domingo, 24 de julio de 2011

Semanario Nº 217

«Aquel hombre ciego nos salvó»
Dos jóvenes estudiantes rusos, Iván y Mijaíl, una fría mañana de
invierno, más que caminar corrían hacia la estación en Kislovodsk. Un
viaje largamente esperado, que ahora parecía frustrarse simplemente
porque se les había hecho tarde y estaban a punto de perder el tren.
Para mayor angustia, sucedió que cuando se disponían a cruzar una
transitada calle, ya cerca de la estación, se encontraron con un pobre
hombre, anciano y ciego, que se debatía entre el frío terrible de esa
hora y su urgencia de llegar al otro lado. Nadie parecía hacerle caso.
Al ver la necesidad del ciego, Mijaíl tuvo una lucha interna. Sabía
que cruzar la calle al paso del anciano implicaba perder esos
preciosos segundos que seguramente significarían luego horas de espera
hasta el siguiente tren. Pero pudo más un sentimiento de caridad
cristiana aprendido de su madre, que muchas veces en invierno
preparaba sopas para los pobres. Ahora la madre ya no estaba, pues
había fallecido ese mismo año, y Mijaíl sentía que tenía que hacer
algo. Así que, a pesar de las protestas y gruñidos de su joven amigo,
se detuvo y ayudó al anciano ciego. Su único pago, desde luego, fue la
sonrisa agradecida del buen hombre, que al final les dijo: «La Señora
[es decir, la Virgen María] los proteja con su oración.» Y podemos
decir que la oración de María los protegió.
Al llegar a la estación de Kislovodsk, agitados y sudorosos a pesar
del frío, se encontraron con la mala noticia: el tren había salido
hacía pocos instantes. Con desilusión le vieron alejarse a paso
sosegado y sostenido.
Como era de esperarse, Iván colmó de reproches a su amigo por su
«inoportuna» caridad. Entre otras cosas le dijo: «¿Es que no quedaba
más gente en Kislovodsk para ayudar a ese viejo?». Mijaíl lo escuchó
con paciencia y simplemente se sumió en el recuerdo de su caritativa
madre, siempre dispuesta a dar sonrisa, paz y amor a quien lo
necesitara.
Pero esa noche Iván había cambiado completamente de opinión. Aquel
tren fue víctima de un atentado terrorista, cerca de Yessentuki,
dejando cerca de cuarenta víctimas mortales y centenares de heridos.
«Disculpa mi lenguaje --dijo entonces Iván a Mijaíl-- ahora entiendo
que no estábamos haciéndole un favor a ese anciano; sino que aquel
hombre ciego fue quien nos salvó a nosotros».

Por la cruz a la luz
Un golpe inesperado nos duele, un revés de fortuna nos abate, una
enfermedad grave nos desconcierta, y nosotros nos quejamos amargamente
a Dios. Si prestásemos atención entonces a una voz que percibimos en
el fondo de nuestro corazón, oiríamos: “¿Y tú, hijo mío, por qué me
has olvidado? ¿Por qué estabas adormecido en el bienestar de una vida
mundana y placentera? ¿No he dicho yo que el que quiera seguirme debe
llevar su cruz todos los días? Pero tú no conoces sino los frívolos
placeres de la tierra, en donde seguramente habrías fijado para
siempre tu morada. Y porque yo, dice el Señor, amaba tu alma, por eso
te he mandado esta prueba. He querido sacarte de tu adormecimiento y
hacerte expiar las satisfacciones que al margen de mis Mandamientos te
permitías con las criaturas. Y por esto te abruma el dolor”. ¡Feliz el
cristiano que comprende este lenguaje e inclina la cabeza bajo la mano
divina que lo hiere para sanarlo y para que aumente su tesoro del
Cielo!
“Dichoso el hombre a quien Dios corrige, porque él hiere, y venda la
herida; golpea y sana con su mano” (Job 5, 17-18).

Pocas palabras, pero de corazón
La oración es la llave que abre los tesoros del cielo. Es el puente
siempre accesible por el que llegamos a Dios. El arte de orar es el
arte de amar al Señor. Pero orar bien es un regalo del Señor. Como los
apóstoles implorémoslo con frecuencia. Pidamos al Padre, por Jesús,
que derrame sobre nosotros un Espíritu de oración y de alabanza, (Zac.
12, 10).
Al leer el Evangelio, aprendemos que no hacen falta muchas palabras
para orar, sino que bastan pocas, pero que salgan del corazón. El
leproso dijo: “Señor, si quieres, puedes limpiarme”, (Lucas 5, 12). El
ciego de Jericó dijo: “Señor, haz que pueda ver”, (Lucas 18, 41). Los
apóstoles a punto de zozobrar gritaron: “Sálvanos, Señor, que
perecemos”, (Mateo 8, 25). El publicano en el templó oraba: “Ten
piedad de mí, Señor, que soy un pecador”, (Lucas 18, 13). Pedro dijo a
Jesús: “Señor, tú lo sabes todo, tu sabes que te amo”, (Juan 21, 17).
La samaritana pidió a Jesús: “Señor, dame de esa agua, para que no
tenga más sed”, (Juan 4, 15). Haz esto y vivirás…

Humor para la semana
- El cerebro es un órgano extraordinario. Empieza a funcionar cuando
uno se levanta por la mañana y no para… hasta llegar a la oficina.
- Más allá de cualquier duda, está comprobado que el hábito de fumar
es una de las principales causas de las estadísticas.
- Es difícil aceptar la crítica franca, especialmente cuando proviene
de un familiar, un amigo, un conocido… o un extraño.
- No tengo miedo a morir… simplemente no quiero estar allí cuando ocurra.
- No digas “bocón” al cocodrilo… hasta que estés bien lejos.

Pensamientos
- La falta de voluntad ha causado más fracasos que la falta de
inteligencia o habilidad. Anónimo
- La soberbia no es grandeza, sino hinchazón; y lo que está hinchado
parece grande, pero no está sano. San Agustín.
- Han sido los griegos los que nos han legado la palabra más bella de
nuestro idioma: la palabra «entusiasmo», del griego «theos», un dios
interior. Pasteur.
- Es el amor lo que da valor a todas nuestras obras; no es por la
grandeza y multiplicidad de nuestras obras por lo que agradamos a
Dios, sino por el amor con que las hacemos. San Francisco de Sales.
- Todo poder humano se forma de paciencia y de tiempo. Ralph Waldo Emerson
- No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber
sido feliz, sin haber aumentado tus sueños. Walt Whitman.
- En la vida hay algo peor que el fracaso: el no haber intentado nada.
Franklin Rooselvet
- Entiende que en el dolor se te prueba, para que no te abatas;
entiende que se te prueba en la prosperidad, para que no te exaltes.
San Isidoro de Sevilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita!!!