domingo, 30 de diciembre de 2012

Semanario  Nº 292


El sabio y su hijito

Cierto día, un niño de cinco años entró en la oficina donde su papá
estaba entregado al estudio. El científico, un poco fastidiado, pidió
a su hijito que fuese a jugar a otro lado. Viendo que era imposible
sacarlo, el padre pensó en algo que pudiera ocuparlo. De repente
encontró una revista, donde había un mapamundi; justo lo que
precisaba. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y se lo
entregó, diciéndole: "como te gustan los rompecabezas, aquí tienes un
mapa para que lo armes sin ayuda de nadie".
Calculó que al pequeño le llevaría diez días componer el mapa. Pasadas
algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba: "Papá, papá, ya
hice todo, conseguí terminarlo”. Al principio el padre no creyó al
niño: imposible que a su edad hubiera conseguido recomponer un mapa
que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la
vista de sus anotaciones y, con gran sorpresa vio que el mapa estaba
completo.
Todos los pedazos estaban colocados en su debido lugar. – Pero hijito,
tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste? - Papá, yo no sabía
cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para
recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Así
que di vuelta los recortes y comencé a recomponer al hombre. Cuando
conseguí armar al hombre, di vuelta la hoja y vi que había puesto en
orden al mundo.

La taza de té

Debemos estar completamente atentos al presente para disfrutar de una
taza de té. Sólo siendo conscientes del presente, nuestras manos
sentirán el calor de la taza. Sólo en el presente, aspiraremos el
aroma del té, saborearemos su dulzura y llegaremos a apreciar su
exquisitez. Si estamos obsesionados por el pasado o preocupados por el
futuro, dejaremos escapar la oportunidad de disfrutar de una buena
taza de té. Cuando miremos el interior de la taza, su contenido ya
habrá desaparecido. Con la vida, ocurre lo mismo.
Si no vivimos plenamente el presente, en un abrir y cerrar de ojos, la
vida se nos habrá escapado. Habremos perdido sus sensaciones, su
aroma, su exquisitez y su belleza, y sentiremos que ha transcurrido a
toda velocidad. El pasado ya ha pasado. Aprendamos de él y dejémoslo
atrás. El futuro ni siquiera ha llegado. Hagamos planes para el
futuro, pero no perdamos el tiempo preocupándonos por él. Preocuparse
no sirve para nada. Cuando dejemos de pensar en lo que ya ha ocurrido,
cuando dejemos de preocuparnos por lo que todavía no ha pasado,
estaremos en el presente. Sólo entonces, empezaremos a experimentar la
alegría de vivir.

Oración de las cosas

Señor, ayúdame a encontrarte más cada día por el sendero de las cosas.
Dame ese sentido delicado que permite amar sabiamente a todas tus
criaturas, comprenderlas y aceptar sus dulces y fuertes lecciones.
Puesto que tú, Verbo de Dios, quisiste hacerte hombre, para parecerme
a ti no tendré que ser menos hombre, sino más y más divinamente
hombre. Con la santa sencillez cristiana, querría pasear mi oración
contigo, Señor, por todas las cosas de este mundo que es tuyo. Y en
ellas te encontraré; porque no es demasiado difícil saber dónde estás;
lo imposible es saber dónde no estás.
Me acostumbraré a mirar con admiración, interés y agradecimiento el
bosque y los trigos ondulados. Escucharé el murmullo del arroyo y el
canto del zorzal. Sentiré la frescura de la tierra recién arada y el
perfume de los campos. Tocaré delicadamente la rosa que se abre y el
fruto que madura. Aguzaré mis sentidos por la experiencia y la
observación, para llegar también por ellos hasta ti, Creador del
universo.

Futbolista cabezón

En la cancha desde la tribuna estaban cargando a un futbolista que era cabezón.
—¡Cabeza de zapallo!
—Tenés la cabeza como un globo terráqueo.
De pronto un señor le grita al cabezón:
—¡No le hagás caso! Vos tenés la cabeza común…
—¡Gracias, hermano! —exclamó el futbolista.
—…común camión!!!  Aplausos y carcajadas en la tribuna.

Entre vecinas
Estaban dos vecinas en la vereda y una le dice a la otra:
—Ay vecina, me da mucha pena que mi gallina haya destrozado tu jardín.
—No te preocupes, dice la otra, porque mi perro acaba de comerse tu gallina.
—Menos mal, dice la primera, porque mi coche acaba de matar a tu perro.

Pensamientos

- Hoy todos se encierran en su egoísmo, lo mismo que el cangrejo en su
caparazón, intentando como él devorar a su vecino. Alexis Carrel.
- Todo lo que te guardes para ti mismo, acabará atrofiándose.
Rabindranath Tagore.
- Si nos preocupamos demasiado por nosotros mismos, no nos queda
tiempo para los demás. Si no se vive para los demás, la vida carece de
sentido. Beata Teresa de Calcuta.
- Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro. Platón.
- Tú ganas lo que das; lo que conservas, lo pierdes. Refrán chino.
- Cuando dejamos a un lado nuestra dicha y nos concentramos en hacer
dichosos a los demás, mágicamente nos envuelve también a nosotros la
felicidad. Jacinto Benavente.
- Si dices: cada uno a lo suyo, (mi familia, mis estudios, mi
porvenir, mi bienestar, etc.), no me ocupo de los demás, y perseveras
en esa actitud, no te realizarás jamás, y quedarás gravemente
menoscabado y atrofiado. Michel Quoist.
- Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra
preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos. Albert
Einstein.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita!!!