domingo, 7 de agosto de 2011

Semanario Nº 219


Los pavos y el pavo real.
En un corral vivían unos cuantos pavos. Gente de poca idea, muy
vanidosos, haciéndose los importantes y creyendo serles merecido todo,
se admiraban entre sí, aprobando siempre todos, con cloqueos
entusiastas, cualquier pavada que dijese cualquiera de ellos,y
bastaba que uno, hinchándose majestuosamente, dejase escapar un estornudo solemne, para que todos hicieran en coro: ¡glu, glu, glu, glu!

Con esto, mal vestidos y presumidos, insaciables y de mal genio,
buscaban camorra a quien no tuviera para ellos una admiración
incondicional. Les llegó un día de visita un pájaro, al parecer su
pariente, pero mucho más elegante en sus modales, bien vestido, aunque
con cierta sencillez con una cola mucho más larga que la de ellos, y
un copetito brillante mucho más bonito que el horrible bonete violáceo
que tenían en la cabeza.

Lo empezaron, por supuesto, a mirar de reojo. Saludó él con gracia:
contestaron ellos con solemnidad y se entabló la conversación. En lo
mejor, el orador de los pavos, viendo que sus palabras poco efecto
producían en el huésped, quiso hacerle una impresión irresistible y
enseñarle que también ellos sabían ser bonitos; se puso tieso en las
patas, estornudó fuerte y abrió la cola poniéndose la cara toda azul y
colorada.

Todos sus compañeros lo imitaron, y quedó efectivamente estupefacto el
pavo real, al ver tanta vanidad junto con tanta ignorancia. Quiso
entonces enseñarles lo que realmente era digno de admiración, y
ostentó, a su vez, el magnífico abanico de su cola. Al ver, al
comprender su inimitable superioridad, los pavos se juntaron, y en son
de guerra, se abalanzaron para destrozar lo que no podían igualar. El
pavo real, alzando el vuelo, se asentó en lo alto del murallón y soltó
la carcajada. G. Daireaux

No basta la universidad

Un famoso Presidente de la Universidad de Yale, el profesor Phelps,
muy apreciado en su ambiente, expresó en cierta oportunidad esta
observación comprobada en su paso por las aulas: “Casi siempre quien
lee y medita la Biblia es más persona, aunque no tenga estudios
universitarios, que aquel otro que, si bien llegó a coronar una
carrera universitaria, sin embargo no leyó ni meditó con regularidad
el libro de la Palabra de Dios”.
Una de las más graves falencias de la actualidad para el desarrollo
moral de la sociedad es que estando la Biblia siempre abierta de parte
de Dios, permanece sin embargo cerrada para millones de personas,
porque no se proponen y hacen el pequeño esfuerzo de leer una página
cada día, subrayando lo que más les impresiona y tomando con
diligencia algunas notas. Una encuesta ha demostrado que incluso de
cada 100 personas que declaran apreciar mucho este libro inspirado por
Dios, solamente 12 lo leen cada día.
Aún cuando estés cansado, o sin ganas de leer, o que tropieces con
páginas que no entiendes perfectamente... pase lo que pase, no dejes
terminar el día sin leer una página de la Biblia. Ésta será la
decisión que te dará más satisfacción y, por haberla tomado, darás
gracias y bendecirás al Señor porque podrás decir: “Desde aquel día
cuántos bienes, logros y triunfos comenzaron a pasar en mi vida”.


¡Ser llama ardiente!
Señor, mira la llama que se eleva. Primeramente era débil y tímida.
Después, animándose, la he visto crecer, encarnizarse en su presa,
subir, saltar, y abrirse camino, por fin, maravillosa y triunfal. ¡Qué
ardiente es y qué bienhechora cuando reparte a su alrededor luz y
calor!
Señor, tu dijiste a tus discípulos: “¡Fuego he venido a traer a la
tierra, y quiero que se incendie!” Señor, repíteme a mí que no se
puede ser tu discípulo si no se tiene llama, si no se tiene ardor.
Señor, yo quiero ser como esa llama, contagioso y conquistador; quiero
ser como ella, avanzar y subir siempre, infatigable y gozoso. Quiero
arrojar en tu corazón ardiente, cada hora de cada día, cada una de mis
obras: mis horas de trabajo y mis horas de descanso, mis horas de
deporte y mis horas de distensión, para que toda mi vida quede
abrasada en tu amor. Quiero con tu gracia realizar sencillamente lo
que pedías a tus discípulos: ¡ser llama ardiente!

Humor en el zoológico
La tía lleva a su sobrinita a visitar el zoológico.
– Mira, tiíta, cómo se te parece ese mono.
– ¿Quieres callarte, mal educada? Eso no se dice.
– Pero tiíta, si el mono no entiende...

El director de un parque zoológico recibe un telegrama de su
secretario mientras está de vacaciones: "Nuestro chimpancé se aburre.
Es evidente que le falta un compañero. ¿Qué debemos hacer en espera de
que usted regrese?"

Pensamientos
- La experiencia me ha enseñado que sólo cuando uno ha empezado a
aceptarse y amarse a sí mismo, es capaz de aceptar y amar a los demás.
José Luis Martín Descalzo.
- Si quieres sentirte hermano de todos los hombres, debes aceptar ser
hijo de Dios, vivir y recibir la vida de él; y cuanto más hijo seas,
más hermano serás. Michel Quoist.
- Siempre hay un lugar en las cumbres para el hombre valiente y
esforzado. Tomás Carlyle.
- El entusiasmo es un poderoso motor que promueve el éxito en la vida.
Cuando hagas algo, hazlo con toda tu fuerza. Ralf Emerson.
- La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten; y su
constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás muestra
cuánto se aburren. Arthur Schopenhauer.
- Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error
que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos
esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino. Gabriela
Mistral.
- Una vida lograda es un sueño de juventud realizado en la edad
madura. Alfredo de Vigny.

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