Domingo 4 de enero 2014 – Navidad 2º B – El Palabra
se hizo carne – Resonancias
Juan 1, 1-18
Palabras
inspiradoras
Si piensas que tus sencillas palabras de cada día pueden ser como dulce
música al oído y al corazón de los que están contigo, ¿no es verdad que
controlarás mejor toda palabra que sale de tu boca para que resulte
inspiradora, alegre y reconfortante para todos? Lee atentamente lo que hoy te
presento.
El abuso verbal,
aunque invisible, ataca la mente y el espíritu de los que lo sufren. Las palabras
que se dicen con rabia o resentimiento lastiman profundamente con efectos
prolongados. En verdad las palabras pueden doler como los golpes físicos.
Especialmente los padres deben saber que la crítica, el desprecio y los
insultos –aun cuando se los diga en broma– pueden lastimar el amor propio, o
dañar la autoestima en los niños. Las palabras dichas con amor ofrecen un real
elemento constructivo. Que seas generoso en elogiar, alentar, agradecer o pedir
disculpas. He aquí algunas frases estimulantes y sanadoras: “¡Muy buen
trabajo!”. “Déjame ayudarte”. “Cometí un error, perdóname”. “¡Felicitaciones!”.
“Estamos orgullosos de ti”. “Gracias”. “Te quiero”. “Admiro tu capacidad”. “Tú
puedes hacerlo muy bien”.
Para subrayar este mensaje, recuerda lo que escribió san Pablo a los
cristianos de Éfeso (4, 29): “No profieran palabras inconvenientes; al
contrario, que sus palabras sean siempre buenas, para que resulten edificantes
y hagan bien a aquellos que las escuchan”. Así seremos irradiación de Jesús“, la Palabra eterna de Dios
hecha hombre. P. Natalio.
Lámpara
para mis pasos…
La
Biblia
contiene la palabra sagrada escrita por autores inspirados y elegidos por Dios
para esa misión. Sabía él muy bien en medio de qué tinieblas se encontrarían
sus hijos en los años venideros, y por amor a cada uno de nosotros asistió con
dones especiales a los escritores del libro santo para que escribieran todo y
solo lo que él les inspiraba. Son cartas de amor de Dios. Debes leerlas pues
con fe y reverencia.
El Gobierno de los Estados Unidos no les enseña a los
agentes del Ministerio de Hacienda a detectar billetes falsos mediante el
estudio cuidadoso de billetes falsificados. Al contrario, les muestra una y
otra vez los billetes genuinos hasta que se memoricen el diseño. Entonces,
cuando un billete falsificado es colocado delante de ellos, lo reconocen
inmediatamente porque no está de acuerdo con el diseño que sus ojos buscan.
El único modo en
que puedes conocer si la palabra que lees es de Dios, es leerla una y otra vez
para que, cuando leas o escuches una palabra extraña, la puedas reconocer al
momento. Es mil veces más sabio dedicar tiempo para aprender la única palabra
verdadera, que tratar de aprender a detectar una multitud de medias verdades y
errores que circulan por allí. “Lámpara para mis pasos es tu palabra, luz en mi
sendero”. P. Natalio.
Antes
de la aurora
El salmista se levanta antes de la aurora,
llevado de un ardiente deseo de hacer oración: “Voy a cantar y a tocar: despierta, gloria
mía; despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora”, (57); “Oh Dios, tú eres
mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti”, (63); “Mis ojos se
adelantan a las vigilias de la noche, meditando tu promesa”, (94). Una oración
del S. 119:
V.
Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
R.
Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
V. Me
adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
R.
Espero en tu palabra.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
El salmista está poseído por una actitud de devoción. Por ella uno es
fuerte para superar las dificultades de la oración, tiene un ánimo generoso,
siente entusiasmo por Dios, pone en su lugar los deseos terrenos, en fin, su
corazón está pronto, decidido y alegre para el encuentro con Dios. Suplica al
Señor te regale el don de orar siempre con devoción. P. Natalio.
