lunes, 15 de diciembre de 2014

14 diciembre 2014– 3° Adviento B – Alegre espera del Señor – Resonancias
Juan 1, 6-8.19-28


Alegría profunda
La oración es el clima adecuado para que prosperen y se desarrollen las tres grandes virtudes: fe, esperanza y caridad. Y cuando estas virtudes teologales, que nos relacionan directamente con Dios, se adueñen de tu corazón, te sentirás arraigado también en la paz, la alegría profunda y la fortaleza de ánimo. Aquí te ofrezco un mensaje de la Reina de la Paz.

“¡Queridos hijos! También hoy los invito: oren, oren, oren. Solamente en la oración estarán cerca de mí y de mi Hijo, y se darán cuenta de cuán breve es esta vida. En su corazón nacerá el deseo del Cielo; la alegría reinará en su corazón y la oración fluirá como un río. En sus palabras habrá solamente agradecimiento a Dios por haberlos creado, y el deseo de la santidad llegará a ser realidad en ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”

En las causas de personas propuestas para ser declaradas santas por la Iglesia, se examina, en primer lugar, si se distinguieron por vivir en forma heroica las tres virtudes teologales. Te sugiero, pues, pedir cada día al Señor, con fervor de espíritu, que imprima en tu corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad. P. Natalio.

Corazón navideño
Navidad se acerca en medio de la aceleración que trae el último mes del año. También hay síntomas de fatiga y agotamiento que exigen unas buenas vacaciones, lejos de las tareas habituales… Navidad, Año Nuevo y días de descanso son la oportunidad que Dios te regala para afrontar 2015 con nuevas energías, nuevas ideas, nueva vida, nueva actividad.

Si tienes tristeza, alégrate, la navidad es gozo. Si tienes enemigos, reconcíliate, la navidad es paz. Si tienes amigos, búscalos, la navidad es encuentro. Si tienes padres a tu lado, ayúdalos,  la navidad es don. Si tienes soberbia, sepúltala, la navidad es humildad. Si tienes deudas, págalas, la navidad es justicia. Si tienes pecados, conviértete, la navidad es gracia. Si tienes tinieblas, enciende tu lámpara, la navidad es luz. Si tienes errores, reflexiona, la navidad es verdad. Si tienes odio, olvídalo, la navidad es amor.

Ahora, sosiega tu corazón, apacigua tu mente y elévate a una visión eterna de tu tiempo. En medio de la confusión de estos días, afloja las tensiones de tus nervios y músculos con la música del canto de los arroyos que viven en tu memoria. Pide al Señor te inspire a profundizar tus raíces en el suelo de los valores perdurables de la vida. Dios te bendiga. P. Natalio.

El guerrero y su esposa
La tormenta es un buen símbolo de nuestras crisis, angustias, pérdidas, fracasos…A saber, de todo lo que se presenta como algo doloroso, funesto e indeseable en tu vida. Pero son inevitables. Lo bueno es encontrar en todas ellas el lado positivo. Muy expresivamente escribió Luis Veuillot:  “Hay bendiciones de Dios que entran en casa rompiendo los cristales”.

Un valiente guerrero regresó a su pueblo después de haber combatido por su patria. Al llegar a casa, su alma se derrumbó, cuando le dijeron que su amada esposa había muerto. Abatido por el dolor, fue a consultar a un sabio anciano y, entre otras cosas, le preguntó: — ¿Qué puedo hacer para no olvidarme de mi querida esposa? —Construye un pozo en el desierto: -dijo el anciano-. Así, todas las caravanas darán gracias a Dios por calmar la sed y por tu amada esposa. Hizo el pozo y descubrió el apenado guerrero que había ganado la batalla más importante de la vida: Había derrotado la desesperación y el pesimismo.

“La lección más significativa que puede aprender el hombre en su vida no es que en el mundo hay dolor, sino que depende de nosotros sacar provecho de él, pues se nos ha permitido transformarlo en gozo”, (R. Tagore).  Bien recibido y madurado, el dolor acrecentará tu caudal de sabiduría, paz y amor.  Recuerda aquel versito que Don Bosco decía a los niños y jóvenes de su Oratorio: “Tristeza y melancolía, ¡fuera de la casa mía!”.

