domingo, 4 de noviembre de 2012

Semanario  Nº 284º

Jesús le habló a un niño

En la Inglaterra protestante, un misionero católico predicaba a muchos
niños sobre la Sagrada Eucaristía. Uno de los pequeños se conmovió
tanto al oír que Jesús nos ama y nos protege, que a la mañana
siguiente, levantándose muy temprano, corrió a la Iglesia y se acercó
al altar. Dada su pequeña estatura, no podía llegar al Sagrario; se
subió entonces a la mesa del altar y golpeando la puertecita preguntó:
—¿Estás aquí, Jesús? Al no oír respuesta, volvió a decir: — ¿Estás
aquí, Jesús? Contéstame. Me lo han dicho en la catequesis. El pequeño
trató de escuchar, pero al no oír nada insistió: —Querido Jesús, yo
creo en ti y te amo. Contéstame, por favor. Esta vez Jesús dejó oír su
voz: —Sí, estoy aquí, pequeño, ¿qué es lo que necesitas de mí? El niño
con voz temblorosa, musitó: —Mi padre no es cristiano; te pido por
favor que lo conviertas, Jesús mío. Y Jesús le dijo: —Tu oración ha
sido escuchada. El niño volvió a su casa contento y muy devoto; ese
mismo día su padre se confesaba y retornaba a Dios.

Aprender a amar

Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida; cuando
tenga sed, dame alguien que precise agua; cuando sienta frío, dame
alguien que necesite calor. Cuando sufra, dame alguien que necesita
consuelo; cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del
otro; cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar alguien; cuando
esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos. Cuando quiera
que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi
comprensión; cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien
a quien pueda atender; cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención
hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos; dales, a través
de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, sino también nuestro
amor misericordioso, imagen del tuyo. Teresa de Calcuta

Por las almas del Purgatorio

¡Señor omnipotente, que por el amor que tienes a los hombres te
dignaste revestirte de nuestra naturaleza, vivir entre privaciones,
sufrir una pasión dolorosísima y morir finalmente en la Cruz! Te
suplicamos, por los infinitos méritos que con tu Sangre preciosísima
nos adquiriste, dirijas tus ojos de piedad a los tormentos que sufren
en el Purgatorio las almas benditas. Ellas salieron de este valle de
lágrimas en estado de gracia y, para expiar las deudas que contrajeron
con tu divina justicia, sufren los ardores de aquellas llamas. Acepta,
pues, Dios de misericordia, las súplicas que por ellas humildemente te
ofrezco, sácalas de aquella tenebrosa cárcel y llévalas a la gloria
del Paraíso. Te recomiendo particularmente las almas de mis parientes,
de mis bienhechores espirituales y temporales, y en especial de
aquéllas que, con mi mal ejemplo, hayan podido recibir ocasión de
pecado. Virgen Santísima, Madre de piedad, consuelo de los afligidos,
intercede por esas almas, a fin de que por tu intercesión potentísima,
vuelen al cielo para gozar de la gloria que les está preparada. Amén.

Consulta al abogado

Es un hecho real que se puede ganar una o muchas batallas, pero
terminar perdiendo la guerra. Es lo que dicen con claridad estos
refranes castellanos: “El que ríe último, ríe mejor”, “No cantes
victoria antes de gloria” y “No te duermas sobre los laureles”. Todos
estimulan a perseverar en el esfuerzo y la vigilancia. Un
universitario no puede contentarse con aprobar una o varias
asignaturas, sino todas para obtener su título de arquitecto, médico o
ingeniero.

Un carnicero acude al  despacho de su vecino abogado y le formula una

consulta, —¿Se puede denunciar al dueño de un perro que ha entrado en
la carnicería y se ha llevado un bife?
—Claro, responde el abogado. — Y ¿a cuánto ascendería la multa que le
podría caer al dueño del perro? El abogado responde:  —A trescientos
€. —Pues, es usted dueño del perro, —responde el carnicero —tengo
varios testigos que pueden certificarlo. Ya me está pagando esa
cantidad si no quiere que formule la denuncia. El abogado, sin
inmutarse, le entrega los billetes. Al día siguiente, el carnicero
recibe una nota que indica lo siguiente: "Por consulta al abogado,
factura 600 €".

Se cuenta en la historia de Grecia y Roma que Pirro, rey de Epiro, en

una expedición contra los romanos, gracias a la sorpresa que causaron
sus elefantes salió vencedor. Pero le resultó tan caro el triunfo que
respondió a los generales que lo felicitaban: “Con otra victoria como
ésta, estoy perdido”. Cuídate de estos triunfos a lo Pirro, como el
del carnicero. P. Natalio.

Pensamientos

- El aburrimiento ha entrado en el mundo por la puerta de la pereza. La Bruyère.
- Los animales son buenos amigos, no hacen preguntas y tampoco
critican. George Eliot.
- Debemos amar a Dios porque Él es Dios, y la medida de nuestro amor
debe ser amarlo sin medida. San Bernardo.
- Los ojos y las alas de una mariposa bastan para aplastar a un ateo. Diderot.
- Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces,
pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos como
hermanos. Martin Luther King.
- Suavizar las penas de los otros es olvidar las propias. Abrahán Lincoln.
- Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te
ahorrarás disgustos. Confucio.

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