domingo, 3 de julio de 2011

Semanario Nº 214

El arte de comunicar
Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de
despertar, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño.
¡Qué desgracia, mi Señor!, exclamó el sabio. Cada diente caído
representa la pérdida de un pariente de su Majestad. ¡Qué insolencia!,
gritó el Sultán enfurecido. ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa?
¡Fuera de aquí! Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien
latigazos.
Más tarde ordenó que le trajesen a otro sabio y le contó lo que había
soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:
¡Excelso Señor! Gran felicidad te ha sido reservada. El sueño
significa que sobrevivirás a todos tus parientes. Se iluminó el
semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien
monedas de oro.
Cuando éste salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
¡No es posible! La interpretación que has hecho del sueño es la misma
que el primer sabio. No entiendo por qué al primero le pagó con cien
latigazos y a ti con cien monedas de oro. Recuerda bien, amigo mío,
respondió el segundo sabio, que todo depende de la forma cómo se dice.
De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia,
la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier
situación, de esto no cabe duda, mas la forma con que debe ser
comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas.

¡Me gusta la gente!
Me gusta la gente con la cabeza en su lugar, que sea espiritual, con
idealismo en los ojos y los pies en la realidad... Me gusta la gente
que ríe, llora, se emociona con una simple carta, un llamado, una
canción suave, una buena película, un buen libro, un gesto de cariño,
un abrazo. Gente que ama y tiene nostalgias; le gustan los amigos,
cultiva flores, ama los animales, admira paisajes, la poesía y sabe
escuchar.

Gente que tiene tiempo para sonreír, pedir perdón, repartir ternuras,
compartir vivencias y tiene espacio para las emociones dentro de sí,
emociones que fluyen naturalmente de adentro de su ser. Gente que le
gusta hacer las cosas que le gustan, sin huir de compromisos
difíciles, por más desgastantes que sean. Gente que ayuda, orienta,
entiende, aconseja, busca la verdad y siempre quiere aprender, aunque
sea de un niño, de un pobre, de un analfabeto...

Gente de corazón desarmado, sin odio y preconceptos baratos, con mucho
amor dentro de sí. Gente que se equivoca y lo reconoce, cae y se
levanta, asimila los golpes, tomando lecciones de los errores, y
haciendo redimir sus lágrimas y sufrimientos... ¡Sí! Me gusta mucho la
gente así. ¡Como tú!

Por los que me critican
“Te adoro, Señor, por todos los seres humanos, porque son tus
criaturas amadas y porque en ellos también hay reflejos de tu
hermosura. Quiero bendecir también a los que me envidian, me critican
o me miran mal. Quiero desearles que les vaya bien y que sean felices,
que te conozcan, te amen, y aprendan a vivir tu Palabra, que sean
santos y buenos. Yo los bendigo, Señor, con los mejores deseos de mi
corazón, porque así, tarde o temprano, podré estar en paz con ellos.
Cólmalos de alegría, de paz, de esperanza. Regálales el gozo de vivir
y de amar. Y ayúdame, Señor, para ser un instrumento de unidad y de
paz a mi alrededor, para que reine tu amor divino. Amén.” (Víctor
Fernández).

En el colegio me llaman…
- Mamá, mamá, en el colegio me llaman detective.
- Y eso, ¿por qué, hijo?
- Cállate, mamá, ¡aquí las preguntas las hago yo!

- Mamá, mamá, en el colegio me llaman disco rayado.
- ¿Por qué, hijo?
- No lo sé... No lo sé... No lo sé...

Pensamientos
- Querer pocas cosas a la vez pero quererlas a todo precio: ahí está
el secreto de la victoria. General Foch.
- Las tres cosas más difíciles de esta vida son: guardar un secreto,
perdonar un agravio y aprovechar el tiempo. Benjamín Franklin.
- La santidad no consiste en saber mucho ni en mucho meditar; la
santidad es un secreto: el secreto de mucho amar. Santo Tomás de
Aquino.
- Me he encontrado con muchas personas, en los ambientes y países más
diversos, que viven su castidad con alegría. Tienen en común un
secreto: una vida de oración. Nguyen Van Thuan.
- ¿Cómo pretendes que otro guarde tu secreto si tú mismo, al
confiárselo, no los has sabido guardar? Rochefoucauld.
- La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito." Ralph
Waldo Emerson.
- Ser veraz es la más alta máxima del arte y de la vida, el secreto de
la elocuencia, de la virtud y de toda autoridad moral. Henri Amiel.

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