domingo, 10 de abril de 2011

Semanario Nº 202º

Asamblea en la carpintería
Cuentan que en la carpintería, hubo una vez una extraña asamblea de
herramientas. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le
notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? Hacía demasiado ruido.
Aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo;
dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. Eltornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija,porque era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los
demás. Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado
el metro, que se la pasaba midiendo a los demás, como si fuera elúnico perfecto.

En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo.
Utilizó el martillo, el tornillo, la lija y el metro. Finalmente, la
tosca madera inicial, se convirtió en un fino mueble. Cuando la
carpintería quedó completamente sola, la asamblea reanudó la
deliberación. Tomó la palabra el serrucho y dijo:

“Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el
carpintero trabaja con nuestras capacidades. Eso, es lo que nos hace
valiosos. No pensemos ya en nuestros límites, y concentrémonos en la
utilidad de nuestras aptitudes”.

La asamblea encontró que el martillo era fuerte, el tornillo unía y
daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas, y
observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un
equipo capaz de producir muebles de calidad, orgullosos de sus
fortalezas y de trabajar juntos ¿Nos sentimos dispuestos a poner en
común lo mejor que tenernos, para que cada comunidad salga adelante y
prospere?

Educar
No educas cuando impones tus convicciones, sino cuando suscitas
convicciones personales.
No educas cuando impones conductas, sino cuando propones valores que motivan.
No educas cuando impones caminos, sino cuando enseñas a caminar.
No educas cuando impones la sumisión, sino cuando despiertas el coraje
de ser libres.
No educas cuando impones tus ideas, sino cuando fomentas la capacidad
de pensar por cuenta propia.

No educas cuando impones el terror que aísla, sino cuando liberas el
amor que acerca y comunica.
No educas cuando impones tu autoridad, sino cuando cultivas la
autonomía del otro.
No educas cuando impones la uniformidad que adocena, sino cuando
respetas la originalidad que diferencia.
No educas cuando impones la verdad, sino cuando enseñas a buscarla
honestamente.
No educas cuando impones un castigo, sino cuando ayudas a aceptar una sanción.

No educas cuando impones disciplina, sino cuando formas personas responsables.
No educas cuando impones autoritariamente el respeto, sino cuando lo
ganas con tu autoridad de persona respetable.
No educas cuando impones el miedo que paraliza, sino cuando logras la
admiración que estimula.
No educas cuando impones información a la memoria, sino cuando
muestras el sentido de la vida.

Antes de un examen
Señor, voy a rendir un examen, dame tu paz y ven conmigo. Concédeme la
simplicidad y la alegría de cosechar el fruto de las semillas que
sembré en largas horas de silencio y de estudio.
Que este examen sea el amén de todo este esfuerzo de estudiar cada
día, poniéndolo ante tus ojos como ofrenda y oración. Que no me
enorgullezca el saber mucho, ni me paralice el terror de olvidar lo
aprendido. No te pido milagros, sólo la lucidez que dinamice y dé
fuerzas a mi corazón, y que te vengas conmigo.
Y de paso, tú que más de una vez fuiste puesto a prueba, concédeme que
quienes han de examinarme sean razonables y justos; que se acuerden de
que la historia trasciende sus materias; y hasta gocen poniendo un
toque de buen humor. Porque ellos y yo sabemos que un examen no decide
la vida, y es apenas un instante especial de la misma. Señor, mi único
Maestro, escúchame y ven conmigo. Amén.

¡Bendito sea Dios!
Todas las mañanas una mujer salía a la puerta de su casa y gritaba;
— ¡Bendito sea Dios!
Y el ateo que tenía como vecino respondía:
— ¿Dios no existe!
Un día la mujer suplica: Señor, ¡tengo hambre! Por favor, dame comida.
A la mañana siguiente encuentra una enorme caja, llena de alimentos,
junto a su puerta.
— ¡Bendito sea Dios!, exclama.
— ¡Le he dicho diez mil veces que Dios no existe! – grita el vecino
mientras aparece detrás de un arbusto –. Yo compré todos esos
productos.
— ¡Bendito sea Dios! –dice la mujer–. No sólo me regaló comida, sino
que hizo que el mismo Satanás la pagara.

Pensamientos
- El aburrimiento es la enfermedad de las personas afortunadas; los
desgraciados no se aburren, tienen demasiado que hacer. A. Dufresnes
- La naturaleza tiene perfecciones para demostrar que es imagen de
Dios, e imperfecciones para probar que sólo es una imagen. Blaise
Pascal.
- Si hablas de ti que sea en beneficio de los demás, para aclararles
algo, tranquilizarlos, pero nunca para hacerte notar, para eclipsar,
para desanimar, para aplastar. Michel Quoist.
- Si se rompe un vaso en tu casa, conserva la misma calma que cuando
se rompe en la casa de otro. Proverbio.
- ¿Quién sirve y obedece a Jesús con tanto empeño y constancia como se
sirve al mundo y a sus dueños? Avergüénzate, alma mía, indolente y
quejumbrosa, de que aquéllos sean más solícitos para su perdición que
tú para la vida. Tomás Kempis.
- Podrás pisotear una o varias flores, pero nunca podrás detener la
primavera. Anónimo.
- El justo debe imitar a la madera del sándalo, que perfuma el hacha
que lo hiere. Proverbio indio.

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