domingo, 16 de octubre de 2011

Semanario Nº 229º


El hijo de Barrabás

Cuenta una leyenda nazarena que Jesús se hallaba un día rodeado de niños. Su sonrisa era miel para los pequeños; ellos la entendían. ¡Jesús, sí que los quería! Las madres le presentaban sus hijos para que los bendijese. Los apóstoles los apartaban, pero Jesús les dijo:

—¡Dejen que los niños vengan a mi! Sentándose en medio de ellos. De pronto Jesús cortó su palabra. Había visto a un niño triste, con cara de hambre y con el vestido roto. Era una espina para su corazón. Lo llamó y lo acarició. El niño rompió a llorar.

—¿Qué tienes, por qué te afliges?

—¡Mi padre ha sido condenado a muerte y está en la cárcel! —¡ Pobrecito ! ¿Y quién es tu padre? El niño escondió su carita en los pliegues del manto de Jesús y dijo con rubor:

—¡Barrabás! Dicho esto echó a llorar. Todos lloraban.

—¡No llores!, le dijo Jesús. Otro morirá por él.

En los ojuelos del niño florecía la felicidad. Tenía fe en las palabras de Jesús. Lo había dicho El y así debía suceder. Jesús se levantó, bendijo a los niños y se dirigió a Jerusalén en donde curaría al ciego de nacimiento, libraría a los endemoniados, sanaría al paralítico, devolvería la salud a tantos enfermos, y el pueblo en cambio, le preparaba la condenación y el oprobio de ser pospuesto a Barrabás, que era un malhechor y él era el Cordero de Dios, que lava los pecados del mundo. ¡La súplica del niño había sido atendida!



Bienaventuranzas del deportista

Bienaventurados los que cultivan su cuerpo,

porque es templo del Espíritu Santo.

Bienaventurados los que luchan por ganar un trofeo,

porque se esforzarán más aún por el premio que no perece.

Bienaventurados los que al aire se divierten,

porque no pudren su corazón.

Bienaventurados los que juegan con coraje y sin ira,

porque se están haciendo cristianos.

Bienaventurados los que saben jugar en equipo,

porque a la vida hemos de ir juntos.

Bienaventurados los que disciplinan su cuerpo en el deporte,

porque a la vez templan su espíritu contra la tentación.

Bienaventurados los que en el juego y la vida

se consideran espectáculo de los hombres y de Dios.



Oración de las cosas

Señor, ayúdame a encontrarte más cada día por el sendero de las cosas. Dame ese sentido delicado que permite amar sabiamente a todas tus criaturas, comprenderlas y aceptar sus dulces y fuertes lecciones.

Puesto que tú, Verbo de Dios, quisiste hacerte hombre, para parecerme a ti no tendré que ser menos hombre, sino más y más divinamente hombre. Con la santa sencillez cristiana, querría pasear mi oración contigo, Señor, por todas las cosas de este mundo que es tuyo. Y en ellas te encontraré; porque no es demasiado difícil saber dónde estás; lo imposible es saber dónde no estás.

Me acostumbraré a mirar con admiración, interés y agradecimiento el bosque y los trigos ondulados. Escucharé el murmullo del arroyo y el canto del zorzal. Sentiré la frescura de la tierra recién arada y el perfume de los campos. Tocaré delicadamente la rosa que se abre y el fruto que madura. Aguzaré mis sentidos por la experiencia y la observación, para llegar también por ellos hasta ti, Creador del universo.



Personajes con humor

El dramaturgo irlandés Bernardo Shaw tenía muchos enemigos en la alta sociedad inglesa. En una reunión que se realizaba en la corte, uno de ellos se le acercó y le preguntó con cierta sorna:

—¿No era sastre su padre?

El escritor hizo un ademán afirmativo y dijo: —Es cierto.

—¿Y por qué no se ha hecho sastre usted también?

Shaw sonrió, y a continuación planteó a su interlocutor esta pregunta: —¿No era su padre un caballero?

—Sí, lo era en efecto, —replicó el otro.

—Entonces, ¿por qué no lo es usted también?



Pensamientos

- Separar los hechos de las personas está en la raíz del auténtico respeto: la conducta inapropiada se debe corregir; en cambio a las personas se las comprende. Decálogo del respeto.

- Hay personas tan inteligentes que aprenden de la experiencia de los demás. Voltaire.

- María nos enseña la humildad: aún llena de gracia es, no obstante, solamente la servidora del Señor. Madre Teresa de Calcuta.

- La persona que duda de su valor, es como un hombre que se enrola en las filas del enemigo y carga las armas en contra de sí mismo”. Alejandro Dumas.

- El que tiene fe en sí mismo no necesita que los demás crean en él. Miguel de Unamuno.

- Proclama tu singularidad ante el mundo. No hagas intentos vanos de imitar a otros. Eres una cosa rara, y existe valor en todo lo raro. Eres un ser único de la naturaleza. Og Mandino.

- Con mis maestros he aprendido mucho; con mis colegas, más; con mis alumnos todavía más. Proverbio hindú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita!!!