domingo, 29 de junio de 2014



  29 junio 2014 – Santos Pedro y Pablo A – Iglesia agredida – Resonancias de la Palabra

Tesoros del Vaticano
En la actualidad, todavía hay, incluso católicos, que critican los tesoros del Vaticano, como diciendo que la Iglesia no tiene sensibilidad social y debería vender esos tesoros para dar de comer a los pobres. Pero ¿alguna persona inteligente puede creer que vendiendo todas las obras de arte del Vaticano o de las iglesias del mundo entero se acabaría la pobreza del mundo? ¿Serviría de algo regalar todo el dinero recaudado? Además, esos tesoros están al servicio de toda la humanidad, que puede visitarlos en el Vaticano. Si se vendieran, estarían sólo al servicio de los pocos ricos que pudieran comprar esos tesoros y los pobres seguirían siendo pobres. Muchas veces, la pobreza depende del poco espíritu de trabajo, de la poca educación de la gente o también de la injusticia social y de la mala distribución de la riqueza, pues todo se lo aprovechan unos pocos, dejando en la miseria a la mayoría.

Recordemos que la Iglesia atiende a millones de alumnos pobres, a la mitad de los enfermos del sida y a miles de leprosos y discapacitados del mundo entero. Tiene muchísimas instituciones de caridad y muchos Institutos religiosos destinados a la caridad y a la educación. No está de más recordar que la Iglesia fue quien comenzó a construir hospitales en Europa y la que más luchó contra la esclavitud. Actualmente, es la Institución que más se preocupa de los inmigrantes, huérfanos, minusválidos y niños de la calle.


Reducciones del Paraguay
Un caso especial merecen las Reducciones del Paraguay. Veamos lo que dice de ellas el famoso filósofo francés, blasfemo y anticlerical, Voltaire: Cuando las Reducciones fueron arrebatadas a los jesuitas, en las misiones del Paraguay, en 1768, los indios habían llegado al grado más alto de civilización que un pueblo joven puede alcanzar... En las misiones se respetaba la ley, se llevaba una vida limpia, los hombres se consideraban como hermanos, florecían las ciencias útiles y aún algunas de las artes más bellas; y en todo reinaba la abundancia. Ahora sólo quedan en la selva unas ruinas ciclópeas de iglesias misionales, restos de casas, talleres y graneros como triste testimonio de la victoria de la Ilustración, es decir, del dominio de la Razón sobre Dios y el Evangelio.

El historiador francés Clovis Lugon dice de ellas: Ninguna región de América conoció en la época una prosperidad tan general ni un desarrollo económico tan sano y equilibrado. Entre 1608 y 1768 vivieron en las Reducciones unos 1.500 jesuitas y tuvieron 32 mártires, pero los gobiernos anticlericales y masones de España y de otros países europeos no descansaron hasta que fueron expulsados de sus territorios.


Museo del ateísmo
Se ataca a los católicos de moralistas y rigoristas, pero mucho más lo han sido los gobiernos comunistas.  En la Unión soviética, China y otros países dominados por el comunismo, había pena de muerte contra los que producían material pornográfico y, en general, para quienes se desviaban de la moral oficial del partido. Eran fusilados, incluso quienes cometían actos homo-sexuales consentidos entre adultos y lo mismo se hacía con los violadores y pederastas.

En Vilnius, la capital de Lituania, durante la dominación soviética, el gobierno comunista había convertido la iglesia de san Casimiro en un museo de ateísmo. Entre otras vulgaridades, había una foto del Papa rodeado de cardenales y obispos con un escrito que decía: ¿Para qué sirven estos payasos? ¿Para qué sirven sus ridículas costumbres? Estos parásitos viven del pueblo. Pero en diciembre de 1989, el jefe del gobierno ruso Mijael Gorbachov, después de visitar al Papa, dijo textualmente: Hemos hablado de muchas cosas. Me parece que mis preocupaciones han sido escuchadas con comprensión por el Santo Padre al igual que ha escuchado mis explicaciones sobre los problemas que tenemos ahora en nuestro país. Podríamos preguntar: ¿Realmente el Papa no sirve para nada? ¿Por qué entonces el jefe supremo de Rusia quiere entrevistarse con él y pedirle ayuda?  

