domingo, 21 de octubre de 2012

Semanario  Nº 125º 
 
La Medalla Milagrosa

Catalina Labouré nació el 12 de mayo de 1806 en Fain­les-Moutiers.
Cuando quedó huérfana de madre, Catalina pidió a la Virgen María que
fuera su madre para siempre. A los trece años Catalina llevaba toda la
organización de su casa. Cuando conoció a las Hijas de la Caridad que
hacían el bien a todos los desamparados pensó en ser una de ellas.
 El 1 de abril de 1830 entró en el noviciado de París. En los meses de
julio y noviembre de ese mismo año tuvo unas visiones: se le apareció
la Virgen María y le dijo que tenía que hacer una medalla en la que
estuviese la Virgen derramando rayos de gracias y dones sobre la
tierra. En la medalla tenía que poner «Oh María, sin pecado concebida,
ruega por nosotros que recurrimos a ti».
 Así lo hizo Sor Catalina a través de su confesor y la devoción a la
medalla de la Virgen fue extendiéndose rápidamente por todo el mundo.
Los dones de la Virgen se multiplicaron y la gente comenzó a llamar a
esa medalla la «Medalla Milagrosa».
 En 1831 la trasladaron a un asilo y a Catalina la hicieron encargada
de los ancianos. Pasó el resto de su vida sirviendo, orando y amando.
Nadie, salvo su confesor y su última superiora —seis meses antes de su
muerte— supo que era ella a quien la Virgen de la Medalla Milagrosa se
había aparecido. Fue proclamada santa por el Papa Pío XII en 1947.

Analiza y valora

Si te has despertado hoy con más salud que enfermedad, tienes más
suerte que el millón de personas que no va a sobrevivir esta semana.
Si nunca has conocido los peligros de la guerra, la soledad de la
prisión, la agonía de la tortura, los dolores del hambre, estás por
delante de 500 millones de personas en el mundo.
Si puedes ir a la iglesia o el templo sin ser perseguido, arrestado,
torturado o asesinado... tienes más libertad que 300 millones de
personas en este planeta.
Si tienes comida en tu heladera, llevas la ropa limpia, si tienes un
techo encima de tu cabeza y un lugar seguro donde dormir, tu nivel de
vida está por encima del de el 75% del planeta.
Si tienes dinero en el banco, en tu cartera, y unas monedas en una
jarra en tu casa, eres parte del 8% de la población próspera del mundo
entero.
Si tus padres están todavía vivos y casados, eres muy poco común...
Si llevas una sonrisa en tu cara, y estás agradecido por todo, estás
bendito, porque la mayoría de la gente lo puede hacer pero no lo hace.
Si puedes leer este mensaje has recibido una doble bendición, ya que,
primero alguien ha pensado en ti, y segundo, tienes más suerte que
2000 millones de personas de nuestro planeta que no saben leer.

Un corazón nuevo

Señor, dame hoy un corazón nuevo. Un corazón sin amarguras.
Un corazón sin susceptibilidades. Un corazón joven, capaz de olvidar
los agravios verdaderos o falsos. Dame hoy un corazón que sepa tener
esperanza cuando todos la pierden. Un corazón amable que sepa sonreír
aun en medio de las lágrimas. Dame un corazón que no pierda nunca
la confianza en los hombres, aunque fallen mil veces.
Un corazón que sepa ser siempre puro, generoso y desinteresado
aunque sienta el lastre del egoísmo y el llamado de los instintos.
Dame, Señor, un corazón amable y optimista como el tuyo.
Un corazón lleno de paz, de dulzura y de bondad.
Un corazón que ame realmente, y no se canse nunca de dar y pedir perdón.

En un hospital

El doctor está examinando a un paciente y le dice: —Usted debería
haber venido a verme antes. —Si... bueno, en realidad fui a ver a un
curandero. —Bien... ¿y que estupidez le dijo ese curandero? —Que
viniese a verlo a usted.

Estaban operando a un paciente de los riñones, cuando el doctor grita:

—¡Detengan todo! Detengan todo! ¡Que ha habido un rechazo! —¿Un
rechazo? ¿El riñón transplantado o los injertos, doctor?  —Peor aún,
¡el cheque! El cheque no tiene fondos.

Pensamientos

- La mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de
los problemas que en afrontarlos. Henry Ford.
 - No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad
olvida, pues no tiene oportunidad  de ponerse a prueba. Séneca.
- Jesús no ha venido a suprimir el sufrimiento. Ni siquiera a
explicarlo. Ha venido a llenarlo con su presencia. Paul Claudel.
- Todo lo que te guardes para ti mismo, acabará atrofiándose.
Rabindranath Tagore.
- Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro. Platón.
- Tú ganas lo que das; lo que conservas, lo pierdes. Refrán chino.
- No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a
tu abuela. Albert Einstein.

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