domingo, 25 de septiembre de 2011

Semanario Nº 226º

Auxilio en la lluvia
Una noche, a las 23.30, una mujer de edad avanzada estaba parada a un
costado de una autopista, tratando de soportar una fuerte tormenta. Su
coche se había descompuesto y ella necesitaba desesperadamente que la
llevaran. Toda mojada, ella decidió detener el próximo coche.
Un joven se detuvo a ayudarla, a pesar de la fuerte lluvia. El joven
la llevó a un lugar seguro, la orientó a obtener asistencia y la puso
en un taxi. La mujer parecía estar bastante apurada, pero anotó la
dirección del joven, le agradeció y se fue.
Siete días más tarde el joven salió a la puerta porque habían llamado.
Para su sorpresa, un televisor pantalla gigante a color le fue
entregado por correo en su casa. Había una nota especial adjunta al
paquete, que decía así:

Muchísimas gracias por ayudarme en la autopista la otra noche. La
lluvia no solo dejó mi ropa completamente mojada sino deprimió mi
espíritu. Entonces apareció usted. Gracias a usted, pude llegar al
lado de la cama de mi marido agonizante, justo antes de que muriera.
Dios lo bendiga por ayudarme y por servir a otros sin interés alguno.
Señora Fernández

Contratiempos
Es imposible que en el curso de todo un día no nos sobrevenga algún
que otro contratiempo: pequeños accidentes o dificultades que nos
apenan y mortifican. ¿No es esto un obstáculo permanente para la
felicidad? De ninguna manera, si sabemos conservar la paz y la
alegría cuando sobrevienen estas contrariedades.
Primero: debes estar siempre prevenido. Las adversidades, cuando se
las ve venir, son menos de temer que cuando nos hieren de improviso.
Pon en el presupuesto de tus previsiones para el día cinco o seis
contrariedades a las cuales estés normalmente expuesto y, cuando te
sucedan algunas de ellas, apenas te sorprenderá.
Segundo: acéptalas de buen grado. Debemos estar dispuestos a soportar
las penas y así parecerán menos duras.
Tercero: mira al Cielo; esta mirada, en efecto, cambia por completo la
naturaleza de las cosas para un alma que tiene fe. Desde este punto de
vista la cruz no es cruz, es joya preciosa que es preciso estimar en
gran valor. Es una moneda con la que se adquieren bienes inmensos.
“Los sufrimientos de la vida presente son nada en comparación con la
futura gloria que se revelará en nosotros” (Romanos 8, 18).

El Padrenuestro de Dios
Hijo mío que estás en la tierra, preocupado, solitario, tentado, yo
conozco perfectamente tu nombre, y lo pronuncio como santificándolo,
porque te amo.
No, no estás solo, sino habitado por Mí, y juntos construimos este
reino del que tú vas a ser el heredero. Me gusta que hagas mi voluntad
porque mi voluntad es que tú seas feliz, ya que la gloria de Dios es
el hombre viviente.
Cuenta siempre conmigo y tendrás el pan para hoy, no te preocupes,
sólo te pido que sepas compartirlo con tus hermanos. Sabes que perdono
todas tus ofensas, antes incluso de que las cometas, por eso te pido
que hagas lo mismo con los que a ti te ofenden.
Para que nunca caigas en la tentación, tómate fuerte de mi mano y yo
te libraré del mal, querido hijo mío. Amén.


Ingenio y humor
Un borracho le dice a otro:
— Yo bebo sólo dos veces al día.
— ¿Sólo dos veces? — preguntó el otro extrañado, con evidente incredulidad.
— Sí, es la pura verdad, en las comidas y fuera de las comidas...

Examen excelente
Terminados los exámenes, un alumno universitario escribe a su padre el
siguiente mensaje por teléfono móvil: “Examen magnífico. Profesor
entusiasmado. Quiere que lo repita en marzo”.

Pensamientos
- Dios ha puesto el trabajo como centinela de la virtud. Hesíodo.
- El aburrimiento ha entrado en el mundo por la puerta de la pereza. La Bruyère.
- Dadme un hombre que cante mientras trabaja. Seguro que trabajará
más, que trabajará mejor, que trabajará por más tiempo. Tomas Carlyle.
- Trabaja con gusto y acabarás sintiendo gusto por el trabajo. Refrán popular.
- No hay nada que infunda tanta savia en la vida de un hombre como el
trabajo y la inspiración creadora. Miguel Ángel.
- Cuando a uno le gusta lo que hace, no se fatiga y si se fatiga, su
propio cansancio le sirve de alegría. San Agustín.
- La mayor de todas las satisfacciones y la única que está exenta de
toda especie de sinsabor, es el descanso después del trabajo bien
realizado. Manuel Kant.

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