domingo, 15 de agosto de 2010

Semanario Nº 168º


¡Uno solo reconoció ser culpable!
Se cuenta que muchos años atrás el Virrey de Nápoles hizo una visita a Barcelona, España. En el puerto había un barco de remos, una galera, con prisioneros condenados a remar, castigo usual para la época. El Virrey se acercó a los prisioneros y les preguntó que había pasado, que los había llevado a estar ahora en esta situación. Así escuchó de primera voz terribles historias. El primer hombre dijo que estaba allí porque un juez aceptó un soborno de sus enemigos y lo condenó injustamente.
El segundo dijo que sus enemigos habían pagado a falsos testigos para que lo acusaran. El tercero dijo que había sido traicionado por su mejor amigo, quien escapó de la justicia dejándolo. Y así por el estilo. Finalmente el Virrey dio con un hombre que le dijo: “mi Señor, yo estoy aquí porque lo merezco. Necesitaba dinero y le robé a una persona. Estoy aquí porque merezco estarlo.”
El Virrey quedó absolutamente anonadado y volviendo sobre el capitán del navío de esclavos dijo: “aquí tenemos a todos estos hombres que son inocentes, están aquí por injustas causas, y aquí este hombre malvado en medio de todos ellos. Que lo liberen inmediatamente, temo que pueda infectar a los demás”.
De esta manera el hombre que se había confesado culpable fue liberado y perdonado, mientras aquellos que continuaban excusándose a si mismos volvieron a los remos. Esta es una historia verdadera, y la moraleja es bastante obvia. Hablamos de las excusas y su poder. De cómo nos encadenan y mantienen sujetos en un determinado orden de cosas.

Nunca olvides
Aquello que nos decimos a nosotros mismos afecta radicalmente la calidad de nuestras vidas y nuestra habilidad para hacer cosas efectivamente. Somos lo que pensamos. Si nuestro discurso interior es negativo, pues, somos eso: seres pesimistas, trabados en todo. Por el contrario, si nuestro discurso interior es positivo somos seres dinámicos, entusiastas, decididos.

Olvida los días nublados, pero no olvides tus horas de sol ni tus noches estrelladas. Olvida los momentos en que fuiste derrotado, pero no olvides las batallas que has ganado. Olvida los errores que no puedes cambiar, pero no olvides las lecciones que has aprendido ni las verdades atesoradas en tu experiencia. Olvida los días en que has estado solo y triste, pero no olvides las sonrisas que has encontrado y tantas que encontrarás. Olvida los planes que fallaron, pero nunca olvides que debes tener siempre un sueño.

La gente de pensamiento positivo, con metas para triunfar y salir adelante, va por la vida con frases llenas de aliento como éstas: “Todo va a salir bien. Nada es imposible. Tengo fe que todo saldrá a mi favor. La buena suerte siempre me acompaña. Hay que tener confianza. Hay que esforzarse”. Concéntrate, pues, en la cara esperanzadora de la existencia. P. Natalio.

Corazón generoso
Dios mío, mira mi corazón. Tú sabes que a veces me falta generosidad, sensibilidad frente al mal ajeno, y a veces estoy demasiado pendiente de mí mismo. Otras veces me desanimo porque no recibo elogios o no veo los frutos de mis esfuerzos. Dame un corazón más generoso, para que realmente me interese la felicidad de la gente, para que de verdad me duelan los problemas ajenos, y no solamente los míos. Tómame, Señor, una vez más. Convénceme de que es mejor entregarse generosamente que desgastarse en los lamentos. Utilízame, Dios mío, para derramar tu poder y tu luz en el mundo. Así seré feliz en tu servicio. Amén.

Noviazgo
Dos amigas, después de varios años, se vuelven a encontrar. Pregunta la primera:
—iEh!, decime, ¿estás comprometida todavía con Panchito?
Contesta la segunda: —No. Desde hace una eternidad ya no más.
—Y ¿cómo lograste terminar el noviazgo con ese bobo?
—Me casé con él.

Mal diagnóstico
Un médico se dirige a su bella hija:
—¿Le dijiste a ese joven que todos los días te está buscando, que lo considero un vago?
—Sí. Se lo dije. Y él contestó que no es la primera vez que vos hacés un diagnóstico equivocado.

Pensamientos
- El estudio y la contemplación de la naturaleza es el natural alimento de la inteligencia y del corazón. Profundizar esas grandes y misteriosas verdades contiene un poderoso encanto. Cicerón.
- Los mayores éxitos han sido para los que han aceptado los mayores riesgos. Bergson
- A eso de caer y volverse a levantar, de fracasar y volver a comenzar, de seguir un camino y tener que torcerlo, de encontrar el dolor y tener que afrontarlo, a eso no lo llames adversidad... llámalo sabiduría. Anónimo.
- La vida sin amor no vale nada. Pero donde hay amor, la vida rebosa sentido. Dietrich Bonhoeffer.
- La dispersión, la distracción, la diversión entretienen en un primer momento, pero no queremos enterarnos de que, a la postre, traen desasosiego y frustración porque disocian al hombre. Ignacio Larrañaga.
- Si tu mal tiene remedio ¿por qué te quejas? Si no lo tiene ¿por qué te quejas? Proverbio oriental
- Los auténticos guías de la humanidad no son los que la dominan por la fuerza, sino los que con dedicación se entregan a su servicio. Pasteur.

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