domingo, 2 de enero de 2011

Semanario Nº 188º

Lucha hasta vencer
En una pequeña escuelita rural había una vieja estufa de carbón muy
anticuada. Un chiquito tenía asignada la tarea de llegar al colegio
temprano todos los días, para encender el fuego y calentar el aula
antes del que llegaran su maestra y sus compañeros. Una mañana,
llegaron y encontraron la escuela envuelta en llamas. Sacaron al niño
inconsciente, más muerto que vivo del edificio. Tenía quemaduras
graves en la mitad inferior de su cuerpo y lo llevaron de urgencia al
hospital del condado. En su cama, el niño, horriblemente quemado y
semi-inconsciente, oía al médico que hablaba con su madre. Le decía
que seguramente su hijo moriría, pues el fuego había destruido la
parte inferior de su cuerpo.
Pero el valiente niño no quería morir. Decidió que sobreviviría. De
alguna manera, para gran sorpresa del médico, sobrevivió. Una vez
superado el peligro de muerte, volvió a oír a su madre y al médico
hablando despacito. Dado que el fuego había dañado en gran manera las
extremidades inferiores de su cuerpo, le decía el médico a la madre,
habría sido mucho mejor que muriera, ya que estaba condenado a ser un
inválido toda la vida, sin la posibilidad de usar sus piernas.

Una vez más, el valiente niño tomó una decisión. No sería un inválido;
caminaría. Pero desgraciadamente, de la cintura para abajo, no tenía
capacidad motriz. Sus delgadas piernas colgaban sin vida. Finalmente,
le dieron de alta. Todos los días, su madre le masajeaba las piernas,
pero no había sensación, ni control; nada. No obstante, su
determinación de caminar era más fuerte que nunca. Cuando no estaba en
la cama, estaba confinado a una silla de ruedas.
Una mañana soleada, la madre lo llevó al patio para que tomara aire
fresco. Ese día, en lugar de quedarse sentado, se tiró de la silla. Se
impulsó sobre el césped arrastrando las piernas. Llegó hasta el cerco
de postes blancos que rodeaba el jardín de su casa. Con gran esfuerzo,
se subió al cerco. Allí, poste por poste, empezó a avanzar por el
cerco, decidido a caminar. Empezó a hacer lo mismo todos los días
hasta, que hizo una pequeña huella junto al cerco. Nada quería más que
darle vida a esas dos piernas.
Por fin, gracias a las oraciones fervientes de su madre y sus masajes
diarios, su persistencia férrea y su resuelta determinación,
desarrolló la capacidad, primero de pararse, luego de caminar
tambaleándose, por fin, logró caminar solo y finalmente correr. Empezó
a ir caminando al colegio, después corriendo, por el simple placer de
correr. Más adelante, en la universidad, formó parte del equipo de
cañera sobre pista.
Y aún después, en el Madison Square Carden, este joven que no tenía
esperanzas de que sobreviviera, que nunca caminaría, que nunca tendría
la posibilidad de correr, este joven determinado, Glenn Cunningham,
llegó a ser el atleta estadounidense que ¡corrió el kilómetro más
veloz el mundo!

Autenticidad – Dejar huellas
Un hombre que acababa de encontrarse con Jesús resucitado, iba a toda
prisa por el camino de la vida, mirando por todas partes y buscando.
Se acercó a un anciano que estaba sentado al borde del camino, y le
preguntó: - Por favor, señor, ¿ha visto pasar por aquí a algún
cristiano? El anciano, encogiéndose de hombros, le contestó: Depende
del tipo de cristiano que ande buscando.

Perdone, -dijo contrariado el hombre- pero soy nuevo en esto y no
conozco los tipos que hay. Sólo conozco a Jesús. Y el anciano añadió:
Pues sí, amigo; hay de muchos tipos y maneras. Los hay para todos los
gustos: hay cristianos por cumplimiento, cristianos por tradición,
cristianos por costumbres, cristianos por superstición, cristianos por
obligación, cristianos por conveniencia, cristianos auténticos..."
¡Los auténticos!, ¡ésos son los que yo busco! ¡los de verdad! -
exclamó el hombre emocionado.

- ¡Vaya!, -dijo el anciano con voz grave-. Esos son los más difíciles
de ver. Hace ya mucho tiempo que pasó uno de esos por aquí, y
precisamente me preguntó lo mismo que usted. - ¿Cómo podré
reconocerlo? Y el anciano contestó tranquilamente: - No se preocupe,
amigo. No tendrá dificultad en reconocerlo. Un cristiano de verdad, no
pasa desapercibido en este mundo de sabios y engreídos. Lo reconocerá
por sus obras. Allí donde van, siempre dejan huellas.

Oración al comenzar el año
Al inicio de este año te pido, Señor, suficiente felicidad para
mantenerme sereno, suficientes problemas para mantenerme fuerte,
suficientes penas para mantenerme humano, suficientes esperanzas para
mantenerme feliz, suficientes fracasos para mantenerme humilde,
suficientes éxitos para mantenerme animoso, suficientes amigos para
recibir consuelos, suficiente fortuna para cubrir mis necesidades,
suficiente entusiasmo para mirar adelante, suficiente fe para
liberarme de las depresiones, suficiente determinación para ser cada
día mejor.

Cuando falta amor
Una niña sufría por las riñas y conflictos diarios de sus padre» Un
día, acompañó a su madre al cementerio y quedó sorprendida. —Mamá -le
dijo- todas las tumbas están llenas de flores, y en todas se lee lo
mismo: "A mi querido esposo", "A mis queridos padres"... ¿Significa
que tenemos que morirnos para empezar a amarnos?

Pensamientos
- Si nos preocupamos demasiado por nosotros mismos, no nos queda
tiempo para los demás. Si no se vive para los demás, la vida carece de
sentido. Teresa de Calcuta.
- Los años enseñan muchas cosas que los días jamás llegan a conocer.
Ralph Waldo Emerson.
- Cuantos más vicios, más tiranos; la inocencia es la libertad. Alcuino.
- Quien no ha tenido tribulaciones que soportar, es que no ha
comenzado a ser cristiano de verdad. San Agustín.
- La ocasión de ser valientes se nos presenta solamente tres o cuatro
veces en la vida; la de no ser cobardes se nos presenta cada día. René
Bazin
- El camino del hombre hacia la verdad es, en un noventa por ciento,
tarea de descubrir mentiras. Jesús Arellano
- Los hombres aman sus vicios y al mismo tiempo los odian. Lucio Anneo Séneca.

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