domingo, 9 de octubre de 2011

Semanario Nº 228º

Edison, retrasado mental

Era mitad del siglo XIX y se escuchaba en las oficinas de la Escuela Primaria de un pequeño pueblo de Ohio en los Estados Unidos, la siguiente conversación. —El niño tiene un leve retraso mental que le impide adquirir los conocimientos a la par de sus compañeros de clase; debe dejar de traer a su hijo a esta escuela. A la mujer no pareció afectarle mucho la sentencia de la maestra, pero se encargó de transmitirle a su hijo que él no poseía ningún retraso y que Dios no le había dado vida para que no siguiera adelante, sino para ser un hombre de éxito.

Tuvo sólo tres meses de educación formal, porque su madre lo sacó de la escuela y se encargó de su enseñanza. Hacía demasiadas preguntas para lo que estaba acostumbrado un maestro de escuela. Pocos años después, este niño, con sólo 12 años, fundó un diario y se encargaba de venderlo en la estación de ferrocarril. No fue todo; se dedicó a estudiar los fenómenos eléctricos, y gracias a sus estudios logró perfeccionar el teléfono, el micrófono, el megáfono, y otros inventos como el fonógrafo, por citar sólo algunos. Qué lejos quedaban en el recuerdo del niño las palabras de su maestra.


Todo parecía conducirse sobre ruedas, hasta que un día se encontró con un gran obstáculo: su mayor proyecto se estaba desvaneciendo ante sus ojos, había buscado con tenacidad la forma de construir un filamento capaz de generar una luz incandescente, pero que al mismo tiempo resistiera la fuerza de la energía que lo encendía. Sus inversionistas estaban impacientes, sus competidores parecían acercarse a la solución antes que él, y hasta sus colaboradores se encontraban desesperanzados. Luego de tres años de intenso trabajo, uno de ellos le dijo:


—Thomas, abandona este proyecto; ya llevamos más de tres años y lo hemos intentado en más de dos mil formas distintas y sólo conocemos el fracaso en cada intento. La respuesta no se hizo esperar y se dirigió a él con la misma vehemencia que su madre había tenido unos 25 años atrás...


—Mira, no sé qué entiendes tú por fracaso, pero de algo sí estoy seguro, y es que en todo este tiempo aprendí que, antes de pensar en dos mil fracasos, he descubierto más de dos mil maneras de no hacer este filamento y eso me da la pauta de que estoy encaminado. Pocos meses después iluminó toda una calle utilizando la luz eléctrica. Su nombre es Thomas Edison, una persona que entendió la manera de vivir de gloria en gloria, y pudo ver aún en las tormentas más fuertes, el pequeño sendero que lo llevaría al éxito.


Dar desde el corazón

Centrados en nuestros problemas, pocas veces miramos a nuestro alrededor. Y cómo cam-biaría el mundo si cada uno de nosotros se alejara un momento de sí mismo, para ayudar a otra persona. Cuántos hay en nuestro mismo círculo de relaciones que hoy necesitan de tu palabra, de tu sonrisa, de tu abrazo o simplemente de tu compañía. Cuánto puede ayudar la gracia del buen humor al corazón que se encuentra abatido, la palabra serena al que está irritado, la dulzura de una voz amable al que yace en el abismo de la desesperación.

Creo que no hay mayor felicidad que saber que no pasamos en vano por la vida de otra persona. Que fuimos para alguno una brisa refrescante, una palabra que lo alentó a seguir, un hombro en donde pudo apoyarse, una mano extendida que lo rescató de las tinieblas...

Tocar otras vidas desde el corazón, sin buscar por ello ningún tipo de reconocimiento, dando desde el alma, por dar, porque así lo sentimos, puede llenar tu vida de una nueva alegría.

La felicidad está más en dar que en recibir (Hechos 20, 35)


Oración de perdón

Ten piedad de nosotros, Señor, que decimos y no hacemos;

que vemos la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el nuestro;

que apartamos el mosquito, y nos tragamos el camello;

que somos sal insípida y luz apagada;

que amamos al amigo, y aborrecemos al enemigo;

que te pedimos perdón, y no perdonamos a nuestros hermanos;

que pretendemos servir a Dios, y también a nuestros egoísmos;

que en vez de la senda estrecha,

buscamos los caminos anchos de la comodidad;

que queremos seguirte, pero sin tomar la cruz,

y sin negarnos a nosotros mismos; Señor,

Tú que nos quieres auténticos, ayuda nuestra debilidad.



Humor para la semana

1. ¿Quién dijo: ¡Me la pagarás!?

2. ¿Quién dijo: Tengo todos mis hijos de apellido distinto?

3. ¿Quién dijo: Hemos batido a la competencia?

4. ¿Quién dijo: Tengo un corazón de piedra?

5. ¿Quién dijo: ¡Mamá, lo sé todo!?

6. ¿Quién dijo: Nuestra madre es una loba?

7. ¿Quién dijo: No, al paro?

1. Fondo Monetario Internacional. 2. Carlos Distinto. 3. Moulinex. 4. Una estatua. 5. El Pequeño Larousse. 6. Rómulo y Remo. 7. Un cardíaco.



Pensamientos

- El respeto implica valorar a cada persona, su fama, su tiempo y sus pertenencias. Decálogo del respeto

- Pidamos a la Virgen que nos dé su corazón tan pleno de amor y de humildad, de manera que podamos recibir a Jesús y amarlo como ella lo amó. Beata Teresa de Calcuta

- La lástima por uno mismo, es una de los narcóticos no farmacéuticos, mas destructivos. Es adictiva, da placer sólo al momento y separa a la victima de la realidad". John W. Gardner .

- Cuando uno es amigo de sí mismo, lo es también de todo el mundo. Séneca.

- No eres más porque te alaben, ni menos porque te critiquen; lo que eres delante de Dios, eso eres y nada más. Tomás de Kempis.

- ¡Atrévete! Corre riesgos, sin dejar de ser prudente. No te asustes por el miedo a fracasar o por las dificultades que encontrarás. Sé audaz. Decálogo del esfuerzo.

- Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo. Benjamin Franklin.

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