domingo, 17 de octubre de 2010

Semanario Nº 177º

Mensaje de Jesús para ti
¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida?
Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te irá mejor. Cuando te
abandones en mí, todo se resolverá con tranquilidad según mis
designios. No desesperes; no me dirijas una oración agitada, como si
quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos.
Cierra los ojos del alma y dime con calma: “Jesús, yo confío en ti”.
Evita las preocupaciones y angustias y los pensamientos sobre lo que
pueda suceder después. No estropees mis planes, queriéndome imponer
tus ideas. Déjame ser Dios y actuar con libertad. Abandónate
confiadamente en mí. Reposa en mí y deja en mis manos tu futuro.
Dime frecuentemente: “Jesús, yo confío en ti”. Lo que más daño te hace
es tu razonamiento y tus propias ideas y querer resolver las cosas a
tu manera. Cuando me dices: “Jesús, yo confío en ti”, no seas como el
paciente que le pide al médico que lo cure, pero le sugiere el modo de
hacerlo. Déjate llevar en mis brazos divinos, no tengas miedo. Yo te
amo.
Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración,
sigue confiando. Cierra los ojos del alma y confía. Continúa
diciéndome a toda hora: “Jesús, yo confío en ti”. Necesito las manos
libres para poder obrar. No me ates con las preocupaciones inútiles.
Confía sólo en mí, abandonándote en mí. Así que no te preocupes, echa
en mí todas tus angustias y duerme tranquilamente. Dime siempre:
“Jesús, yo confío en ti”, y verás grandes milagros. Te lo prometo por
mi amor. Jesús
Extraño joven pide comida
Un joven macilento, en harapos y descalzo se presentó en la puerta del convento atendida en aquella ocasión por santa Faustina. Era un día muy frío y lluvioso y el mendigo parecía congelado por el riguroso invierno. Pidió algo caliente para comer… Corrió la portera a la cocina, pero no encontró nada para los pobres. Sin embargo, después de buscar un rato encontró un poco de sopa que enseguida calentó, poniendo en ella un poco de pan desmigajado. Volvió contenta y se lo dio al pordiosero que lo comió ávidamente.
En el momento que le retiraba el tazón, una voz interior le dijo que era el mismo Jesús, Señor de cielo y tierra, a quien había socorrido. Pero en cuanto lo vio tal como es, desapareció de su vista. Cuando se dirigía hacia el interior del convento, pensando en lo que había sucedido, oyó estas palabras en el alma: Hija mía, han llegado a mis oídos las bendiciones de los pobres que, alejándose de la puerta me bendicen y me ha agradado esta misericordia tuya dentro de los límites de la obediencia, y por eso he bajado del trono para gustar del fruto de tu misericordia. Santa Faustina algo había presentido, cuando observando al joven se preguntaba a sí misma: ¿Qué clase de pobre es éste del cual se transparenta tanta modestia?

Actitud positiva
Normalmente encontramos dos clases de personas en la vida: las que siempre esperan lo peor en cualquier situación, y las que imaginan lo mejor y esperan lo positivo. ¿En cuál grupo estás? ¿Con los pesimistas o con los optimistas? Ojalá seas de aquellos que, cuando se propone algo bueno, comienzan a generar ideas para ver cómo se puede hacer. En efecto, es desesperante tratar a los que buscan razones y sinrazones para mostrar que algo no se puede hacer. Que un día lluvioso sea para ti un día diferente y no un día terrible, que veas en cada obstáculo un desafío y no un problema. Está demostrado que atraemos lo que pensamos. De ahí que si esperas lo peor vas a encontrarlo. Elige concentrarte en lo positivo. Pobre de ti si en cada heridita ves ya una hinchazón, en cada resfriado una pulmonía y en cada llovizna una tempestad. Ten presente que el optimista siempre gana, ya que él nunca anticipa dolores ni angustias posibles o probables. Tú también elige contemplar la cara risueña de la existencia.

¡Ven, Espíritu Santo!
¡Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor!
Envía, Señor, tu Espíritu para darnos nueva vida.
Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos. Dios Padre nuestro,
que iluminaste los corazones de tus fieles
con la luz de tu Espíritu Santo,
haz que –guiados por ese mismo Espíritu–
sepamos discernir lo que es recto
y gocemos siempre de su alegría. Por JC nuestro Señor. Amén.

Humor en el fútbol
En la cancha desde la tribuna estaban cargando a un futbolista que era cabezón.
—¡Cabeza de zapallo!
—Tenés la cabeza como un globo terráqueo.
De pronto un señor le grita al cabezón:
—¡No le hagás caso! Vos tenés la cabeza común…
—¡Gracias, hermano! —exclamó el futbolista.
—…común camión!!! Aplausos y carcajadas en la tribuna.
Pensamientos
- Solamente una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida. Albert Einstein.
- La paciencia en un momento de enojo evitará cien días de dolor. Proverbio Tibetano
- Los hombres fraternales son la salud del mundo. José Alzin.
- Haz todo el bien que puedas; por todos los medios que puedas; de todas las maneras que puedas; en todos los lugares que puedas; tantas veces como puedas; a todas las personas que puedas, por todo el tiempo que puedas. John Wesley.
- El silencio es el ambiente en el que crecen todas las grandes realizaciones. Carlyle
- Ser sincero no es decir todo lo que se piensa, sino no decir nunca lo contrario de lo que se piensa. André Maurois
- Todos para uno y uno para todos. Alejandro Dumas
- Un camino de mil millas comienza con un paso. Benjamín Franklin.
- El fracaso fortifica a los fuertes. Saint Exupery.

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