15 junio 2014 – Santísima Trinidad A – Resonancias de la Palabra
Dibujo
libre
Un poeta escribió que “los niños vienen a la
tierra con todo el cielo enredado en los ojos”. Sin duda quiso expresar que
tienen unos ojos tan inocentes y puros que nos hacen pensar en la santidad de
ese Dios que es todo luz y pureza, “en quien no hay tiniebla alguna” (1Jn 1,5).
Lee la anécdota de una niña que parecía traer a Dios prendido en la diafanidad
de sus recuerdos…
Una maestra de Jardín observaba a sus alumnos mientras hacían
un dibujo libre que les había pedido. Al llegar al lado de una niñita que muy
concentrada hacía su trabajo, la maestra le preguntó qué era aquello que
dibujaba. La niña le respondió: “Estoy dibujando a Dios”. La maestra le replicó:
“Pero es que nadie sabe cómo es Dios, porque nadie lo ha visto”.Sin levantar
siquiera la vista del dibujo, la niñita añadió muy segura: “Lo verán dentro de
un minuto”.
“Si no vuelven ustedes a ser como niños, no entrarán en
el Reino de los cielos”, dijo Jesús. Los niños son puros, inocentes, sencillos,
sinceros, humildes, confiados. Pidamos al Señor con insistencia que estas
cualidades vayan configurando nuestro corazón para poder ver ese divino rostro
que sólo se revelará a los puros de corazón.
Totalmente
diferente
Hay una leyenda, narrada por un escritor alemán moderno. En un
monasterio, vivían dos monjes entre los que existía una profunda amistad. Uno
se llamaba Rufus y el otro Rufinus. En todas sus horas libres no hacían sino
tratar de imaginar y describir cómo sería el cielo. Rufus, que era maestro de
obras, se lo imaginaba como una ciudad con puertas de oro, cuajada de piedras
preciosas. Rufinus, que era organista, lo soñaba resonando con melodías
celestes.
Al final, llegaron a un acuerdo: el primero que muriese de ellos,
volvería la noche siguiente para asegurar al amigo que las cosas sucedían como
habían imaginado. La contraseña consistiría solamente en una palabra. Si pasaba
como habían pensado, diría simplemente: taliter,
es decir, así es. Si fuese de otro modo, diría: aliter, es decir, diferente.
Una tarde, mientras estaba al órgano, el corazón de Rufinus se detuvo.
El amigo veló tembloroso toda la noche, pero no pasó nada. Esperó con vigilias
y ayunos semanas y meses, pero no pasó nada. Finalmente, en el aniversario de
la muerte de Rufinus, de noche, en un halo de luz, entra en su celda el amigo.
Viendo que callaba, le pregunto: ¿Taliter?
¿Así es? Pero el amigo sacudió la cabeza en ademán negativo. Desesperado, gritó
entonces: ¿Aliter? ¿Es diferente? De
nuevo, el signo negativo de cabeza.
Y, finalmente de los labios cerrados del amigo brotaron como un soplo
dos palabras: totaliter aliter, es
decir, totalmente diferente. Rufus comprendió en un abrir y cerrar de ojos que
el cielo es infinitamente más de lo que habían imaginado, que es algo
indescriptible; y, al poco tiempo, murió también él por el deseo de
experimentarlo. P. Ángel Peña en
“Experiencias de Dios”.
¡Cuánto te ama Dios!
La Biblia es una carta de Dios que nos ama. Medita estas frases: Yo soy tu
proveedor: miro por tus necesidades, (Mt 6, 31-33). El plan que tengo para tu
futuro está siempre lleno de esperanza, (Jer. 29, 11). Yo te amo con amor
eterno, (Jer. 31, 3). Me regocijo por ti con cantos de alegría, (Sof. 3, 7).Tú
eres de gran precio para mí, porque eres valioso, (Is.43, 4). (Sigue).
Si Dios tuviera una heladera, tu fotografía estaría
pegada a su puerta. Si él tuviera una billetera, llevaría en ella tu foto. Él
te envía flores cada primavera. Él te regala un amanecer soleado cada mañana.
Las veces que deseas hablar, él te escucha. Él puede vivir en cualquier parte
del universo, pero eligió... tu corazón. Reconócelo como amigo. ¡Él está loco
por ti! Dios no prometió días sin dolor, risas sin penas, sol sin lluvias, pero
prometió fortaleza para el día,
consuelo para las lágrimas, y luz para el camino. Tanto te ama que murió por ti. Ahora mismo, abre tu corazón y déjate amar por Dios.
consuelo para las lágrimas, y luz para el camino. Tanto te ama que murió por ti. Ahora mismo, abre tu corazón y déjate amar por Dios.