  La revolución francesa
Muchos ateos o agnósticos hablan frecuentemente de que las religiones deberían desaparecer de la faz de la tierra, porque todas son fuente de violencia. Según ellos, la paz vendría automá-ticamente, si no hubiera religiones. Evidentemente eso no se lo creen ni ellos mismos. De todos modos, lo  que sí hacen es atacar al cristianismo y, de modo especial, a la Iglesia católica.

Pero los ateos en sus gobiernos ¿han sido pacíficos y animadores de la paz? Nada más falso. Cuando vino la revolución francesa, con la que se trató de destruir toda sombra de religión y de Dios, poniendo en su lugar a la diosa Razón, sucedieron los peores atropellos jamás vistos hasta entonces. Ellos, que hablaban mucho de los derechos del hombre y de la igualdad, fraternidad y libertad, cometieron un enorme genocidio. El historiador Secher afirma que en la región de la Vendée, de 10.000 kilómetros cuadrados, masacraron a 120.000 personas. Destruyeron sistemá-ticamente casas, cultivos y ganado para matar de hambre a los sobrevivientes. El general jacobino Westerman, que venció a los rebeldes, que no aceptaban las nuevas ideas antirreligiosas, escribió al gobierno de París: La Vendée ya no existe, ha muerto bajo nuestra libre espada con sus mujeres y niños. Acabo de enterrar a un pueblo entero en las ciénagas y los bosques de Savenay. Ejecutando sus órdenes, he aplastado a los niños bajo los cascos de los caballos y masacrado a las mujeres que así no parirán más bandoleros. No tengo que lamentar ningún prisionero. Los he exterminado a todos.

La Iglesia ¿causa de todos los males?
Algunos ven a la Iglesia católica como la causa de todas las desgracias de la humanidad. Nietzsche en su obra El anticristo dice esto, refiriéndose concretamente a la Iglesia protestante de Dinamarca, pero muchos se lo aplican a la Iglesia católica, calificándola de oscurantista, anticuada e intolerante. El hecho de que la Iglesia no acepte el aborto o los anticonceptivos o el matrimonio homosexual..., es visto como si fuera enemiga de la cultura y de la modernidad.

Pero la Iglesia tiene dos mil años de historia y no está al vaivén de las opiniones de cada época. El relativismo reinante afirma que nadie puede conocer la verdad. Cuando la Iglesia habla de verdades seguras y absolutas, basadas en el Evangelio, la califican de intolerante, como si uno no pudiera tener derecho a conocer la verdad y a no vivir sólo de opiniones.  Pero es curioso, todos los que hablan contra la intolerancia religiosa, son intolerantes con ella y le imponen sus opiniones ya sea en educación, en cuestiones de aborto, homosexualidad… Suprimen todo signo religioso en escuelas o edificios públicos y fomentan todo lo que sea anticristiano, rechazando lo católico, especialmente, con leyes y normas en política, educación, etc.

Las Cruzadas
Según el historiador norteamericano Thomas Madden, hay muchos mitos sobre las Cruzadas. Así lo explica en su libro A concise history of the crusades. Uno de los mitos es creer que fueron guerras de agresión contra un mundo musulmán pacifico. Esta es una afirmación equivocada, pues los musulmanes, desde los tiempos de Mahoma, intentaron conquistar el mundo cristiano. En el siglo XI ya habían conquistado dos terceras partes del mundo cristiano (Palestina, Egipto, Asia Menor, Norte de África, España…).

Vittorio Messori dice: En 1453, tras siete años de asedio capitula y es islamizada la misma Constantinopla, la segunda Roma. El rodillo islámico alcanza los Balcanes y, como por milagro, es detenido y obligado o retroceder ante los muros de Viena.  Todavía hoy, ¿qué país musulmán reconoce a los otros, que no sean los suyos, los derechos civiles o la libertad de culto? ¿Quién se indigna ante el genocidio de los armenios ayer o de los sudaneses de hoy? Un simple repaso a la historia, incluso en sus líneas generales, confirma una verdad evidente: una cristiandad en continua postura defensiva respecto a una agresión musulmana, desde los inicios hasta hoy… ¿Deberán ser quizás los católicos quienes se hagan perdonar por aquel acto de autodefensa, por aquel intento de tener al menos abierta la vía de la peregrinación a los lugares de Jesús, que fue el ciclo de las Cruzadas?.

Todas estas notas son del P. Ángel Peña en “Coraje de ser católico" www.autorescatolicos.org

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