domingo, 8 de diciembre de 2013



Domingo 8 diciembre 2013 – Resonancias de la Palabra de Dios
Judío salvado por el rosario
Conozco un judío, que durante la guerra mundial se escondió con otros cuatro soldados austriacos en el hoyo producido por una bomba. Pedazos de metralla saltaban por todos partes. De repente, una bomba mató a los cuatro compañeros. El judío tomó el rosario de uno de éstos y empezó a rezarlo. Lo sabía de memoria por haberlo oído rezar muchas veces. Al terminar la primera decena, le pareció que debía salir de aquel embudo. Se arrastró por el barro y suciedad y se metió en otro agujero. En aquel momento, estalló otra bomba en el hoyo que había dejado.

Al final de cada decena, fue trasladándose de refugio, y cuatro explosiones se sucedieron en los hoyos abandonados por él. Salvó su vida y en agradecimiento se propuso dedicarla a Nuestro Señor y a Nuestra Santísima Madre. Terminada la guerra, hubo de pasar por nuevos sufrimientos: su familia había sido aniquilada por Hitler, pero él mantuvo su promesa. Lo bauticé el año pasado y ahora está estudiando para sacerdote. (Fulton Sehen, Arzobispo de Nueva Cork)

Vivía a base de oxígeno y suero
El 24 de diciembre de 1985 en el pueblo Fuente del Maestre (Badajoz-España) ocurrió un milagro asombroso. La niña Rosa Paz Barrios, después de recorrer varios hospitales de Badajoz, Sevilla y Madrid fue desahuciada. El diagnóstico era encefalitis pos-sarampionosa, tetraparexia, coma, deterioro progresivo, alteraciones del ritmo respiratorio y respiración atáxica. Los últimos meses había perdido los sentidos y la movilidad y vivía a base de oxígeno y suero.

Aquel día de Navidad,  a las diez de la noche, estaba su madre y una vecina, rezando el rosario por su curación, como todos los días; cuando, de pronto, despertó como de un sueño profundo, se sentó en la cama y pidió de comer. Su madre le quitó las sondas y le trajo un plato de lentejas, que se comió tranquilamente, después de meses que no comía absolutamente nada. Este milagro fue publicado por todos los medios de comunicación de España.

Confesión de un mudo
En 1959, el padre redentorista Luis Larrauri confesó a un mudo. Dice así: Después de haber dirigido una misión popular, el hijo de un caballero me suplicó que fuera a confesar a su padre, que llevaba tres meses mudo y estaba gravísimo por efectos de una embolia. Fui a su casa y entré en la habitación del enfermo. Le dije: Esté usted tranquilo, yo le haré preguntas y usted me responde sí o no con la cabeza. Entonces, el caballero rompió a llorar. Y con voz alta y distinta se confesó. ¡Yo no salía de mi asombro! Y él me dijo: Padre, usted va a comprender inmediatamente por qué hablo en estos momentos. Desde los diez años tomé la costumbre de rezar por la mañana y por la tarde las tres avemarías, que me aconsejaron los misioneros. Desde los catorce años, perdí toda práctica religiosa, menos las tres avemarías. Ningún día las omití, pidiendo también la gracia de no morir sin hacer una buena confesión, porque necesitaba confesarme bien desde mi primera comunión a los ocho años…
Al terminar la confesión, quedó mudo otra vez. A las doce de la noche, de ese mismo día, había muerto en la paz de Dios.

Carga nafta y regala rosarios
En el pueblo italiano de Marciano di Romagna hay una gasolinera atendida por una anciana mujer, que lleva atendiendo desde hace 50 años. Se llama Prudencia Palazzi. Todos los choferes y camioneros la conocen y se detienen a charlar con ella, pues derrocha simpatía y cordialidad. Es amiga de todo el mundo. Pero tiene una particularidad: les reparte a todos un rosario para que la Virgen los acompañe, y los proteja de los peligros y bendiga a los niños. Así lo hace día tras día. Más de tres mil coches y camiones ostentan en su cabina el rosario de Prudencia como un trofeo de su amistad en la carretera. Prudencia no sólo regala rosarios, también reza por todos sus amigos y clientes.
En una ocasión, fue al santuario de Loreto para encomendárselos a la Virgen. Incluso, el Papa Juan Pablo II la recibió un día en Audiencia y le dijo: Muy bien, hija mía, adelante. Con la manga del surtidor y el rosario de la Virgen ganarás el cielo para ti y para tus amigos los automovilistas. Que Dios te bendiga.
Mil avemarías
Hay una devoción que consiste en rezar mil avemarías en la Asunción o Inmaculada Concepción de María, para obtener gracias imposibles. Beata María Romero estaba muy apenada porque su padre no comulgaba desde hacía más de un año. Ese 8 de diciembre se propuso arrancar a la Virgen María la gracia de su conversión. Ella era la animadora musical del Colegio. Ese día hubo dos misas solemnes a la mañana, a la tarde una celebración con cantos y la bendición con el Santísimo. Luego una función de gala en el teatro con varios números musicales. No se sabe cómo, pero Sor María Romero encontró tiempo para las mil avemarías. Cuando de noche salía del teatro con partituras bajo el brazo, el capellán al cruzarse con ella en el pórtico le dijo: ¿Adivina quién comulgó esta mañana? Tu padre. La Virgen Inmaculada se había adelantado en concederle la tan ansiada gracia.

