Sus últimas horas llegaron y antes de morir, reunió a sus hijos y les reveló su secreto. Murió instantes después. El día siguiente, sus hijos cavaron en el lugar indicado. Encontraron el cofre, pero ¡qué sorpresa, estaba vacío! Las monedas habían sido robadas al labrador desde hacía más de 10 años.

Decálogo del espectador de deportes

- Quien solo va a ver ganar, corre el riesgo de ver perder.

- El precio de la entrada no incluye la bajeza de insultar.

- Está alerta, el fanatismo te pondrá fuera de la racionalidad.

- No te ampares en el anonimato de la masa, compórtate con dignidad.

- Apoya y anima, nunca descalifiques.

- Valora los méritos sean de quien sean. Aplaude las buenas acciones aunque sean del rival deportivo.

- Apártate de quien incita y reclama conductas violentas.

- El conocimiento de las reglas te ayudará a ser objetivo.

- Valora el esfuerzo y el trabajo al juzgar los hechos, nunca el éxito o el fracaso.

- El rival deportivo no es un enemigo. Solo cada persona puede ser enemiga de sí misma.

Para cambiar actitudes

Señor, a veces lo que me trae problemas, son mis defectos o mí forma de actuar. Quizás no quiero reconocer esos defectos, y me los oculto a mí mismo. Mis actitudes, mis palabras o mis miradas despiertan el rencor de los demás, la envidia o el desprecio. Señor, ayúdame a descubrir mis actitudes de orgullo, egoísmo o indiferencia, ayúdame a ver todo eso que cae mal a los ojos de los demás. Y dame tu ayuda divina para que pueda cambiar. Porque si mis actitudes son más agradables y sinceras, las malas miradas de los demás se disiparán como el vapor. Tócame con tu gracia, y embelléceme con virtudes y dones que me hagan más agradable a los ojos de los hermanos. Quiero ser un instrumento tuyo para bendecirlos y hacerles bien. Tómame, Señor. Amén. Víctor Fernández.

Un pequeño error

El médico saca el termómetro del bolsillo, y, al ir a recetar, pregunta:

—¿Dónde habré puesto la birome?

El enfermo sacándola de la axila:

—¡Está aquí, doctor!

Cuestiones de fama

—Mi fama, querido colega - dice un médico a otro - después de diez años de actividad, es conocida en el mundo entero.

—Pues la mía - responde un compañero- es conocida en el otro mundo.

Pensamientos

- Nada más natural que los demás mueran. Pero, tener que morirme yo, yo mismo… ¡eso es demasiado fuerte! Xavier de Maistre.

- El ojo y las alas de una mariposa bastan para aplastar a un ateo. Diderot.

- Cuanto más pequeño es el corazón tanto más odio alberga. Víctor Hugo.

- Vasito de barro: ¿por qué te quieres poner tan alto? ¿No ves que si te caes, te quiebras? ¿No sabes que el aroma de tus flores se percibe mejor si estás abajo? Vicente Gar-Mar.

- El optimista no es aquel que no ve las dificultades, sino aquel que no se asusta ante ellas y no se echa para atrás. Por eso podemos afirmar que las dificultades son ventajas, las dificultades maduran a las personas, las hacen crecer. Anónimo.

- Cuando fuiste martillo no tuviste clemencia, ahora que eres yunque, ten paciencia. Refrán
- Es muy propio de nuestra vanidad negarnos a aceptar lo malo en nosotros. Queremos mantenernos en la ilusión de una vida intachable. Carlos Aldunate.

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