domingo, 27 de noviembre de 2011

Semanario Nº 235º

El verdadero amor
Un hombre de cierta edad vino a la clínica donde trabajo para hacerse
curar una herida en la mano. Tenía bastante prisa, y mientras se
curaba le pregunté qué era eso tan urgente que tenía que hacer. Me
dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con
su mujer que vivía allí.
Me contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un
Alzheimer muy avanzado. Mientras acababa de vendar la herida, le pregunté si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana.
—No, —me dijo— ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que
no me reconoce. Entonces le pregunté extrañado:
—Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con
ella todas las mañanas?
Me sonrió y dándome una palmadita en la mano me dijo:
—Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella.
Tuve que contener las lágrimas mientras salía y pensé: “Esta es la
clase de amor que quiero para mi vida “.
El verdadero amor no se reduce a lo físico ni a lo romántica. El
verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que
ha sido, de lo que ser ‘ de-lo que ya no es... .

Decálogo del servicio
1. La calidad del servicio que usted presta está directamente
relacionada con la motivación que tenga para servir a los demás.
2. Cuando se esfuerce por ofrecer un buen servicio, no espere
recompensa; hágalo porque servir es uno de sus principios.
3. Un buen servicio es aquel que se anticipa a las necesidades de las personas.
4. Para ofrecer un buen servicio no es suficiente dominar unas
técnicas de relaciones humanas. Se requiere disciplina, sentido del
deber, compromiso con los principios y querer a la gente.
5. El servicio no admite vacaciones, ni excepciones: debe ser
permanente, con cada persona. El público no existe: existen individuos
concretos.
6. Póngase en el lugar del otro: qué piensa, qué quiere, cómo se
siente. Y pregúntese: ¿qué puedo hacer para ayudar a esta persona?
7. Tenga en cuenta que los demás no tienen por qué adivinar sus buenas
intenciones de servir. Sólo ven su cara: el espíritu de servicio hay
que concretarlo en la sonrisa, la mirada amable y los detalles de
cortesía.
8. Trate de igual manera a sus compañeros de trabajo que a los
clientes. Viva el espíritu de servicio con todos y siempre: clientes,
proveedores, compañeros, familiares, etc.
9. Darse a los demás, sirviendo, produce alegría y crecimiento
personal; otorga puntos para la propia carrera laboral; merece el
respeto de los otros, y agrada a Dios.
10. Cuando sirve a otros, usted vive muchos valores: colaboración,
ayuda, buenas maneras, solidaridad, respeto por los demás, calidad,
alegría...

Tranquilízame, Señor
Dios mío, tú me estás mirando con serenidad y con ternura. Sólo tú
puedes sanar este interior alterado. Derrama tu divina calma,
seréname, Señor, serena mi interior, aplácame, tranquilízame,
aquiétame por dentro. Con tu brazo firme rodéame, con tu caricia suave
cura mis miedos. Sáname, Señor, por las malas experiencias que me
alteraron. Creo en ti, Señor, y sé que de los males que me han
sucedido harás brotar algo precioso para mí. Yo te ofrezco los malos
momentos que he pasado para que me ayudes a salir adelante. Bendice mi
vida, Señor, rodéame con tu poder y protégeme. Así podré superar todo
mal momento. Derrama dentro de mí tu fuerza divina, tu poder infinito,
para que sea fuerte, para que recupere la confianza. Porque contigo
siempre podré seguir caminando. Gracias, Señor. Amén.

Borracho sentimental
Iba un borracho caminando a su casa, cuando se detuvo ante un letrero
que le llamó la atención. Y comenzó a llorar desconsoladamente. Pasó
por casualidad su vecino que, al verlo tan afligido, le preguntó:
—¿Por qué llora, vecino? El borracho le contestó:
— A lo que hemos llegado en este mundo. Mira lo que dice ese letrero:
“Se vende madre sin sentimiento”. El vecino lee el letrero y le
contesta:
— Pero, chico, ¿tú no ves que allí dice: “Se vende madera, zinc y cemento”?

Pensamientos
- Se teme demasiado perder los bienes de este mundo, y demasiado poco
el peligro de pecar y perder para siempre los bienes eternos. San
Francisco de Sales.
- Está alerta para evitar con perspicacia todo aquello que mata el
tiempo. A la indecisión destrúyela con la acción; a las dudas
sepúltalas bajo la fe; al temor elimínalo con la confianza. Og
Mandino.
- Los ideales que iluminan mi camino y una y otra vez me han dado
coraje para enfrentar la vida con alegría han sido: la amabilidad, la
belleza y la verdad. Albert Einstein.
- No hay cosa que haga más daño a una nación como el que la gente
astuta pase por inteligente. Sir Francis Bacon.
- Dios no habla, pero todo habla de Dios. Julien Green
- Para que triunfe el mal, solo es necesario que los buenos no hagan
nada. Edmundo Burke
- Llorar, sí; pero llorar de pie, trabajando; vale más sembrar una
cosecha que llorar por lo que se perdió. Alejandro Casona.
- Cuando se necesitan brazos, el socorro con palabras no sirve de nada. Esopo.

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