domingo, 22 de enero de 2012

Semanario Nº 243º

El gigante y el pigmeo
Cuentan de un gigante que se disponía a atravesar un río profundo y se
encontró en la orilla con un pigmeo que no sabía nadar y no podía
atravesar el río por su profundidad. El gigante lo cargó sobre sus
hombros y se metió en el agua.
Hacia la mitad de la travesía, el pigmeo, que sobresalía por encima de
la cabeza del gigante, alcanzó a ver escondidos entre la vegetación de
la otra orilla, a unos indios que los esperaban con sus arcos
preparados. El pigmeo avisó al gigante. Este se detuvo y comenzó a
alejarse hacia atrás.
En aquel momento, una flecha se hundió en el agua cerca del gigante, y
así luego otras más, mientras gigante y pigmeo ganaban la orilla,
sanos y salvos. El gigante dio las gracias al pigmeo, pero éste le
replicó: "Si no me hubiese apoyado en ti, no habría podido ver más
lejos que tú”.

¿Por qué envidiar?
Si colocas a los otros en una posición de superioridad, abundancia y
bienestar, surgirán en ti sentimientos de impotencia, frustración,
desánimo y la creencia de ser inferior. La rabia y la ira acompañarán
esta vivencia y te mantendrán en una enfermiza dependencia de los
demás.
¿Cómo superar estos sentimientos negativos? Piensa que no estás
perdiendo nada cuando a otras personas les va bien. Considera que si
quieres ser tú mismo, el único punto de referencia para superarte eres
tú. No necesitas compararte con nadie más. Alégrate de lo que tienes.
No vivas pendiente de lo que te falta.
Trata de sentirte feliz por la buena suerte de los demás, porque, en
definitiva, vengan de la mano de otros o de las nuestras propias, de
lo que se trata es de vivir el mayor número de momentos de felicidad y
alegría.

Vivir con todas las ganas
Señor, no quiero una vida a medias. Quiero vivirla con todas las
ganas. Aunque yo sea limitado y tenga mis debilidades, sé también que
has puesto en mí muchas cosas buenas, y tengo todas tus fuerzas para
salir adelante.
Dame la potencia de tu gracia para que todo mi ser sea un testimonio
de la alegría del Espíritu Santo. Me entrego nuevamente a ti, Señor,
para servirte en los hermanos. Quiero estar dispuesto para lo que tú
desees. Acepto enfrentar cualquier desafío e iniciar nuevas etapas.
Toca mi corazón para que confíe en tu protección amorosa y no me deje
vencer por los contratiempos. Creo que tú serás mi poderoso salvador
en toda dificultad. Gracias, Señor. (V. Fernández)

La alegría de compartir
Un amigo encontró al famoso novelista francés Balzac en un restaurante
ocupado en partir un gordo y suculento pato.
— Mi querido Balzac, —exclamó el amigo, que a la vista de tal escena
sintió también apetito— ¡supongo que no lo comerás solo!
— No, no, respondió el escritor—. ¡Estoy esperando una fuente de ensaladas!

Pensamientos
- El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error
mayor. Confucio.
- Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de
los años. Abraham Lincoln.
- Si la muerte no fuera el preludio a otra vida, la vida presente
sería una burla cruel. Mahatma Gandhi.
- No hay cosa que los humanos traten de conservar tanto, ni que
administren tan mal, como su propia vida. Marco Tulio Cicerón.
- Un viaje es una nueva vida, con un nacimiento, un crecimiento y una
muerte, que nos es ofrecida en el interior de la otra. Aprovechémoslo.
Paul Morand.
- Cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el
mínimo para lo que no le interesa. Arthur Schopenhauer.
- Un corazón noble no deja nada a medio hacer. Wíeland.
- En el cristianismo no se puede edificar a mitad de costo; pronto se
derrumbaría todo. Bruno de J. M.

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