domingo, 18 de septiembre de 2011

Semanario Nº 225º

La vieja y la cebolla
Una leyenda rusa cuenta que había una vez una vieja que era muy, muy
mala, y murió. La mujer no había realizado en su vida una sola acción
buena. Llegaron entonces los demonios y la echaron en el lago de
fuego. Pero su ángel de la guarda, que estaba allí, pensó:
—¿Qué buena acción suya podría recordar para decírselo a Dios?
Entonces se le ocurrió algo y se lo dijo a Dios: —Una vez arrancó de
su huerta una cebolla y se la dio a un pobre. Y Dios respondió
complacido: —Toma tú esa misma cebolla, y échala al lago de forma que
se pueda agarrar a ella. Si puedes lograr sacarla del fuego, irá al
paraíso, pero si la cebolla se rompe, entonces tendrá que quedarse
donde está.
El ángel corrió donde estaba la mujer, y le alargó la cebolla. —Toma,
mujer, agárrate fuerte, vamos a ver si te puedo sacar. Y comenzó a
tirar con cuidado. Cuando ya casi la había sacado del todo, los demás
pecadores que estaban en el lago de fuego, se dieron cuenta y
empezaron todos a agarrase a ella para poder salir también de allí.
Pero la mujer era mala, muy mala, y les pateaba gritando:
— Me van a sacar sólo a mi, y no a vosotros; es mi cebolla, y no la
vuestra. Pero apenas había pronunciado estas palabras cuando la
cebolla se rompió en dos. Y la mujer volvió a caer en el lago de
fuego, y allí arde hasta el día de hoy. El ángel se echó a llorar y se
fue.

El que sirve...
Toda la naturaleza es un anhelo de servicio. Sirve la nube, sirve el
viento, sirve el surco. Donde hay un árbol que plantar, plántalo tú;
donde hay un error que enmendar, enmiéndalo tú; donde hay un esfuerzo
que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé tú el que aparte la piedra del camino, el odio entre dos corazones
y los obstáculos de un problema. Hay la alegría de ser sano y la de
ser justo; pero hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de
servir. Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera hecho, si no
hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender.
Que no te llamen solamente los trabajos fáciles. ¡Es tan bello hacer
lo que otros esquivan! Pero no caigas en el error de que sólo se hace
mérito con los grandes trabajos; hay pequeños servicios que son buenos
servicios; adornar una mesa, ordenar unos libros, peinar una niña.
Aquel que critica, es el que destruye, tú sé el que sirve. El servir
no es tarea sólo de seres inferiores. Dios, que da el fruto y la luz,
sirve. Pudiera llamársele así: “El que sirve”. Y tiene sus ojos fijos
en nuestras manos y nos pregunta cada día. ¿Serviste hoy? ¿A quién?
¿Al árbol, a tu amigo, o a tu madre? – Gabriela Mistral (Lucila Godoy,
chilena, premio Nobel de literatura).

Oración de las cosas
Señor, ayúdame a encontrarte más cada día por el sendero de las cosas.
Dame ese sentido delicado que permite amar sabiamente a todas tus
criaturas, comprenderlas y aceptar sus dulces y fuertes lecciones.
Puesto que tú, Verbo de Dios, quisiste hacerte hombre, para parecerme
a ti no tendré que ser menos hombre, sino más y más divinamente
hombre. Con la santa sencillez cristiana, querría pasear mi oración
contigo, Señor, por todas las cosas de este mundo que es tuyo. Y en
ellas te encontraré; porque no es demasiado difícil saber dónde estás;
lo imposible es saber dónde no estás.
Me acostumbraré a mirar con admiración, interés y agradecimiento el
bosque y los trigos ondulados. Escucharé el murmullo del arroyo y el
canto del zorzal. Sentiré la frescura de la tierra recién arada y el
perfume de los campos. Tocaré delicadamente la rosa que se abre y el
fruto que madura. Aguzaré mis sentidos por la experiencia y la
observación, para llegar también por ellos hasta ti, Creador del
universo.

En la carnicería
– Aquí tiene, señora. Me debe usted cincuenta centavos, pero ya me los
dará mañana – dice el carnicero a su clienta.
– ¿Y si me muriese esta noche?
– No sería una gran pérdida, señora...
– ¡Oh, mire lo que ha dicho!
– No me interprete mal, señora, Pero, tómelo como quiera.

Pensamientos
- El autodominio es importante para ser libre, pues de lo contrario
eres prisionero de ti mismo. No aceptes ser esclavo de tus vicios o de
tus sentimientos negativos: sublévate, sepáralos de tu vida. Decálogo
del esfuerzo.
- Nunca dejemos escapar la ocasión que se nos presente para hacer el
bien. San Juan Bosco.
- Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se
quedan como amos. Confucio.
- En mi vida interior, con un ojo miro hacia el abismo de miseria y
bajeza que soy yo, y con el otro hacia el abismo de tu misericordia,
oh Dios. Santa Faustina Kowalska.
- Convierte un árbol en leña y podrá arder para ti, pero ya no
producirá flores ni frutos. Rabindranath Tagore.
- En dos ocasiones no debería jugar el hombre: cuando no tiene dinero
y cuando lo tiene. Mark Twain.
- Si nos atrevemos a creer en la vida eterna, a vivir para la vida
eterna, veremos cómo la vida se torna más rica, más grande, libre y
dilatada. Benedicto XVI.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita!!!