Domingo 12 de enero 2014 –Bautismo de Jesús – Resonancias
de la Palabra
de Dios
Una
vida corta pero fructífera
Tom Dooley fue un médico norteamericano ejemplar. Al poco tiempo de
recibir su título profesional, se fue a Vietnam, en los años 1954-1955, ayudando
a salvar a 500.000 prófugos que huían de Vietnam del Norte hacia el Sur. Como
médico, salvó la vida de miles de vietnamitas con su dedicación y entrega
total. Sobre su experiencia como médico católico, que siempre buscaba en Jesús
Eucaristía la fortaleza para superar las dificultades, escribió un libro: Líbranos
del mal. Con el dinero conseguido con su publicación y dando conferencias
por Estados Unidos, se lanzó en 1956
a una experiencia en Laos, fundando hospitales en la
frontera con China. Fundó la
Corporación médica internacional (Med-i-co).
En 1958, un cáncer maligno comenzó a destruir su salud, anteriormente de
hierro, debido a una caída en el río Mekong. Al año siguiente, fue a operarse a
Estados Unidos y millones de norteamericanos rezaron por su salud. Pero el
cáncer avanzaba. No había remedio, y él quiso aprovechar el tiempo hasta el
último minuto, regresando a Laos con trescientos mil dólares y cientos de cajas
de medicinas. Murió en 1960,
a los 34 años de edad. Una vida corta, pero totalmente
fructífera. El cardenal Spellman dijo de él que había hecho más en 34 años que
la mayor parte de la gente en toda su vida. Él acostumbraba a decir: Yo creo
que Dios nos ha dado la vida para ponerla al servicio de los demás. Ningún
hombre es tan pobre que no pueda donar algo a sus hermanos. El mundo exige
coraje, sudor y sentido de responsabilidad; por eso, quiero jóvenes que tomen
mi lugar.
¿Estarás
tú dispuesto a tomar su puesto? ¿Estás dispuesto a servir y amar a los demás
sin esperar recompensas humanas? Dios espera mucho de ti y cuenta contigo para
salvar al mundo. Tú tienes la respuesta.
Penicilina
al bautizado
En la
Biblia se da mucha importancia al nombre de las personas: en
cierta manera indica su naturaleza y su misión. El cambio de nombre significa que la persona adquiere nuevas capacidades para una
nueva misión. Por ejemplo: Jesús pone a Simón el nombre de Pedro: le da firmeza
como para ser fundamento de la
Iglesia
Un padre misionero que llegó al pueblito, se dedicaba no sólo a cuidar
la salud espiritual de los fieles sino también la salud física. Una tarde un
paisano llegó del campo para hacer bautizar a su hijita. —Mire, padrecito, ando
con ganas de cristianar a mi niñita. —Cómo no, mi amigo, para eso estamos. Al empezar la celebración el sacerdote vio una infección en el bracito
de la nena y pensando que era necesaria una curación inmediata, dijo al
paisano: —Mire, señor, a esta chica hay que ponerle penicilina. A lo que el
paisano un poco enojado le respondió: —No, no, no, usted a mi hija le pone
“Ruperta”, o ya mismo la llevo a otro cura.
Lo del cambio del
nombre es tan notable en la
Biblia, que un día todos los que entren triunfantes en la Jerusalén celestial
recibirán un nombre nuevo, adecuado a los redimidos del Señor (Ap. 3:12).
Alabemos a Jesús, que significa “salvador”, porque para eso nació para librarnos
del pecado y de la muerte eterna.
Triunfo de Clodoveo
En tu vida, como en la de cualquier hombre, hay
días decisivos en los que ves abrirse ante ti un horizonte nuevo donde vislumbras
más paz y felicidad. Es el momento de discernir con sabiduría y hacer una buena
opción. Pide iluminación al Señor para no dejar pasar en vano su gracia, si es
él quien golpea la puerta de tu corazón.
Cuando Clodoveo, rey de los francos, salió un día a una
difícil batalla, su esposa Clotilde, fervorosa cristiana, le dijo: “Si quieres obtener la victoria, invoca al
Dios de los cristianos”. En lo
más duro del combate, acosados los francos por todas partes, Clodoveo exclamó: “Oh
Cristo, a quien mi esposa invoca como hijo de Dios. Creo en ti. Si hoy me
salvas de mis adversarios, recibiré el bautismo y entraré a tu religión".
Desde ese momento su ejército se sobrepuso y venció a los agresores. El rey al
volver victorioso, saludó a su esposa con estas palabras: "Clodoveo venció a sus enemigos,
y tú venciste a Clodoveo".
