domingo, 9 de noviembre de 2014



9 noviembre 2014 – Basílica S. Juan de Letrán – Los templos: Casas de Dios – Resonancias
Juan 2, 13 –22

Respeto al lugar sagrado
Cuenta san Pío de Pietrelcina: Una tarde, mientras estaba solo en el coro orando, vi a un fraile joven, quitando el polvo del altar mayor y colocando floreros; en una palabra, arreglando el altar. Creyendo que era fray León, me asomo y le digo:

Fray León, vete a cenar, no es momento de arreglar el altar. Entonces, una voz, que no era la de fray León, me responde: No soy fray León. Entonces, ¿quién eres? Soy un hermano tuyo, que hice aquí el noviciado. La obediencia me dio el encargo de limpiar el altar mayor durante el año de noviciado. Pero, muchas veces, falté al respeto a Jesús sacramentado, pasando delante del altar sin hacer la genuflexión ni reverenciar a Jesús que estaba en el sagrario. Por estas graves faltas estoy todavía en el purgatorio. Ahora el Señor, en su infinita bondad, me ha enviado a ti para que pueda salir de aquí, cuando celebres una misa por mí.

Creo que, si en vez de faltas de respeto, le diéramos a Jesús muestras de amor, trayéndole flores o velas para el altar..., si al estar en la iglesia estuviéramos con más respeto, amor y devoción, recibiríamos muchas más bendiciones en alegría, paz y amor para ser más felices; porque Jesús no se dejará ganar en generosidad. Ángel Peña en La Eucaristía el tesoro más grande del mundo.

Con el esfuerzo de todos
La construcción del Templo de María Auxiliadora en Turín llegaba a su término. Un hecho notable impresionó a Don Bosco y a los obreros. Un pobre revendedor de fruta se acercó a vender su mercadería. Se enteró de que se estaba construyendo la iglesia con aportaciones particulares de los fieles, y quiso él también tomar parte. Con generoso sacrificio llamó al maestro de obras y le entregó toda su fruta para que la repartiera entre los albañiles.
Queriendo, después, según su propia expresión, terminar la obra comenzada, rogó a los albañiles que le ayudasen a cargar con una gruesa piedra y con ella a hombros empezó a subir a los andamios. Temblaba el buen viejo bajo el peso de la piedra, pero le parecía liviana, dado el fin religioso que le animaba. Cuando llegó arriba, descargó la piedra y exclamó satisfecho: —¡Ahora  puedo dormir contento, porque espero poder participar de algún modo del bien que se hará en esta iglesia!

Recepción extraña y maravillosa
La mañana del 5 de abril de 1846, estando los jóvenes en un prado, Don Bosco, después de confesar a una buena parte, los reunió y les anunció que iban a ir a misa al convento de N. Sra. del Campo, casi a dos kilómetros, camino de Lanzo. Les dijo:
— Vamos como peregrinos a honrar a María para que esta piadosa Madre nos obtenga la gracia de encontrar pronto otro lugar para nuestro Oratorio. La propuesta fue recibida con alegría. Dado que la excursión tenía carácter de devoción y no de esparcimiento, mantuvieron una actitud más edificante que nunca y así, a lo largo del camino, fueron rezando el rosario, cantando las letanías y otras alabanzas piadosas. No habían llegado aún al convento, cuando, con gran maravilla de todos, empezaron a tocar festivamente las campanas de la iglesia. En efecto, nunca se había celebrado su llegada al son de los bronces sagrados.
La demostración fue tenida por tan extraña y fuera de costumbre que corrió la voz de que las campanas se habían puesto a tocar por sí mismas. Lo cierto es que el padre Fulgencio, guardián del convento, aseguró que ni él ni ninguno de la Comunidad había dado orden de tocar las campanas ese día y que, a pesar de sus indagaciones, no le fue posible descubrir quién lo hizo.  P. Ángel Peña, Vivencias de san Juan Bosco

Valiosos consejos de Don Bosco
Para luchar contra los malos pensamientos Don Bosco decía a los jóvenes: “El agua bendita sirve para alejar las tentaciones, y lo dice el proverbio, refiriéndose a quien huye rápidamente: Huye como el demonio del agua bendita. Así, pues, en las tentaciones y especialmente al entrar en la iglesia, hagan bien la señal de la cruz, porque allí los espera el demonio para hacerles perder el fruto de la oración. La señal de la cruz aleja al demonio por un momento: pero la señal de la cruz con el agua bendita lo aleja por mucho más tiempo. Un día estaba tentada santa Teresa. A cada asalto hacía ella la señal de la cruz y la tentación cesaba, pero a los pocos minutos volvía el asalto. Finalmente, cansada de luchar, se roció con agua bendita y el demonio tuvo que salir”.