Quietos
en la iglesia
Jeremías sabía alimentarse con el pan de la Palabra de Dios. Sentía
consumirse su corazón anhelando encontrar un fragmento cualquiera de ese divino
manjar para saciar el hambre que atormentaba su espíritu. Hablando con Dios le
dijo una vez (15,16): “Cuando encontraba palabras tuyas, las devoraba; ellas
eran mi gozo y la alegría de mi corazón”. Esa sea tu actitud.
Una maestra de catequesis le preguntó a los niñitos de su
clase, cuando los llevaba a la
Iglesia llena de gente para la misa dominical:
“¿Por qué es necesario estar muy quietos en la iglesia?”
Una niñita le respondió ingenuamente: “Porque algunas
personas están durmiendo”.
Con actitud de humilde escucha oye o lee la Palabra. Esta disposición es un
don que debes pedir al Señor con la confianza de un hijo. Y el libro sagrado te
animará con promesas de
vida sin fin, será para ti una escalera para subir al cielo, te ofrecerá normas
simples de vida inocente y te descubrirá el amor entrañable de Dios por
ti. Que sea tu ansiado alimento. P. Natalio.
Nuestra necesidad básica
“Tú ves, oh Jesús, nuestra necesidad.
Necesitamos de ti, y de nadie más. Sólo tú puedes advertir cuán grande es la
necesidad que tenemos de ti en esta hora del mundo. El hambriento se imagina
que busca pan, y en realidad tiene hambre de ti. El sediento cree desear tan
sólo tomar agua y en realidad tiene necesidad y sed de ti. El enfermo se
ilusiona con el ansia de la salud y su mal está en la ausencia de ti”.
Si nuestra más grande
necesidad hubiera sido de dinero, Dios hubiera mandado a un economista. Si
nuestra más grande necesidad hubiera sido de conocimiento, Dios hubiera mandado
a un educador. Si nuestra más grande necesidad hubiera sido de diversión o
entretenimiento, Dios hubiera mandado a un animador o a un artista. Pero como
nuestra mayor necesidad es de amor y salvación, Dios mandó a su Hijo, que
es amor y Salvador. Dios, como un padre bondadoso, siempre nos da más de lo que
necesitamos. Él nos da bendiciones pero depende de nosotros la manera en que
veamos nuestra vida y el mundo.
“Pan de vida”, “luz
del mundo”, “la puerta de las ovejas”, “el buen pastor”, “la resurrección y la
vida”, “la vid verdadera”, “rey”, “camino, verdad y vida”, son algunos rasgos
del perfil de Jesús que nos descubren su rica personalidad y su misión en la
tierra. La lectura meditada del Evangelio te haga crecer en el conocimiento de
las insondables riquezas del Señor. P. Natalio.
Vivir
la Palabra
En la Palabra de Dios encuentras alimento cotidiano y
orientación en tu camino, consuelo y
fortaleza en tus penas, semillas de vida nueva, promesas de alegría sin fin,
normas de vida inocente y pura, maravillosos ejemplos de fe. La Reina de la Paz te pide que pongas el
Libro Sagrado en un lugar visible de tu casa y vivas con amor sus mensajes.
“¡Queridos hijos!
También hoy los invito a ser portadores del Evangelio en sus familias. Hijitos,
no olviden leer la Sagrada Escritura.
Pónganla en un lugar visible y testimonien con su vida que creen y viven la Palabra de Dios. Yo estoy
cerca de ustedes con mi amor, e intercedo ante mi Hijo por cada uno de ustedes.
¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
Antes de leer la Palabra puedes orar así: “Concédeme, Señor, escucharte cada
día con humildad, en un ambiente de silencio interior. Ayúdame a liberarme de
las palabras inútiles que distraen mi espíritu. Haz que, meditando tu
Palabra como María en mi corazón, pueda hacerla fructificar en mi vida. Gracias,
Jesús, porque tus
palabras son espíritu y vida”. P.
Natalio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario