domingo, 28 de diciembre de 2014



28 dic. 2014 – Sagrada Familia B – Cuida y salva tu familia – Resonancias
Lucas 2, 22-40

El poder de la paciencia
Santa Mónica había comprendido que la paz es un don de Dios tan valioso, que vale la pena hacer cualquier sacrificio para no perderla por ningún motivo. El precio era una imperturbable paciencia con su hijo Agustín y con su esposo, los dos irascibles por demás. San Vicente Ferrer daba una recomendación especial a las esposas cuando eran insultadas por sus maridos.

San Vicente Ferrer regalaba a las señoras que peleaban mucho con su marido, un frasquito con agua bendita y les recomendaba: "Cuando su esposo empiece a insultarla, échese un poco de esta agua a la boca y no se la trague mientras el otro no deje de ofenderla". Y esta famosa "agua de Fray Vicente" producía efectos maravillosos porque, como la mujer no le podía contestar al marido, no había peleas.  

La paciencia es una madurez. Presupone virtudes tan sólidas como la humildad y la fe en Dios. Conseguirás la paciencia meditando en Jesús bondadoso, sufrido, servicial, y suplicándole vuelva tu corazón a semejanza del suyo, manso y humilde. Que el Señor te ayude a dar pasos para crecer en esta virtud tan necesaria. P. Natalio.

Cuida y salva tu familia
La Reina de la Paz, Ntra. Sra. de Medjugorje, en sus mensajes declara un objetivo del Enemigo:

“Queridos hijos, hoy los invito a renovar la oración en sus familias, para que cada una de ellas se transforme en alegría para mi Hijo Jesús. 25.01.92
En estos tiempos Satanás quiere suscitar el desorden en sus corazones y en sus familias. Hijitos, no cedan. No deben permitirle que los dirija a Uds., ni dirija sus vidas. 25.01.94
El fruto de la paz es el amor, y el fruto del amor es el perdón. Hijitos, los invito a todos a perdonar, en primer lugar en sus familias. 25.01.96
Queridos hijos, hoy los animo nuevamente a poner la oración en el primer lugar en sus familias, porque Satanás quiere destruirlas 25.04.96 y  25.06.95”.

Nunca a la otra orilla

Cuántas veces ansiamos maravillosos jardines que se ven a lo lejos en el horizonte, mientras nos olvidamos de aspirar la fragancia y admirar la belleza del rosal plantado junto a nuestra ventana. Gran parte de la infelicidad humana nace de no valorar todo lo que tenemos (tal esposa/o, hijos, casa, auto, etc.) y dejarnos arrastrar por la envidia comparándonos con los demás.

¿Por qué miras siempre hacia el otro lado? ¿Por qué piensas siempre que los otros, amigos, conocidos y vecinos, son más dichosos, y dices con ligereza: “A los otros les va mucho mejor, y yo doy lo mejor de mí y no llego a nada”? La otra orilla siempre es más bella. Yace muy lejos. Como petrificado, miras fijamente hacia la bella claridad. Jamás tuviste en cuenta que también los de la otra orilla te observan y piensan que posees mucha más felicidad, pues ellos solo ven tu parte agradable. Tus pequeñas y grandes preocupaciones no las conocen. Vivir feliz es un arte. Para ello conviene sentirse satisfecho. La felicidad no está en la otra orilla. ¡Está en tu forma de ver tu orilla!  Aprecia la orilla donde Dios te puso, y no creas que la otra es la mejor, pues Dios te puso donde debes estar.

Enumera tus bendiciones, todo lo positivo y gratificante que hay en tu propia vida, y tendrás sentimientos de gratitud y alegría que te harán feliz. Está siempre vigilante para no dejarte atrapar de la insatisfacción y descontento que paralizarían tus energías. El desafío de tu vida es florecer allí donde Dios te ha puesto, con la esposa/o que elegiste, con los hijos que Dios te ha dado. Que él te proteja y bendiga. P. Natalio.

