1
junio 2014 – Ascensión – Misioneros y testigos – Resonancias de la Palabra
Coraje de ser católicos
En un pueblo de España, llegó un maestro nuevo. Al comenzar la primera
clase, lo recibieron de pie. El maestro les preguntó:
— ¿Por qué
están de pie?
— ¿No
rezamos?
— Si
quieren rezar, lo pueden hacer en sus casas o en la iglesia.
Los niños lo comentaron en sus casas y los padres de uno de ellos, le
dijeron: — Mañana tú te quedas de pie con tus amigos y rezas en voz alta. Al día siguiente, todos los niños de
pie rezaron, siguiendo al niño que había comenzado. Y el profesor les dijo: — Bueno, por mí como si
quieren rezar el rosario. Así rezaban todos los días, antes de la clase, como estaban
acostumbrados por el anterior profesor.
Le prohibieron hablar de Cristo
Michel Guery, en su libro Juventud,
nueva ola frente a Cristo, relata el testimonio de una institutriz polaca
que, después de la primera guerra mundial, estaba sin trabajo y debía ayudar
económicamente a su madre, viuda y enferma, así como a un hermanito menor. Por
fin, encontró trabajo en una casa de una familia judía. La señora la aceptó con
la condición de que no hablara de ninguna manera de religión con sus hijos.
Ella aceptó, porque necesitaba trabajar a toda costa.
Los cuatro niños de la familia eran totalmente indisciplinados y ella
tuvo que tener mucha paciencia para poder educarlos y hacerles entrar en
disciplina para que hubiera paz y orden en la casa. Pero un día, llegó la
enfermedad a aquel hogar. El pequeño Halm cayó enfermo de una grave y
contagiosa enfermedad y ella tuvo que cuidarlo con ternura, porque su madre
tenía miedo de contagiarse y solamente de lejos se asomaba a verlo.
Cayeron otros dos niños con la misma enfermedad y ella seguía
atendiéndolos con todo cariño. Y los niños llegaron a quererla de verdad y se
abrazaban a ella con la confianza de los niños que necesitan cariño y buscan
quién se lo dé. Sin embargo, cuando los niños estaban ya curados, también ella
cayó enferma de la gravísima enfermedad. Y ¿quién la cuidaría? La llevaron al
hospital. Y allí murió. Le abrieron el medallón que tenía al cuello y
encontraron un papelito que decía: Puesto
que me prohibieron hablar de mi fe, quiero vivirla. Ella vivió su fe hasta
dar la vida. Al poco tiempo, toda la
familia judía se hizo católica.
¿Eres
testigo de Jesús?
En ocasiones, se necesita mucha fortaleza para oponerse a las ideas y
costumbres del mundo que nos rodea. Por eso, se necesitan médicos católicos que
defiendan la vida a capa y espada, y sean excelentes en su labor. Necesitamos
maestros católicos, que enseñen siempre la verdad y no se dejen sobornar por la
mentira. Necesitamos historiadores y científicos católicos que descubran la
verdad, filósofos católicos, que ayuden a encontrar el sentido de la vida. Y
también se necesitan ingenieros, abogados y empresarios de conducta intachable
e insobornable.
Se necesitan políticos católicos, que velen por el bienestar de todos y
no claudiquen ante la mentira, la corrupción o la cultura de la muerte.
Necesitamos artistas católicos que creen obras de arte que perfumen nuestro
mundo con la belleza sin tener que acudir a groserías ni denigrar los valores
sagrados. Necesitamos literatos católicos y comunicadores que proporcionen la
verdad a través de los medios de comunicación. En una palabra, se necesitan
católicos que trabajen por un mundo mejor,
pero siguiendo los principios cristianos del amor, la verdad, la
solidaridad y la paz.
Un
gitano buen católico
El 9 de agosto de 1936, los comunistas españoles fusilaban en Barbastro
a Ceferino Giménez Malla, un gitano, buen católico, que todos los días iba a
misa y rezaba el rosario. Todos le llaman El Pelé. Lo habían arrestado quince
días antes, porque al ver que los milicianos detenían a un sacerdote por la
calle, se había puesto a gritar: — ¡Insolentes! ¡Tanta gente para poner
preso a un cura! Los milicianos le vaciaron los bolsillos, encontrándole un
rosario. Y lo llevaron con el sacerdote a la cárcel. En la cárcel todos rezaban
el rosario y oraban; él era incansable en la oración. Él había sido
especialmente devoto de la
Eucaristía, acudiendo a los Jueves Eucarísticos, a la Adoración nocturna y a
las Conferencias de san Vicente de Paúl. También pertenecía a los terciarios de
la Orden Capuchina.