El encanto del avemaría
José Luis Martín Descalzo contaba: Hace ya muchos años, durante el pontificado de Pío XII, una mañana, cuando desayunaba yo en la cafetería de un hotel de Roma, se me acercó una muchacha japonesa y, en un francés tan tartamudeante como el mío, me preguntó si yo era sacerdote. Cuando le dije que sí, me dijo sorpresivamente: ¿Podría explicarme usted quién es la Virgen María? Sus palabras me sorprendieron tanto que sólo supe responder: ¿Por qué me haces esa pregunta? Y aún recuerdo sus ojos, cuando me explicó: Es que ayer he oído rezar por primera vez el avemaría y no sé por qué me he pasado toda la noche llorando.
Entonces, tuve que ser yo quien le explicara que también yo necesitaría pasarme llorando muchas noches para poder responder a esa pregunta… “María es un misterio. Sí, un misterio que invita más a llorar de alegría que a hablar. ¿Cómo hablar de María con la suficiente ternura, con la necesaria verdad? ¿Cómo explicar su sencillez y su hondura sin palabrerías? ¿Cómo decirlo todo sin inventar nada?”

Prodigio de la medalla milagrosa
El señor Patricio Neger, su esposa y dos hijos pequeños (2 y 3 años) visitaron el santuario de la Virgen de la medalla milagrosa en la calle Du Bac de París, donde compraron las  medallas y se las pusieron al cuello. Allí mismo encomendaron a Dios y a María su viaje a España, que harían el día siguiente, 26 de noviembre de 1983, en la aerolínea colombiana Avianca. A la mañana siguiente, se levantaron felices para emprender el viaje y se dirigieron al aeropuerto Charles de Gaulle de París. Subieron al avión de Avianca con destino a Madrid; pero, cuando el avión se encontraba muy cerca del aeropuerto de Barajas, en Madrid, perdió altura y cayó incendiándose. Murieron 183 pasajeros; solamente hubo 8 sobrevivientes. Entre ellos, toda la familia Neger. Patricio salió por los aires al caer el avión a tierra y se desmayó. Recuerda: Cuando volví en mí, me encontré en medio del campo rodeado de trozos del avión. Parecía una pesadilla, pero no lo era. En esto, pude ver la silueta de una mujer con dos niños. Era mi esposa con mis dos hijos. Todos estábamos vivos. Ciertamente, la Virgen María no defraudó nuestra confianza en ella y nuestra familia siempre considerará el estar vivos como un milagro de María.

En las Revelaciones de santa Matilde se lee que la Virgen María le dijo con relación a su petición frecuente de que la asistiera en la hora de la muerte:
Sí, lo haré; pero quiero que por tu parte me reces diariamente tres avemarías, conmemorando en la primera el poder recibido del Padre eterno; en la segunda, la sabiduría con que me adornó el Hijo y, en la tercera, el amor de que me colmó el Espíritu Santo.
Esta devoción de las tres avemarías fue recomendada por algunos Papas como Pío IX, que las rezaba cada día después la misa. Y esta costumbre de rezar tres avemarías después de la misa, la extendió el Papa León XIII a todos los sacerdotes de la Iglesia. Muchos santos también aconsejaron esta devoción, especialmente, san Leonardo de Puerto Mauricio y san Alfonso María de Ligorio.

NB. Varias notas de esta Hojita se han seleccionado de “María, madre nuestra” del P. Ángel Peña. Es un autor interesante y bien informado. Te recomiendo leerlo en: www.autorescatolicos.org

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