domingo, 17 de junio de 2012

Semanario  Nº 264º

El corcho y la maestra

Hace años, un supervisor visitó una escuela primaria. En su recorrida
observó algo que le llamó poderosamente la atención: una maestra
estaba atrincherada atrás de su escritorio, los alumnos hacían gran
desorden; el cuadro era caótico. Decidió presentarse:
—Permiso, soy el supervisor de turno... ¿algún problema?
—Estoy abrumada, señor, no se qué hacer con estos chicos... No tengo
láminas, el Ministerio no me manda material didáctico, no tengo nada
nuevo que mostrarles ni qué decirles...
El supervisor, que era un docente de alma, vio un corcho en el
desordenado escritorio. Lo tomó y con aplomo se dirigió a los chicos:
—¿Qué es esto?"
—Un corcho, señor,  —gritaron los alumnos sorprendidos. —Bien, ¿de
dónde sale el corcho?"
—De la botella, señor. Lo coloca una máquina. —Del alcornoque, de un
árbol.  —De la madera, —respondían animosos los niños. —¿Y qué se
puede hacer con madera?, —continuaba entusiasta el docente.
—"Sillas...", "una mesa...", "un barco..."
—Bien, tenemos un barco. ¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en el
pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito?
Escriban a qué provincia argentina pertenece. ¿Y cuál es el otro
puerto más cercano? ¿A qué país corresponde? ¿Qué poeta conocen que
allí nació? ¿Qué produce esta región? ¿Alguien recuerda una canción de
este lugar? —Y comenzó una tarea de geografía, de historia, de música,
economía, literatura, religión, etc. La maestra  quedó impresionada.
Al terminar la clase le dijo conmovida:
—Señor, nunca olvidaré lo que me enseñó hoy. Muchas Gracias.

Pasó el tiempo. El supervisor volvió a la escuela y buscó a la
maestra.  Estaba acurrucada atrás de su escritorio, los alumnos otra
vez en total desorden.
—Señorita, ¿qué pasó? ¿No se acuerda de mí? —Sí, señor, ¡cómo
olvidarme! Qué suerte que regresó. No encuentro el corcho ¿Dónde lo
dejó?

¿Cuándo seré feliz?

Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después...
Después de terminar la carrera, después de conseguir trabajo, después
de casarnos, después de tener un hijo, y entonces después de tener
otro. Luego nos sentimos frustrados porque nuestros hijos no son lo
suficientemente grandes, y pensamos que seremos más felices cuando
crezcan y dejen de ser niños, después nos desesperamos porque son
adolescentes, difíciles de tratar. Pensamos: Seremos más felices
cuando salgan de esa etapa.

Luego decimos que nuestra vida será completa cuando a nuestro esposo o
esposa le vaya mejor, cuando tengamos un mejor coche, cuando nos
podamos ir de vacaciones, cuando consigamos el ascenso, cuando nos
retiremos, cuando... La verdad es que no hay mejor momento para ser
feliz que ahora mismo. Si no es ahora ¿cuándo? La vida siempre estará
llena de “luegos”, de retos. Es mejor admitirlo y decidir ser felices
ahora de todas formas. No hay luego, ni un camino para la felicidad,
la felicidad es el camino y es ahora. Atesora cada momento que vives,
y atesóralo más porque lo compartiste con alguien especial; tan
especial que lo llevas en tu corazón y recuerda que el tiempo no
espera a nadie.

Así que deja de esperar hasta que termines la universidad, hasta que
te enamores, hasta que encuentres trabajo, hasta que te cases, hasta
que tengas hijos, hasta que se vayan de casa, hasta el viernes por la
noche o hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, el verano,
el otoño o el invierno, o hasta que te mueras, para decidir que no hay
mejor momento que justamente éste para ser feliz.

Caminar con los otros

Dios mío, comunidad de amor infinito. Te adoro. Te doy gracias, mi
Dios, porque pusiste en lo más profundo de mi ser la necesidad de los
demás. En mi corazón está ese llamado precioso a vivir en comunidad.
Toca mi interior, Señor, para que descubra de verdad que no puedo
sobre-vivir solo. Señor, libérame de todos los prejuicios para que no
seleccione a quién amar y sienta que todos son dignos de mi amor.
Todos los seres humanos son valiosos, bellos, sagrados, porque tú los
quieres tanto, porque valen la sangre de Jesús crucificado. Espíritu
Santo, ayúdame a servir a los demás gratuitamente. Ilumíname también
para encontrarte en ellos y para que sepa amar los carismas y
cualidades que pusiste en ellos, aunque a veces me engañe pensando que
tienen poco para ofrecer. Dame la pasión de caminar con los otros en
un proyecto común y de entregarme entero en ese camino comunitario.
Amén. (P. Víctor Fernandez).

Pregunta a San Martín

Le pregunta la maestra a Luisito:
—Luisito, si hoy en día todavía viviera el General San Martín, ¿qué le
preguntarías?
—¿Cómo hizo para vivir tanto tiempo?

Luisito le dijo a su padre:
—Papá, papá, tenés un agujero en la media.
—No, hijo.
—Entonces, ¿cómo fue que pusiste el pie adentro?


Pensamientos

- El odio es la venganza de un cobarde intimidado. George Bernard Shaw..
- Un corazón alegre escoge las rosas; un espíritu mezquino no ve más
que las espinas. A. Ph. Gaillard
- Hay tan pocas almas tranquilas, porque hay pocas que oran. P. de Ravignan.
- Los que no hacen nada están siempre propensos a criticar a los que
hacen algo. La crítica es el arma de los que no tienen carácter para
hacer algo. Alfonso Milagro.
- Cuando al orar no adviertes con quién hablas y lo que pides, y quién
es quien pide y a quién, a eso yo no llamo oración, aunque mucho
muevas los labios. Santa Teresa de Ávila.
- Nada hay más difícil que renunciar al propio parecer, y, sin
embargo, nada hay más necesario para tener humildad y llegar a la
perfección. San Francisco de Sales.
- En el silencio se acogen los momentos más auténticos de la
comunicación entre los que se aman: los gestos, la expresión del
rostro, el cuerpo como signos que manifiestan la persona. Benedicto
XVI.

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