A pesar de ser analfabeto, le gustaba siempre ayudar a todos y
especialmente enseñar el catecismo a los niños. El amor a María lo manifestaba
rezando el rosario todos los días. Cuando lo iban a fusilar, levantó el rosario
y gritó: Viva Cristo Rey.
Nueva misión para Madre Teresa
“Fue el 10 de septiembre
de 1946, en el tren que me llevaba a Darjeeling. Allí, mientras oraba a Nuestro
Señor en la intimidad y silencio, percibí con claridad que me urgía a renunciar
a todo para seguirle a Él, en los barrios pobres. El mensaje estaba muy claro:
tenía que dejar el convento de Loreto para entregarme al servicio de los
pobres, viviendo en medio de ellos. Era un mandato... Abandonar Loreto fue para
mí el mayor sacrificio. Mucho más difícil que abandonar mi familia y mi patria
por primera vez para entrar en el convento. Loreto significaba todo para mí...
Después de dos años de la llamada (con los permisos correspondientes) abandoné
Loreto el 16 de Agosto de 1948. Me encontré en la calle, sin techo, sin
compañía, sin ayuda, sin dinero, sin un empleo, sin garantía material alguna.
De mis labios brotó entonces esta oración: Tú, Dios mío. Nadie más que Tú.
Tengo fe en tu llamada y en tu inspiración. Estoy segura de que no me
abandonarás jamás. Ayúdame a serte fiel.
Yo confío en Ti...
Ese mismo día, en mi
primer recorrido por las calles de Calcuta, se me acercó un sacerdote y me
pidió un donativo para una colecta a favor de la prensa católica. Yo había
abandonado Loreto con cinco rupias, de las cuales había dado ya cuatro a los
pobres. Le di a aquel sacerdote la única rupia que me quedaba.
Aquella misma tarde, ese sacerdote me vino a ver y traía un sobre. Me
dijo que un hombre se lo entregó por haber oído hablar de mis proyectos, que
quería favorecer. En el sobre había 50 rupias. En aquel momento, experimenté la
sensación de que Dios había comenzado a bendecir la obra y de que ya no me
abandonaría jamás”.
Jesús sigue buscando ovejas perdidas
El padre Mateo Crawley, el gran apóstol mundial de la devoción al
Corazón de Jesús, cuenta que un día después de predicar un sermón en París, lo
detuvo una joven obrera y le pidió hablar con él. Como no tenía tiempo, pues le
estaban esperando en otra parte, le dio su dirección. Ella le escribió una
carta y allí le decía:
— Padre, pertenecía a una familia tan
desgraciada como impía. A los catorce años ignoraba hasta la existencia de
Dios, a pesar de haber sido bautizada. Al pasar un día delante de una iglesia,
vi mucha gente y entré. No entendía nada. Al llegar la comunión, le pregunté a
una señora qué iba a recibir aquella gente… Aquella señora me explicó lo que
era la comunión. Después me compró un catecismo y lo estudié para prepararme a
la confesión y comunión. Y sigue el padre Mateo:
Ahora es una religiosa
carmelita y hace poco me escribía la
Priora: Es la perla de las perlas, la joya de mi comunidad
Una
parroquia misionera
Cuenta el P. Ángel
Peña: En Arequipa, a través de los 17 grupos de la Legión de María, íbamos a
visitar a los enfermos a los hospitales, a visitar a las familias casa por casa
y teníamos 10 cuadros hermosos de la Virgen María que iban visitando las casas y
producían muchos frutos. Estábamos convencidos de que, donde había amor a la Virgen, no entraban los
hermanos separados. Recuerdo a una señora, que se había hecho evangélica y
asistía a su iglesia, pero que secretamente conservaba amor a la Virgen y se iba, de vez en
cuando, a una Iglesia católica a rezar delante de una imagen de María. Un día,
sus hermanos de religión fueron a su casa y encontraron una imagen de la Virgen y le dijeron que
tenía que tirarla y destruirla, pero ella dijo que NO. Ellos le hablaron del
infierno, de que era idólatra, etc., pero ella dijo que NO tiraba a la Virgen. Eso fue motivo
suficiente para dejar su iglesia y acercarse a nuestra parroquia. Actualmente,
es una buena cristiana, comprometida con la pastoral parroquial.
Las anécdotas de este día han sido
seleccionadas de “Coraje de ser católico” y
“ Hacia la santidad”, libos del P. Ángel Peña. Puedes leerlos en
www.autorescatólicos.org”
No hay comentarios:
Publicar un comentario