Capilla divertida 
¿Cultivas la alegría, la cordialidad, el buen humor? San Ignacio decía: “Me gusta ver reír a la gente. Un cristiano no tiene ningún motivo para estar triste y tiene muchos para estar alegre”. Y el P. Federico Faber: “No hay madera de santo en un alma melancólica; la alegría es como un misionero que predica a Dios haciéndolo amar”. En el avisador de una capilla se leía:

- El viernes, a las diecinueve, los niños del Oratorio representarán la obra “Hamlet” de Shakespeare, en el salón de la Capilla. Se invita a toda la comunidad a tomar parte en esta tragedia.
- Tema de la catequesis de hoy: “Jesús camina sobre las aguas”. Catequesis de mañana: “En búsqueda de Jesús”.
- El precio para participar en el cursillo sobre "oración y ayuno" incluye también las comidas.
- Por favor, pongan sus limosnas en el sobre, junto con los difuntos que deseen que recordemos.
- El párroco encenderá su vela en la del altar. El diácono encenderá la suya en la del párroco, y luego encenderá uno por uno a todos los fieles de la primera fila.
- El mes de noviembre terminará con un responso cantado por todos los difuntos de la parroquia.

Considera además que la risa es un buen factor de relajación para combatir el estrés. Beneficia la digestión y ayuda a conciliar el sueño. La jovialidad establece y afianza cálidas y duraderas relaciones humanas. El buen humor nos hace dar a los acontecimientos y a las personas su verdadera dimensión. Que también el sol de la alegría ilumine hoy tu vida. P. Natalio.

Padece melancolía
Un día llegó un hombre al consultorio de un famoso médico de París. Luego que el doctor lo examinó minuciosamente, dijo al paciente:
Lo que Ud. padece no es más que melancolía… Y ese estado de ánimo hay que combatirlo con mucha distracción, esparcimiento, diversiones…
Su consejo es excelente, doctor; lo difícil será encontrar aquello que sea capaz de distraerme.
El remedio lo hallará yendo a ver algunas de esas divertidas comedias de Molière, y que con tanto éxito se representan en la Comedia Francesa.
El paciente miró al médico y respondió: Creo que ese remedio será ineficaz. Molière soy yo.

Lleva alegría a los demás
1. Un hombre tiene un accidente con su nuevo Mercedes rojo y llega la policía al lugar del suceso. Allí se encontraron al accidentado en el suelo gritando entre sollozos por su coche que estaba destrozado. Los policías entonces le dicen:
 Pero, ¡hombre!, ¡como se lamenta por su coche...! ¿No se da cuenta que ha perdido su brazo izquierdo? El hombre, con cara de terror, grita:
  ¡Cómo! ¡Que he perdido mi brazo izquierdo! ¡Dios mío, mi Rólex! ¿Dónde está mi Rólex?

2. En un zoológico se escapó un león y, te imaginas, los visitantes llenos de pánico, corrían enloquecidos para todos lados.
Entre la gente había un paralítico en su silla de ruedas. Todos gritaban:
 — ¡Uy, uy! ¡El paralítico! ¡El paralítico!
Entonces el lisiado exclamó haciéndose oír por todos: —¡Por favor, déjenlo elegir a él!

3. Un hombre rico pero muy avaro estaba llorando. Un amigo lo vio y se acercó preocupado por su lamentable situación:
Pero Samuel, ¿qué te pasa?
Es que a mi peine se le ha roto un diente, y ahora tengo que comprarme uno nuevo.
Pero hombre, no es para tanto, total, puedes seguir peinándote con ese peine aunque le falte un diente. No, no lo entiendes, es que era el último diente que le quedaba...

4. — ¡Baja de ahí, sinvergüenza, y dime tu nombre! – le gritó el propietario a un niñito que estaba subido en un árbol robándole las manzanas. —¿Para qué quiere saber mi nombre?
—Para llamar a tu padre y decírselo.

—Pues búsquelo en la copa de aquel otro manzano... 

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