El terrible pagano empezó a estudiar la religión para hacerse bautizar. San
Remigio, obispo misionero, preparó y bautizó al rey de los francos. En la
celebración le dijo estas memorables palabras: "Valiente guerrero: en adelante quema lo que has
adorado, y adora lo que has quemado".
Para tomar acertadas decisiones necesitas evaluar con
lucidez y ponderación los aspectos positivos y negativos. Conviene también
escuchar el parecer de personas prudentes. Esta evaluación podría llevarte a un
nuevo enfoque que abrirá insospechadas posibilidades a tu vida. El Señor
ilumine tus pasos y te guíe por el camino correcto.
Salió
del agua una nueva criatura
Un misionero italiano en África cuenta esta historia: “Lucy Kafula,
huérfana de padres, desde los 13 años se dedicó a la prostitución para poder
sobrevivir y empezó a beber demasiado. A veces, venía a media noche a tocar mi
puerta para poder tener un rincón donde dormir, pero no quería saber nada de la Iglesia. Hasta que
a los 19 años descubrió que tenía el sida.
Un día, vino a
buscarme y a decirme que quería bautizarse. La preparé yo mismo y, en una
espléndida tarde, toda la
Comunidad de Korogocho tuvo la alegría de ver a Lucy “salir del agua” como
una nueva criatura. Lucy, transfigurada en el cuerpo y en el espíritu, resistió
a su mal durante dos años con la sonrisa en los labios. La última misa, que
celebré con ella presente fue el 13 de mayo de 1989. Lucy entonó el Magnificat.
Ella lloraba de alegría, yo le toqué su cabeza con cariño y ella me sonrió. Al
día siguiente ella murió, murió con la sonrisa en los labios. Para la Comunidad cristiana del
lugar, permanece más viva que nunca, ella es la María de Korogocho”.
Si ella pudo ser
feliz, a pesar de su pecado, tú también. Si ella pudo encontrar la alegría y la
paz en Dios, tú también. Así que da los primeros pasos, acude a confesarte y
pídele perdón a Dios.
¡Qué importante es el bautismo!
Para llegar a ser
cristianos debemos bautizarnos y creer en Cristo. Al llegar a este mundo, en el
momento de la concepción, el ser humano está a oscuras, sin la luz ni el amor
de Dios. Es sólo una criatura de Dios. Tiene lo que se llama pecado original,
es decir, que viene al mundo en estado natural. Y para ser elevado al orden
sobrenatural y llegar a ser hijo de Dios necesita ser bautizado. De esta
manera, su alma, apagada y sin brillo, se llenará de belleza, de luz y de amor,
resplandeciendo de gloria como un verdadero hijo de Dios. Dios mismo habitará
en su alma y él será templo de Dios. Y Dios será su gozo y su felicidad,
dándole sentido a su vida y haciéndole sentir la alegría de vivir para Él y
para los demás. ¡Qué importante es el bautismo!
El bautismo nos hace una nueva criatura; un hijo adoptivo de Dios,
partícipes de la naturaleza divina, miembros de Cristo, coherederos con Él y
templos del Espíritu Santo (Cat 1265). El bautismo imprime en el
cristiano un sello espiritual indeleble (carácter) de su pertenencia a Cristo (Cat
1272).
Un tío fallecido lo llamó por
teléfono
Vittorio Messori es
un intelectual católico italiano ampliamente conocido y autor de varios best
seller. Pero, ¿siempre fue el creyente convencido racionalmente de su fe que es
hoy? En el libro entrevista: “Por qué creo. Una vida para dar razón de la
fe”,queda dada la respuesta.
Messori nació y
creció en una familia agnóstica e incluso anti clerical. Se educó en un
ambiente racionalista, ajeno al hecho religioso y hostil a la sola posibilidad
de que Dios existiera. Pero a pesar de todo ese ambiente, en los años previos a
los conflictos de 1968, Messori encontró a Cristo o, por mejor decir, Cristo
encontró a Vittorio.
Posiblemente el
hecho que impulsó esa conversión es muy poco conocido. Tal vez porque es poco
plausible para mentes cuadradas… como la del mismo Messori, quien aún no se lo
puede explicar: un tío fallecido muchos años atrás lo llamó por teléfono.
Meses más tarde,
cuando se desempeñaba como trabajador de la compañía telefónica Stipel,
encontró un ejemplar de los Evangelios. Leyéndolos tuvo lugar el “encuentro
misterioso”, casi físico con Jesús, que Vittorio jamás imaginó y él mismo ha
referido. Una experiencia que describe como “la claridad de haber visto la Verdad, con toda su fuerza
y evidencia”. La historia de la vida de Jesús-Dios de los Evangelios golpeó
profundamente su existencia. A partir de esta vivencia, decidió escribir su
primera obra testimonial, la conocida “Hipótesis sobre Jesús.”
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