Señor, bendice a mi familia
La oración es la llave que abre los tesoros del cielo. Es el puente siempre accesible por el que llegamos a Dios. El arte de orar es el arte de amar al Señor. Pero orar bien es un regalo de Dios. Por lo tanto, implora que envíe su Espíritu para que llene tu corazón con el fuego de su amor.
Señor, bendice a mi familia, a mis amigos y a sus familias. Revélales tu amor y tu poder. Señor, muéstrate en este momento: que donde haya dolor, nos des paz y consuelo y donde haya duda, tengamos confianza porque creemos en ti. Jesús, visita mi casa y llévate mis problemas, angustias y dolores. Señor, contágiame tu fuerza, para que yo también pueda aceptar la voluntad del Padre. Hoy vengo a ti, lleno de dolor, a llorar mis penas en tus brazos, Recurro a ti para que me libres y destrabes de todos los males que me acechan y me impiden ser feliz. Espero confiadamente en ti. Vivo confiadamente en ti.

La familia que reza unida permanece unida y reproduce el clima de la casa de Nazareth: Jesús está en el centro, se comparten con él alegrías y dolores, se ponen en sus manos las necesidades y proyectos, se obtienen de él la esperanza y la fuerza para el camino. Esa oración alcanza su culmen cuando la familia participa de la Misa del domingo. P. Natalio.

El círculo del odio
Cuentan que un importante señor gritó al director de su empresa, porque estaba enfadado en ese momento. El director llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de que estaba gastando demasiado, porque había un abundante almuerzo en la mesa. Su esposa gritó a la empleada porque rompió un plato. La empleada dio una patada al perro porque la hizo tropezar. El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la acera, porque le cerraba el paso.
Esa señora fue al hospital para ponerse la vacuna y que le curaran la herida, y gritó al joven médico, porque le dolió la vacuna al ser aplicada. El joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado. Su madre, tolerante y un manantial de amor y perdón, acarició sus cabellos diciéndole:

"Hijo querido, prometo que mañana haré tu comida favorita. Tú trabajas mucho, estás cansado y precisas una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas, para que puedas descansar en paz. Mañana te sentirás mejor". Bendijo a su hijo y abandonó la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos...

En ese momento, se interrumpió el círculo del odio, porque chocó con la tolerancia, la dulzura, el perdón y el amor.

La familia: lo más bello
Con la esperanza de poder pintar "lo más bello del mundo", un artista mientras recorría su camino, preguntó a tres personas lo que creían que podía ser lo más bello en este mundo.

"La fe", le respondió un sacerdote: "la encontrarás en cada altar". "El amor", le dijo una joven esposa. “El amor convierte la pobreza en riqueza, endulza las lágrimas; convierte lo poco en suficiente. Sin él no hay bellezas”. "La paz, es lo más bello del mundo", le respondió un soldado. "La guerra es horrorosa. Donde hay paz, hay belleza".

"¡Fe, Paz, Amor! ¿Cómo podré pintar un cuadro con estos tres valores?", cavilando, se preguntaba el artista… Y al entrar de regreso en su casa, vio fe en los ojos de sus hijos y amor en los ojos de su esposa. Y en el ambiente sereno de su hogar percibió la paz que la fe y el amor habían creado. Cuando pintó "lo más bello del mundo", pintó el Hogar.

¿A cuál hijo quieres más?
Preguntó Dios a una madre: —¿A cuál de tus hijos quieres más? Y ella respondió:

—Señor, al ausente, hasta que vuelva; al enfermo, hasta que sane; al triste, hasta que de nuevo esté alegre; al preso, hasta que recobre la libertad; al que sufre, hasta que se sienta consolado; al malo, hasta que otra vez sea bueno; al que le falta todo, hasta que no le falte nada; al descarriado, hasta que retorne al buen camino; al que está solo, hasta que no padezca de su soledad. onmovido, dijo entonces Dios: —No sé por qué dudan algunos de que hay un Dios en el cielo, si hay tantas madres como tú en la tierra.

El amor auténtico se manifiesta en servir, ayudar, proteger. “Obras son amores, y no buenas razones”, dice el refrán español. Bajar a lo concreto, aterrizar en la realidad de la vida, es el signo del amor maduro. Evidentemente esto requiere sacrificio, entrega y olvido de sí mismo. P. Natalio.

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