“¿Quieren que les enseñe a no tenerle miedo y a resistir a sus asaltos? Escúchenme. No hay nada que el demonio tema más que estas dos cosas: 1. La Comunión bien hecha. 2. Las visitas a Jesús sacramentado.

¿Quieren que el Señor les conceda muchas gracias? Visítenlo a menudo. ¿Quieren que les haga pocas? Visítenlo poco. ¿Quieren que el demonio los asalte? Visiten poco a Jesús sacramentado. ¿Quieren que huya de ustedes? Visiten con frecuencia a Jesús. ¿Quieren vencer al demonio? Refúgiense con frecuencia a los pies de Jesús. ¿Quieren ser vencidos? Dejen de visitar a Jesús. Queridos míos, la visita a Jesús sacramentado es un medio muy necesario para vencer al demonio. Vayan, pues, a visitar con frecuencia a Jesús sacramentado y el demonio no podrá hacer nada contra ustedes”. P. Ángel Peña, en Vivencias de san Juan Bosco.

Jesús generoso en dar vida
En 1920, el padre Maximiliano Kolbe decidió visitar el Santísimo Sacramento treinta veces al día. El Padre Pal, un colega, atestigua que era fácil saber qué estaba haciendo y encontrarlo, porque siempre estaba en la capilla.

Esto fue lo que inspiró al padre Kolbe a dar su vida por la de su compañero de prisión. Innumerables veces había meditado sobre esta verdad en la presencia de nuestro Salvador. Jesús eligió la muerte en la Cruz para que pudiéramos tener la plenitud de su Vida en el Santísimo Sacramento. El padre Kolbe le dijo a sus hermanos franciscanos: “todos los hermanos menores deben tratar de imitar al hermano mayor, Jesús, en el Santísimo Sacramento”.

Y esto es lo que el padre Kolbe hizo cuando intercambió su propia vida por la de su compañero de prisión. El efecto más grande de su devoción al Santísimo Sacramento fue la IMITACION. Puede que no seamos llamados a tan dramático acto de generosidad, pero cada día somos llamados a muchos actos de desprendimiento, por lo que todos deberíamos ser motivados, influenciados e impulsados por el acto más grande de generosidad: el generoso amor de Jesús en el Santísimo Sacramento. Mons. Josefino Ramírez en Cartas a un hermano sacerdote.

Jesús: Sol Eucarístico
“Una tarde visité la capilla de unas Hermanas del lugar. Había allí una mujer de nombre Hilda Walstrun, rezando de rodillas, sollozando silenciosamente. Cuando le pregunté qué le pasaba, me respondió que sus lágrimas eran de gozo. Había asistido a la Misa y durante la elevación vio que la Sagrada Hostia se transformaba en un apasionado Corazón con la luz del Amor destellando rayos luminosos. Uno de esos rayos llegó a su corazón. Me comentó que en ese solo instante, ella había experimentado tanto amor como jamás alguien podría sentir, aunque viviese mil años.
Lo mismo le sucedió a la hermana Inés de Akita en Japón. Fue a rezar a la capilla de su convento y vio que una luz deslumbrante salía del Santísimo Sacramento. Cayó al suelo llena de amor divino. Por horas nadie pudo moverla. Veinte años después, el solo recuerdo de esta experiencia, ponía a la hermana Inés en éxtasis.
Tuve una larga conversación con el obispo Ito de Akita, presente entonces en la capilla, que podía atestiguar sobre la luz gloriosa que el Santísimo Sacramento irradiaba. Sucedió en 1973, en la fiesta del Sagrado Corazón y duró tres días. Esta aparición ya fue aprobada por la Iglesia.
En Fátima 70.000 personas vieron el milagro de la danza del sol. El sol en el cielo es un signo del Hijo de Dios en el Santísimo Sacramento. Uno es la fuente natural y el otro es la fuente sobrenatural de todo poder y vida. Por esto, todas las custodias son hechas en forma de un sol refulgente”. Mons. Josefino Ramírez en Cartas a un hermano sacerdote.

Al encuentro de Jesús
La adoración eucarística es un encuentro del alma y de todo nuestro ser con Jesús. Es la criatura que se encuentra con el Creador. Es el discípulo ante el divino Maestro. Es el enfermo con el médico de las almas. Es el pobre que recurre al Rico. Es el sediento que bebe de la Fuente.

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