Yo deseo afirmarte
dándote todo mi corazón y toda mi alma, (Jer. 32, 41). Deléitate en mí y te
concederé las peticiones de tu corazón, (Sal. 37, 4). Porque yo soy el que
produce en ti el querer y el hacer, (Flp. 2, 13). Yo también soy el Padre que
te consuela y reconforta en todos tus problemas, (2 Cor. 1,3-4). Como el pastor
carga a un cordero, yo te cargo a ti cerca de mi corazón, (Is. 40, 11). La Palabra de Dios fortalezca
tu confianza en el Señor., uno y trino.
Gabriela
Bossis (1874-1950)
Esta
gran mística francesa recibía mensajes de Jesús en los que le pedía una vida de
comunicación amorosa y sencilla con Él. En su libro Él y Yo,
que es su Diario y, tiene más de 50 ediciones, ella nos va desgranando los mensajes recibidos. Jesús quería que
su vida fuera un continuo acto de amor y comunicación amorosa con Él. Veamos un
mensaje: Un Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, puede producir
allá a lo lejos una conversión, cambiar la actitud de un gobernante, pacificar
un pueblo, ayudar al Papa, extender la acción de los misioneros, hacer vivir a
Dios en el interior de las almas, someter a un moribundo difícil. ¿Qué no podrá
lograr un solo Gloria al Padre, animado por la divina misericordia? (Nº
1477)
Santa Faustina Kowalska escribió en su Diario: Durante la misa, de repente, fui unida a la Santísima Trinidad.
Conocí su Majestad y su Grandeza. Estaba unida con las tres personas. Cuando
estaba unida a una de estas venerables personas, al mismo tiempo estaba unida a
las otras dos personas. La felicidad y el gozo que se comunicaron a mi alma son
indescriptibles. Me apena no poder expresar con palabras aquello para lo cual
no existen palabras.
Entre truenos y relámpagos
Un niño es el regalo
de Dios para tus días tristes. Es el movimiento y el torbellino de la vida que
se agita, que salta, que corre, que sueña, que sonríe y se duerme. Un niño es
siempre una esperanza, un por qué vivimos y trabajamos sin dar lugar a la
fatiga. Un niño es un misterio impenetrable; ¿qué será de él en el futuro?
Una nena, como
todos los días fue caminando a la escuela, a pesar del mal tiempo y de las
nubes oscuras. A los pocos minutos el viento arreció y empezaron los rayos y
los truenos. La madre pensó que su hijita podría tener miedo en el camino, pues
ella misma estaba asustada por la tormenta. Preocupada, la madre entró a su
auto, y se dirigió a la escuela. En el camino encontró a su hija caminando, y
notó que a cada relámpago la niña se detenía, miraba hacia arriba y sonreía.
Cuando la niña subió al auto, la madre le preguntó muy curiosa: —¿Qué estabas haciendo? La niña le respondió: —Estaba sonriendo, porque Dios no paraba de sacarme fotos.
Un niño es el interrogante permanente sobre el mundo que hemos construido,
sobre los valores que nos movilizan, sobre el destino de nuestra humanidad... ¿Saldría
el sol cada mañana si ellos no iluminaran nuestras noches? ¿Podríamos vivir sin
su bullicio, sin sus sonrisas, sin la abismante profundidad de sus preguntas? (Anónimo).
Agradezcamos este don del Cielo. P. Natalio.
El
Padrenuestro de Dios
Por devoción a
Cristo, que nos enseñó el Padrenuestro, éste ha de ser tu oración preferida
entre todas las oraciones. Es bueno profundizarla, recitarla con frecuencia,
venerarla. Pero mejor que recitarla, es recrearla y meditarla. Es la oración de
los discípulos de Jesús. En el Catecismo de la Iglesia Católica se le dedica
un amplio espacio para explicarla con detención.
Hijo mío que estás en
la tierra, preocupado, solitario, tentado. Yo conozco perfectamente tu nombre,
y lo pronuncio como santificándolo, porque te amo. No, no estas sólo, sino,
habitado por mí, y juntos construimos este reino del que tú vas a ser el
heredero. Me gusta que hagas mi voluntad, porque mi voluntad es que tú seas
feliz. Ya que la gloria de Dios es el hombre viviente. Cuenta siempre conmigo y
tendrás el pan para hoy, no te preocupes, sólo te pido que sepas compartirlo
con tus hermanos. Sabes que te perdono todas tus ofensas antes incluso de que
las cometas. Por eso te pido que hagas lo mismo con los que a ti te ofenden.
Para que nunca caigas en la tentación, tómate fuerte de mi mano y yo te libraré del mal, pobre y querido hijo
mío. José Luis Martín Descalzo.
Acabas de leer una
recreación del Padrenuestro desde el punto de vista de Dios. Visión refrescante
que da nueva luz a esta oración tan antigua y repetida. Algo más: las dos
partes del Padrenuestro animan a prestar atención en primer lugar a los
problemas de Dios, y luego a los nuestros. Te invito a rezar el Padrenuestro en
clave de acción de gracias. P. Natalio.
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