domingo, 5 de febrero de 2012

Semanario Nº 245º

Cosecha salvada
En 1864 Don Bosco predicó el triduo de la Asunción en Montemagno,
pueblo de tres mil habitantes. Por una prolongada sequía se estaban
perdiendo las cosechas. —Si vienen al sermón –dijo el Santo– estos
tres días y hacen una buena confesión y comunión general el día de la
Asunción, yo les prometo en nombre de la Virgen que una abundante
lluvia salvará la cosecha.
A la gente le impresionó el sermón, y acudieron al triduo, confesando,
mientras los pueblos limítrofes se burlaban. El día de la Asunción
amaneció sin una nube. Comunión general impresionante. Por la tarde se
cantaron salmos en tanto que el cielo seguía limpio.
Algunos pensaron que no se cumplió la promesa de Don Bosco. —Que
empiece el Magníficat –dijo Don Bosco– ¡Fe en la Virgen! Antes de
acabar la función religiosa la lluvia repiqueteaba ya en las ventanas
y techos; era una lluvia mansa, pero abundante y prolongada, que salvó
la cosecha en Montemagno.

Cómo ganar amigos
Respetar las opiniones del otro es una de las mayores virtudes que un
ser humano puede tener. Las personas son diferentes, por lo tanto
piensan y actúan de modo diferente. No juzgues, tan sólo comprende.
Alguien escribió con acierto: "Comprender es una palabra viva y la
carne de esa palabra es amor”.

El presidente de los EE.UU, Abraham Lincoln, era famoso por la extrema
cortesía que dispensaba a sus adversarios políticos. La conducta del
presidente no siempre era compartida por sus propios ministros. Uno de
ellos, un día, le dijo fastidiado: ¿Por qué los tratas como si fueran
tus amigos? ¡Merecerían más bien que los eliminaras! "Es lo que hago",
respondió Lincoln. "¿Acaso no elimino a un enemigo cada vez que lo
convierto en amigo?”

“Urbanidad y buenos modales abren puertas principales”, dice un refrán
español. La convivencia humana se hace más fácil y agradable si,
además de la sinceridad y sencillez del trato, procuramos no molestar
con modales o expresiones que hieren la sensibilidad de los demás. Una
persona afable, serena, respetuosa es bien recibida por todos. P.
Natalio.

Mira la Estrella
Si se levanta en tu corazón el torbellino de la pasión y tropiezas en
el escollo de la tentación, mira la estrella, llama a María. Si te
agitan las olas de la soberbia, de la ambición o de la envidia, mira
la estrella, llama a María. Si la ira, la codicia o los deseos impuros
arrastran violentamente la nave de tu alma, mira a María.
Si, perturbado con la memoria de tus pecados, confuso ante la fealdad
de tu conciencia, temeroso ante la idea del juicio de Dios, comienzas
a hundirte en el fondo de la tristeza, en el abismo de la
desesperación, piensa en María. En los peligros, en las angustias, en
las dudas, piensa en María, invoca a María.
No se aparte María de tus labios, no se aparte de tu corazón; y, para
conseguir su ayuda intercesora, no te apartes tú de los ejemplos de su
virtud. No te desorientarás si la sigues, no desesperarás si le
ruegas, no te perderás si en ella piensas. Si ella te tiene de su
mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; no te
fatigarás si es tu guía; llegarás felizmente a puerto si ella te
ampara. San Bernardo

Arriba de una higuera
Había un negro cordobés arriba de una higuera, y otro que pasaba le pregunta...
- iChe,negro! ¿qué hacés allá arriba?
Y el de arriba le contesta:
- Estoy comiendo mandarinas...
El compadre le dice:
- Pero si eso es una higuera...
- Y a mí ¿qué me importa, si las mandarinas las traigo en el bolsillo?

Pensamientos
- Humano es errar; pero sólo los necios perseveran en el error. Marco
Tulio Cicerón.
- A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto
toda nuestra vida se concentra en un solo instante. Oscar Wilde.
- La mayor muestra de agradecimiento a Dios es amar apasionadamente
nuestra condición de hijos suyos. Josemaría Escrivá.
- Bienaventurados los corazones flexibles y dóciles, porque jamás se
romperán, antes bien todo vendrá a quebrarse y someterse a sus pies.
San Francisco de Sales.
- No guardes nunca en la cabeza aquello que te quepa en un bolsillo.
Albert Einstein.
- Yo toco para el mejor músico del mundo; puede ser que no esté allí,
pero siempre toco como si estuviera. J. S. Bach
- ¡Dios mío! Haz de mí hoy un alma que te dé gusto J. Rivière.
- El bien no es perfectamente conocido más que cuando es perfectamente
amado. San Agustín.

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