domingo, 29 de septiembre de 2013

Semanario  Nº 331º
Avalancha de nieve
María Simma fue una sencilla campesina que desde pequeña oraba por las
almas del Purgatorio. A los 25 años fue favorecida con el carisma de
ser visitada a menudo por estas almas. Vivía sola en su casita de
Sonntag en Austria. Fue alentada en su tarea por el párroco y el
obispo. María respondía con generosidad a los pedidos de las almas
benditas.

Una noche de 1954 un joven estaba en su casa, cuando de improviso un
terrible alud se abatió tan cerca que oía gritos que pedían auxilio.
Enseguida el joven se levantó y se precipitó para socorrer a esas
personas. Pero su madre en la puerta quiso impedirle el paso. El
joven, conmovido por los gritos y resuelto a auxiliarlos, empujó a su
madre y le dijo: "¡Sí, yo voy! ¡No quiero dejarlos morir así!” y
salió. Pero también él, a lo largo del trayecto, fue alcanzado por
otro alud y murió... Dos días después se apareció a María Simma y le
dijo: "Haz celebrar tres misas por mí, así seré liberado del
Purgatorio". Más tarde el joven le explicó que al dar su vida por esas
personas, el Señor perdonó sus muchos y graves pecados, y pudo entrar
rápido al Cielo porque la caridad cubre la multitud de las culpas.

De esclavo a médico

Cuántos, que sólo Dios conoce, han llevado una vida de generosa
entrega y servicio a los más pobres y necesitados. Así lo hizo el
africano Atiman, que había sido raptado de niño y vendido como esclavo
en el mercado público. Dos misioneros lo compraron y le dieron la
libertad. Como era inteligente, le dieron la posibilidad de estudiar y
después de varios años de estudio, se diplomó en medicina. En 1888 se
fue con ellos a la orilla del lago Tanganika a ofrecer sus servicios
de médico. Era el único médico en un extenso territorio y allí estuvo
al pie del cañón, sirviendo y sufriendo y ayudando a tanta gente
necesitada durante setenta años, hasta que murió como un santo en
1956.
Y tú ¿serías capaz de dar tu vida por los demás? ¿Y si Cristo te la
pidiera? Prepárate para la gran misión que Dios te ha encomendado y
ora, pidiendo luz y fuerza al Señor.

Ora antes de leer la Biblia

Gracias, Jesús, porque te hiciste hombre para traerme el mensaje de la
inconcebible misericordia de mi Padre Celestial. Gracias, porque tu
Palabra reaviva mi fe, esperanza y amor. Gracias, Señor,  por
ofrecerme tu luz y tu amor en las Sagradas Escrituras.
Perdóname, Señor, las veces que no recibo con sencillez de corazón y
docilidad los anuncios y promesas contenidos en la Biblia y cuando no
aprovecho con diligencia y constancia este alimento del alma.
Concédeme, Señor, escucharte cada día con humildad, en un ambiente de
silencio interior al leer el Libro Santo. Ayúdame, Señor, a liberarme
de las palabras inútiles que distraen mi espíritu. Haz que, meditando
tu Palabra como María en mi corazón, pueda hacerla fructificar en mi
vida. Alabado seas, mi Jesús, porque sólo tú tienes palabras de vida
eterna. Tus palabras son espíritu y vida. Amén.

Humor en el cuartel

Reúnen a todos los soldados en el patio del cuartel y forman una
línea, y el sargento dice: —El que tenga una navaja, dé un paso al
frente. Y un soldado dijo:
—Yo tengo una, mi sargento. Y el sargento dice:
—Okay, usted se va a Hawai por una semana, y todos los gastos pagados.
Al siguiente día, el sargento vuelve a preguntar:
—El que tenga una navaja, dé un paso al frente. Y todos dan un paso al
frente y el sargento les dice:
—¡Okay, hoy, todos a pelar papas!

Pensamientos

- Cuando hayamos aprendido a orar, habremos encontrado el secreto de
vivir bien. San Agustín
- Las convicciones adquiridas en la oración, son las únicas que no se
derrumban. Reinhoid Schneider.
- Nuestra crítica normalmente consiste en reprochar a los demás no
tener las cualidades que nosotros creemos tener. Jules Renard.
- Escuchar con paciencia es a veces mayor caridad que dar. San Luis,
Rey de Francia.
- Cuando se necesitan brazos, el socorro de las palabras no sirve de
nada. Esopo.
- A veces sentimos que lo que hacemos es tan sólo una gota en el mar,
pero el mar sería menos sin esa gota. Madre Teresa de Calcuta.
- Si es cierto que en cada amigo hay un enemigo potencial, ¿por qué no
puede ser que cada enemigo oculte un amigo que espera su hora?
Giovanni Papini.
- El amor propio sólo acaba con la vida; es imposible no sentir sus
ataques, basta, pues, esmerarse en corregirlo y reprimirlo poco a
poco. San Francisco de Sales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita!!!